Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra

Homenaje a Silvina Ocampo

Trigésimo aniversario de su muerte.

Published

on

Silvina Ocampo, aristocrática y misteriosa, acaso no tan deslumbrante a primera vista (desde lo externo) como sus hermanas (sobre todo, la famosa e imponente Victoria) y su propio entorno de grandes figuras literarias (Bioy Casares -su esposo-, Borges -su amigo íntimo-, etc.) nos permite acceder a través de sus libros a un mundo imaginativo y fantasioso con densos pasadizos breves de niebla cálida y femenina y extensiones de luz calma no exenta de horrores ni contrapuntos con el extravío.

Un sutil cóctel de paradojas que, siempre, me ha hecho evocar delicados misterios y sombrías incertidumbres algo que, también, me sucede con Marosa di Giorgio (otra poeta extraordinaria como sabe todo aquel que la ha leído).

El problema es que no hemos sabido de su obra poética tanto como deberíamos dado su extraordinario talento y su pulcra ejecución escritural sino hasta hace unos meses. Tal vez esto se haya debido a un ensalzamiento unánime de las supuestas cabezas más visibles del grupo de la Revista Sur en lugar suyo (un grosero error de todos los involucrados) y a una tendencia superflua que ha llevado a ensalzar la narrativa y el ensayo de toda aquella gente en desmedro de las buenas notas poéticas que, también produjeron, en simultáneo a las propuestas que todos conocemos (esto afecta, incluso, al mismísimo Borges que como poeta es tan o más importante que como narrador y ensayista, pero eso es aparte).

Tal vez Bioy Casares haya tenido que ver con todo esto (ya sabemos cómo se las gastaba el hombre).

En fin, lo importante es que hemos leído su poesía completa gracias a los siempre inefables volúmenes subidos a Internet y fue una experiencia totalmente placentera y, también, perturbadora, como siempre pasa con la buena literatura.

En todo caso, podemos decir que su excelso pulso literario nos purifica los ojos y el espíritu de lecturas menos trascendentales.

Todo elogio es nada para esta poeta tremenda y sensible, atormentada por ratos, pero sabiamente contenida, compleja, también, pese a su sencillez y, además, o, quizás, por eso mismo, elegante en todo momento.

El 14 de diciembre se han cumplido 30 años desde su deceso y siendo que este 2023 habría cumplido 120 años, expresar una muestra de aprecio y admiración por su obra genuinamente brillante y realmente inmortal es una exigencia de orden estético, pero, sobre todo, ético, pues es necesario honrar a obras importantes de verdad y no a los falsos productos a granel en boga.

“Los delfines no juegan en las olas/ como la gente cree/ Los delfines se duermen bajando hasta el fondo del mar./ ¿Qué buscan? No sé/Cuando tocan el fin del agua/despiertan bruscamente/y vuelen a subir porque el mar es muy profundo/ y cuando suben ¿qué buscan? No sé/ Y ven el cielo y les vuelve a dar sueño/ y vuelven a bajar dormidos/ y vuelven a tocar el fondo del mar/ y se despiertan y vuelen a subir/ Así son nuestros sueños”.

(Columna publicada en Diario UNO)

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version