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Hasta la victoria final: Posfacistas, Giorgia Meloni y el eterno retorno

Lee la columna de Hans Herrera Núñez.

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Abrumadora victoria de los fascistas en coalición con la centro derecha en Italia. A cien años exactos del ascenso de Mussolini al poder, los ultras alcanzan el poder en la tercera economía de Europa. Mientras tanto las bolsas del mundo tiemblan ante un irreversible retorno al poder, 77 años después, de los fascistas en el viejo continente.

No valió ni que la constitución italiana se declarará antifascista para evitar lo inevitable. El triunfo de Hermanos por Italia, un partido de la tradición fascista italiana, en alianza parlamentaria con el partido de ese plutócrata de Craso que es Berlusconi, más los votos de la Liga de Salvini, han llevado al fin del cordón sanitario político que desde el fin de la segunda guerra mundial impedía el acceso al poder de los fascistas italianos. Ahora no solo se hace historia en el año del centenario de la marcha sobre Roma que llevó al poder a Mussolini en 1922, sino que deja en evidencia el fin del liberalismo político en crisis desde 2008.

La responsable de este triunfo histórico es Giorgia Meloni, al que el Kremlin ha felicitado y plantea tener una relación constructiva. Meloni con un discurso muy a lo Le Pen centrada en el control de la inmigración africana y oriental, se ha dispuesto a favor de recibir a refugiados ucranianos como gesto de una política identitaria que mantenga Europa Blanca y Cristiana.

Opuesta al matrimonio gay y a la liberalizacion del aborto , ofrece subsidios y políticas a favor de la familia numerosa italiana en tanto se ha mostrado moderada respecto a su euroescepticismo y mantener una relación cordial con EE.UU. y su apoyo a la OTAN (al menos de palabra, y ya sabemos cuánto dura históricamente la promesa de los italianos con sus aliados durante las guerras) respecto a la guerra de Ucrania.

Pero ¿qué significa esta victoria? Históricamente la manifestación final de la crisis del modelo liberal político en Occidente desde 1945. Exactamente en términos de endeudamiento económico coincide con la crisis económica que agito a Italia en la década de 1920 y llevo al poder a los fascistas. Es también está victoria un espaldarazo a todos los movimientos ultras (los último movimientos revolucionarios vigentes que quedan en Europa y que coincidentemente tienen sus nichos de votantes en los núcleos industriales que eran los bastiones de poder electoral del otrora partido comunista italiano), coincide su ascenso al triunfo histórico de los ultras de Suecia hace una semana entretanto el tejido liberal se deshace en toda Europa de manera acelerada.

Este triunfo histórico coincide a su vez maravillosamente con el rearme histórico de Alemania que inició el mes pasado. También Japón se rearma ante una amenaza china creciente, dejando atrás una política pacifista de 77 años.  

Mientras las bolsas bajan en todo el mundo, la industria militar vive su edad de oro.

Una observación final. La izquierda liberal y progresista llama a los fascistas de Meloni así como a Le Pen como grupos de extrema derecha. Esto es un error con sabor a mentira. Tanto en sus declaraciones políticas como en sus idearios partidarios quedan claras unas posturas antiliberales contundentes. No se puede considerar de derecha a partidos revolucionarios que exigen un cambio radical del tejido político y económico, que hablan, que gritan de protecciones a la industria y al proletariado nacional. Lo que vemos es la reaparición de la extrema Izquierda , la única que queda después de 1991 , que viene a cavar la tumba del arrogante liberalismo. Porque como dijo Mussolini: el fascismo es todo en el Estado y nada fuera del Estado.

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