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Guy Delisle: “Me demoré dos años en hacer el libro, y la gente lo devora en tres horas”

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El dibujante canadiense Guy Delisle (Quebec 1966) a pesar de haber intervenido en varios estudios de animación, se le conoce mayormente por sus novelas gráficas. Ha publicado más de una decena de obras, y entre las más famosas se encuentran: “Shenzhen” (2000) y “Pyongyang” (2003) que relatan sus experiencias en sendas ciudades asiáticas. Y “Crónicas de Jerusalén” o “Chroniques de Jérusalem”, Editions Delcourt (2011), Astiberri Ediciones (2011), la novela gráfica que acaba de presentar en la 20ª FIL Lima, no ha sido la excepción, pues ganó el Premio al Mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angulema-Francia 2012.

Guy Delisle retrata en “Crónicas de Jerusalén”, su aguda visión de uno de los conflictos territoriales más permanentes hasta la actualidad en una de las ciudades más antiguas del mundo.

En la mesa de presentación acompaño al autor, el filósofo y educador Raschid Rabí.

Raschid Rabí: En opinión del catedrático: “Crónicas de Jerusalén” es una impecable recopilación. “Es un anecdotario de un dibujante de historietas. Es un relato de un visitante extranjero y ateo, y relata la historia del judaísmo, y el islamismo. También relata a las mujeres católicas, armenias, y luteranas, en una ciudad conflictiva. Es un trabajo con trazo limpio y sugerente, y en uno de los pasajes se retrata esa represión imperante; allí se muestra un grupo de mujeres que se bañan provistas de sus bikinis en una enorme piscina, hasta que llegan al lugar los dueños, y ellas, inmediatamente se visten hasta cubrirse con velos”.

GuyDelisle: “Le di el nombre de Crónicas porque eran historias cortas. Yo pasé un año en Birmania, y un año en Jerusalén, y simplemente tomé notas, ya que no suelo trabajar insitu. Enaquella época yo no sabía nada del conflicto del medio oriente, pues, mi influencia es franco-belga, pero durante ese año que viví ahí fui protagonista de muchos episodios. Inicialmente, me pareció complicado escribir un libro, sin embargo, al llegar a casa, revisé mis notas, y fue así que me animé. Durante mi estancia, yo trabajé en una ONG, y todas las anécdotas que atestigüé se mezclaban con las historias más grandes que yo haya conocido.

En Jerusalén tuve la oportunidad de pasearme por primera vez en una Colonia, porque jamás había visto una, ahí existía un alto muro de separación, y lo curioso es que las piedras de Jerusalén son de color arena, y así lo plasmé en el libro. Antes me dediqué a la historieta y a los dibujos porque eran más rentables, y aunque quise ganarme la vida con la animación,en ese campo había menos trabajo.  En la animación se debe trabajar en un solo movimiento, y en ese tiempo se debe contar todo en pequeños “pedazos” para luego articularlo y lograr una historia.

Por eso reconozco que yo no podría contar una novela, aunque poder juntar esos dos factores hace que se logre un buen relato. Sobre mi proceso, se basa primero en mis notas, luego me ayudo con mis recuerdos, e incluyo todo lo que me pareció interesante hasta lograr una historieta, la que funciona muy bien con el humor. En esta obra al hablar de Jerusalén, fue necesario hablar de la religión, y de la explanada de las Mezquitas. Todo eso forma una crónica que explica cómo realmente funciona ese país. Yo me demoré dos años en hacer el libro, y la gente lo devora en tres horas, y eso me alegra”.

“En el futuro quisiera ir a Japón, para hablar sobre él, aunque ya se han hecho muchos libros sobre ese país”.

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