Escribe: Rodolfo Ybarra
Hace unas semanas fui objeto de
un asalto en la avenida Salaverry. Yo venía conversando por teléfono, eran las
9 p. m. y una moto se estaciona raudamente, baja un tipo bajo de estatura y me
arrancha el celular. Al correr trastabilla y cae aparatosamente, aprovecho para
recoger el bendito aparato y darle una patada al susodicho que sale volando. El
otro tipo de la moto se baja para defender al caído, tiene algo oculto en su
casaca, pero recibe lo suyo. Hay un forcejeo. Soy yo o son ellos, digo. La vida
pende de un hilo.
En eso, otra moto llega por
detrás y me embiste, caigo al suelo. Un moreno alto con acento venezolano saca
un revólver y dispara, el tiro rebota en la corteza de un árbol. Los pocos
transeúntes se parapetan detrás de un camión de basura. Nadie se mete. El tipo
de baja estatura recoge el celular limpiándose la sangre que corre por las
comisuras de su boca, el otro se acomoda el casco rajado por la caída y todos
suben a sus motos mientras el moreno alto me sigue apuntando. Ya no hay nada
que hacer. Solo espero seguir teniendo suerte con la mala puntería de estos
miserables.
Recuerdo que en el jirón Quilca
también me corretearon a balazos, pero me las pude librar. Es lo que toca por
vivir en una sociedad violenta alentada ahora por la migración sin ningún tipo
de control. Tengo dos dientes flojos, los golpes en la cara y la hinchazón se
me irán a los días. Pido disculpa a todos los cófrades que me estuvieron
llamando y cuyas llamadas no respondí. Sigo de pie. La suerte me acompaña.
Cuídense, buenos amigos. Métanse a un curso de defensa personal y si pueden
gestionar licencia para portar armas, háganlo. Quizás les toque defender a sus
esposas, hijos o ancianos.
MORALEJA
En los casos de atraco con mano
armada (y casi en cualquier otro tipo de atraco) solo hay que entregar los
bienes a los señores delincuentes. Que quede claro que este escriba no defendió
su celular, solo defendió sus escritos inéditos y demás textos que guardaba en
dicho aparato y que bien o mal hubieran valido cualquier sacrificio.