Preservar la cultura de un país no siempre está en manos del gobierno, a veces hay héroes anónimos, avatares u obreros de la palabra que hacen todo lo que está en sus manos para que la poesía, la música o las artes no sean devastados o desaparezcan por olvido o inanición.
En Japón, es conocido el caso de Meishu-Sama que fue un religioso y filántropo fundador de la Iglesia Mesiánica, quien después de la 2GM se dedicó a cuidar todo el patrimonio artístico que, dada la situación, era robado o traficado y él lo compraba, no para su colección personal sino para devolverlo a sus dueños y así su cultura, “el espíritu de su pueblo”, siga sobreviviendo al desastre.
En nuestro caso, durante años hemos sido testigos de cómo diferentes personajes han hecho lo (im)posible —y lo siguen haciendo— para promover el fuego de Prometeo y es un deber nuestro mencionarlos: Juan Benavente, quien a cargo de los “Viernes Literarios” difunde recitales sin auspicio de nadie ni de nada; al igual que Rodolfo Moreno con sus “Jueves de poesía y narrativa” en el campo ferial Amazonas. Manuel López es un conocido activista quien en los noventa promovía su “Jueves de café y poesía” en el Museo de la Nación y hasta el día de hoy sigue presentando batalla como un solitario Cid Campeador.
También está el escritor Nicolás Hidrogo en Lambayeque, quien, con su Conglomerado Cultural, no solo promueve recitales de poesía sino también estudios y encuentros literarios a contra viento y marea.
El poeta Santiago Risso, que, desde las épocas de Mammalia, a inicios de los noventa, fue uno de los baluartes para que la generación poética de los noventas pueda despegar; y hasta el día de hoy este personaje sigue llevando poesía a los colegios del Callao.
Danilo Sánchez Lihon quien, con sus banderolas y megáfono en mano, recorre las calles del Perú y el extranjero difundiendo la obra de Vallejo.
Ángel Valeriano que promueve diversos recitales y presentaciones en Lima y en sus periferias. O Juan Mayanga que con su asociación “Chapa tu libro”, promueve diversos eventos culturales en Villa El Salvador; y últimamente ha incursionado en televisión.
A todos ellos, nuestro agradecimiento por seguir soñando y luchando contra los molinos.
(Columna publicada en Diario Uno)
