Opinión

Hola (y adiós) Yola

Lee la columna de Raúl Villavicencio

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Por Raúl Villavicencio

Quién imaginaría que tras su salida de la pantalla chica sería reemplazada por talk shows donde se veía a una señora lamerle la axila a un tipo por unos cuantos soles, o que mañana, tarde y noche se hable exclusivamente de la farándula, de desengaños, escándalos y cantantes de cumbia bailando en diminutas prendas ante la mirada ingenua de los niños.

Más allá de su evidente vocación por la actuación, danza, producción y dirección artística, Yola Polastri (nombre artístico de Yolanda Piedad Polastri Giribaldi) antes que todo era una educadora sin que alguien le haya entregado un título a nombre de la Nación. En sus programas se promovían valores y normas de conducta que lastimosamente con los años se han venido perdiendo por desidia tanto de los ciudadanos como de las mismas autoridades.

Cuesta creer que ella iniciara su extensa etapa como animadora infantil durante el gobierno del dictador Juan Velasco Alvarado y que la culminara con otro dictador, como lo fue Alberto Fujimori. La ‘Chica de la Tele’ en una entrevista ironizó sobre ello, recalcando que el ‘Taita’ estaba sumamente interesado por brindar educación de calidad a los más pequeños, mientras que el ‘Chino’ se encargó de destruirlo.

Ella ya partió ahí donde todos, tarde o temprano, tenemos que ir, sea un lugar mágico o inventado donde todos seamos una vez más niños, correteando de aquí para allá, saltando y jugando con sus ‘burbujitas’, ‘muñecas’, ‘Yolaboys’ y demás personajes fantásticos. Escuchando a lo lejos el suave sonido de una pandereta que los invita a juntarse a su banda, la banda de Hola Yola, en fila india, solo para cantar.

Yolanda Piedad nunca se casó ni tampoco tuvo hijos, era tanto su compromiso con la elaboración de sus programas que todo el tiempo que tenía lo dedicaba exclusivamente a ello. Perfeccionista y trabajadora como pocas, semana a semana entregaba un producto de calidad, incomparable para esa época. Libretista, cantante, actriz, coreógrafa, lo hacía todo tan bien tanto al frente como detrás de la pantalla.

Cabe preguntarse si realmente fue ella quien decidió alejarse de la televisión, o la televisión se alejó de ella por no encajar con los nuevos formatos.

Adiós, Yola, seguramente ya estarás preparando tu escenografía allá en el cielo para recibirnos con los brazos abiertos.

(Columna publicada en Diario UNO)

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