Con el nuevo gobierno de Pedro Castillo nada ha cambiado. El sistema de salud en el Perú sigue en crisis. Pacientes que ingresan por emergencia son maltratados y enviados a morir a sus casas. La razón: no hay camas. Una realidad que viven miles de vecinos en San Juan de Lurigancho (SJL), el distrito más poblado del Perú.
Debido a la falta de recursos económicos, millones de peruanos sufren el permanente maltrato de los hospitales del Estado. En el nosocomio de San Juan de Lurigancho, que es administrado por el Ministerio de Salud (MINSA), diariamente los médicos actúan de forma inhumana: para ellos la “emergencia” ya no es una situación que requiere especial atención. Para ellos una emergencia se controla con paracetamol y sedantes. Aquí ya no importa el paciente, aquí lo único que importa es sacarse de encima a los obreros, ancianos, desempleados, madres solteras y huérfanos enfermos. Hijos del desborde popular que en 1970 cargando sus palos y esteras construyeron un hogar en medio de la pobreza.
Cómo retratar la historia de un país que tiene un sistema de salud colapsado. Cómo entender la miseria humana que hoy demuestran los hombres de blanco. Casos hay miles, pero nos centraremos en uno. El lunes 23 de agosto, René Callata Limahuaya, de 32 años, sintió un fuerte dolor abdominal, resistió en su casa todo lo que un ser humano puede soportar. Ante el imparable dolor, su familia lo trasladó de emergencia al Hospital de SJL ubicado en el paradero 10 de la Av. Canto Grande.
“El lunes 23 a mi hermano lo llevamos al hospital, entramos por Emergencia, pero eso no parece Emergencia, a los pacientes los tienen sentados en unas sillas al aire libre, todos están amontonados. Ese día solo le dieron medicinas y luego le dieron de alta. Al día siguiente estuvo un poco sentido, pero el miércoles el dolor regresó tan fuerte que ya no lo pudo aguantar. Yo me desesperé, y lo llevé al hospital nuevamente, es ahí que le digo al doctor que mi hermano está así desde el día lunes, ya estamos jueves y sigue con el dolor y lo único que hacen aquí es ponerle una medicina y le dan de alta. Durante esos días no lo evaluaron, ni le hicieron algún examen”, nos comenta Fabiola (25), hermana menor de René.
Al ver a su hermano sufriendo de dolor, Fabiola se alteró y reclamó de forma enérgica al doctor de turno. Recién ante la exigencia y luego de cuatro días de dolor, René ingresa a tópico. “Después de esto qué viene, porque yo de acá ya no pienso moverme hasta que atiendan a mi hermano como debe ser”, exclamó Fabiola al médico. Es ahí donde recién le realizan una ecografía y sale en los resultados que tiene cálculos en la vesícula, los cálculos eran grandes y requerían una operación con urgencia. Le realizan los exámenes y lo mandan a cirugía, luego le indican que tenía que sacarle un análisis de sangre. “Cuando pedí los resultados no me los quisieron dar, me dijeron que todo aparecía por Sistema” nos relata Fabiola.
Pero lo sorprendente comienza a suceder. En el hospital le dicen que tiene que pedir una hoja de referencia a la posta más cercana. Lo que hizo Fabiola es regresar a su hermano a su casa para poder ir a la posta para lograr obtener dicho documento con el que tiene que solicitar una intervención quirúrgica en el Hospital de SJL. Al llegar a la posta, le comunican que no están dando hojas de referencia, y le advierten que lo que tiene que hacer es sacar una cita. Fabiola madrugó para intentar obtener un cupo: hasta ese momento habían pasado ya cinco días y René continuaba con el dolor sin poder operarse. En la desesperación, Fabiola vuelve a llevar al hospital a su hermano. Mientras la burocracia mostraba su peor rostro, la vesícula de René se iba infectando. “Me puse fuerte y comencé a avanzar con los análisis que se necesitan para la operación. Todo ya estaba listo para entrar a sala de cirugía, pero me dijeron que lamentablemente en este momento no están operando porque no hay camas. También me dijeron que por ese tema están compartiendo todo con ginecología, donde están entrando las mujeres que son cesareadas. Yo insistía para que lo operen de emergencia a mi hermano, pero me repetían que no había camas”, recuerda con angustia Fabiola.
Pasaban los días y la infección avanzaba por el cuerpo de René, el dolor de vesícula solo se puede comparar con el de un parto. El jueves desde el mediodía esperó sentado en el hospital, llegó la tarde y pasó toda la madruga resistiendo hasta el amanecer con el cuerpo tembloroso sobre una silla. Increíblemente, mientras René se retorcía de dolor, el viernes 27 un grupo de enfermaras celebraba por adelantado su día en medio del sufrimiento de la gente. Para sorpresa de la familia de René, ese viernes el hospital le dio de alta. Fabiola, con indignación, recuerda que lo único que le dijeron es que la llamarían cuando hubiera cama. Hasta el día de hoy, aquella llamada jamás llegó.
René ya postrado en su cama, lloró de dolor, pero ese llanto también fue de impotencia. Fue el llanto de miles de familias que son maltratas por el desprecio de nuestro sistema de salud. ¿Qué hace una familia sin dinero y con un enfermo que necesita una cirugía de emergencia? Rezar, pedir un milagro, buscar desesperadamente un poco de dinero para llevar a su enfermo a un centro médico privado donde lo traten como un ser humano. Porque la dura realidad es que en el Perú la gente pobre se muere por no tener plata.
René es el mayor de cuadro hermanos y el sostén de la casa, vive en la quinta Etapa de la urbanización Juan Pablo, ubicado a la altura de la avenida San Martín en SJL, acompañado de su familia resistió hasta el día domingo por la mañana. Al promediar las 10 am la denuncia llegó a la redacción de Lima Gris, ese mismo día antes del mediodía llegamos hasta el barrio de René, su delicado estado de salud no le permitía movilizarse. Hace dos días su cuerpo ya no toleraba el alimento. Apretaba sus manos de manera desesperada, el color de su piel se había oscurecido.
Entre los nervios de la familia y la angustia por no poder ayudarlo, Fabiola soltó el llanto. Se hizo varias llamadas hasta que un contacto nos pasó el número del doctor Bustamante, un reconocido cirujano que preguntó por los síntomas del paciente e inmediatamente solicitó que le envíen las fotos de todos los exámenes y la documentación para analizarlos.
El diagnóstico fue: se le tiene que internar con urgencia y operarlo. Con la ayuda económica de unos amigos, René fue trasladado de emergencia el domingo 29 a la Clínica MegaSalud, ubicado en la avenida Emancipación en el Centro de Lima.
“La cirugía fue compleja, por eso nos hemos tomado más de tres horas en la operación. La guía médica señala que el mejor momento para operar a un paciente de la vesícula es a las 72 horas, es decir, a los tres días. Lo que produce una vesícula infectada es pus y eso conlleva a una infección generalizada. Si René hubiese tenido 60 años, él hubiera estado en UCI ahorita. La edad es importante, él, como paciente joven, ha tenido mayor resistencia y defensa”, señala el doctor Zenón Bustamante, cirujano de la Cayetano Heredia.
Luego nos explica: “Al infectarse la vesícula lo que genera es una falla multiorgánica, comienza a fallar el riñón y otros órganos. Según lo que me comenta la hermana de René, en el hospital de SJL le han dado antibióticos, y si le han dado eso es porque ya se encontraba con un grado de infección”.
El Director del Hospital de SJL es Pablo Samuel Córdova Ticse. Nos preguntamos ¿acaso el Director sabrá de la forma de actuar de sus médicos y lo que viene sucediendo en su hospital? ¿Por qué el cirujano Julio César Alvarado Flores no logró operarlo en San Juan de Lurigancho? Testimonios de diversos pacientes señalan que en este hospital el personal médico se ha deshumanizado y la falta de camas es una constante que tienen que sufrir las familias de escasos recursos que no tienen dinero para atenderse en una clínica privada.
“A un paciente que está mal por cualquier patología no se le da de alta. Aquí debe haber un médico responsable que le ha dado de alta al paciente” enfatiza el doctor Bustamante. Luego agrega: “El paciente estuvo siete días con el dolor. Estaba con leucocitosis de 19,ooo mil. Conversamos con la familia para explicarle lo delicado de la operación. En plena cirugía me di cuenta que esa vesícula nunca iba a mejorar si no se le operaba. La vesícula estaba gangrenada, ya estaba por reventar”.
Lima Gris se comunicó el 31 de agosto con Claudia Alexandra Lu Panta, Directora de la Oficina General de Comunicaciones del Ministerio de Salud. Le explicamos que estábamos trabajando en una denuncia del hospital de SJL. Ese día no tuvimos respuesta. De la misma forma el miércoles 01 de setiembre fuimos hasta las instalaciones del hospital ubicado en el paradero 10 de Canto Grande para buscar los descargos del director Pablo Samuel Córdova y del cirujano Julio César Alvarado. Conversamos con la Jefa de Imagen Institucional Nohely Palomares; luego de informarle sobre el caso, nos solicitó los datos del paciente y mencionó que se pondría en contacto con nosotros para darnos una respuesta.
A pesar de nuestra insistencia y de explicarles que la edición del informe la estábamos cerrando ayer jueves a las 4 de la tarde, recién a las 15:50 minutos antes del cierre, recibimos una llamada telefónica de un comunicador del MINSA, con la intensión de programar una entrevista. Es decir, tres días después y con una voz amenazante al otro lado del teléfono, pretendían decirnos que no podíamos publicar nada sin el descargo del MINSA. El descargo que a último momento pretende hacer el MINSA será publicado en nuestra próxima edición. Esperamos respuestas, ya que un hospital sin camas en un distrito como San Juan de Lurigancho es un crimen. Un hecho que atenta contra el derecho constitucional de todo ciudadano peruano.
El presidente de la República, Pedro Castillo, afirmó en su mensaje el 28 de julio que la Salud durante su Gobierno sería un derecho fundamental que el Estado garantizará. Lamentablemente nada de eso se está cumpliendo. En medio del sufrimiento de miles de familias de bajos recursos que claman por una cama, las prioridades para el ministro de Salud, Hernando Cevallos, se centran en reunirse con el Presidente de la FPF Agustín Lozano, para decidir que los partidos de la selección peruana se jueguen con público.
René, hoy, es un sobreviviente, pero para muchos peruanos que no tienen dinero solo les queda la iglesia, un poco de esperanza y finalmente el cementerio.