Sin trabajo no hay dinero, y sin dinero no hay calidad de vida. Algunos manifestantes no reconocen que el turismo en el sur del país es una gran fuente de ingresos, o la única fuente, para miles de ciudadanos que esperan las épocas de vacaciones y festividades para recibir a miles de turistas tanto extranjeros como nacionales. Desde la persona que tiene su pequeño local de venta de comida, o el guía turístico que aguarda la llegada de los visitantes, o los transportistas que obtienen una buena suma de dinero movilizando a los turistas, hasta las empresas hoteleras que se alistan para recibirlos. Todo eso poco a poco se va desvaneciendo debido a las protestas y bloqueos de carreteras.
La Ciudad Sagrada del Cusco vive del turismo y es una de las más perjudicadas por las manifestaciones, viendo mermada la llegada de turistas.
Cada vez son más los turistas que han dejado de lado sus paquetes adquiridos y han procedido a cancelarlos, ello debido a las protestas y bloqueos en las vías, dificultando así la normal movilización. Jhon Gonzales, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Cusco, revela que desde comenzaron las protestas, un 80% de paquetes turísticos han sido cancelados.
Gonzales, sostiene que, desde el inicio de las protestas, el 80% de paquetes turísticos se cancelaron en Cusco. Toda la familia Franco es perjudicada con esta estampida turística. Además de las artesanías dan hospedaje y alimentación a los foráneos.
“Cancelaron las reservas hasta abril. No tendremos ingresos por tres meses. Falta ver qué pasará en los siguientes meses del año”, aseguró Gonzales para el diario La República, enfatizando que, hasta el momento, se registran pérdidas de 100 millones de dólares en Cusco.
Por su parte, la Cámara de Turismo de Ollantaytambo, precisa que estas paralizaciones y cancelaciones han generado que no haya el mismo flujo de visitas y, ante ello, las empresas hoteleras han decidido despedir a casi un 70% de trabajadores ante la falta de ingresos.
Las cajas cierran en cero algunos días. No hay pedidos desde noviembre. Esperan reactivarse hace tres años. Primero la pandemia, luego las protestas contra Manuel Merino y Dina Boluarte. El infortunio para ellos no da tregua.
La ruta turística del Valle Sagrado de los incas es una de las más populares del país. Además de Pisac, abarca Coya, Lamay, Calca, Urubamba, Ollantaytambo y Chincheros. En 2019, recibía a tres millones de visitantes. Según la Cámara de Comercio del Cusco (CCI), durante la pandemia, la cifra descendió. La reactivación económica fue petardeada por las constantes huelgas. Se estima que por lo menos perdieron un millón de visitas.
El mismo drama se repite en otras empresas del sector. Berner Caballero es dueño del Museo del Pisco, un bar turístico para degustar buenos cocteles y tragos. A diario, llegaban 400 parroquianos, ahora en dos días no atiende ni a 60.
Cusco es el primer destino turístico del país. De esta región dependen Puno y Arequipa. La orfandad de Cusco arrastra a sus vecinas. Si el país resuelve su crisis mañana la tarea será reconstruir la imagen del país.
“Al visitante que lo hiciste caminar o perder el vuelo aéreo de regreso a su país dará una opinión desfavorable. Ese punto de vista influirá en 30 visitas menos”, dice el empresario turístico de Arequipa, Jorge Valderrama.