Actualidad

“Gracias por la donación” (2019) de Mario Castro Cobos: Al encuentro de una poética visual

Published

on

Por: Miguel Blásica

*Cuaderno de notas (2018) podrá verse el viernes 5 de julio a las 8 y Gracias por la donación (2019) el sábado 6 también a las 8 en el Cineclub Cinestesia: Av. Del Ejército 250 interior 306, Miraflores.

En una primera impresión resulta difícil dejar de relacionar el cine de Mario Castro Cobos con aquellos referentes cronísticos que dejaron letras por imágenes a partir de una cámara como lápiz de escritura. Podemos mencionar que lo suyo es un retorno a las fuentes, de los Lumière esperando a obreros en la salida de las fábricas, pasando por la raíz del neorrealismo en los escombros de una ciudad devastada de un Rosellini.

Considero que el punto más cercano en la búsqueda de ese calor y color en la frescura de las imágenes lo emparenta con un Jonas Mekas, quien realmente encontró en ese pase de máquinas, de las teclas al obturador, el puente que le condujo a la poesía visual.

Si en Mekas hubo un grito guardado, como apátrida, exiliado, trashumante que recala en la casi madurez de su vida en New York y retrata su vida en función de su familia y convierte sus diarios en imágenes. Una especie de hallazgo del hogar a fines de los sesenta y gran parte de los setenta que contribuyeron a relanzar su creación futura; en Castro Cobos encuentro los primeros pasos de una visión que busca, avizora, proyecta su propia trayectoria en una ciudad como Lima, que está muy lejos de considerarse un territorio de encuentros armoniosos. Lima es una ciudad donde la permanencia y la cohabitación están fuertemente marcadas por el conflicto y el desencuentro, por la desestabilización, el contraste y la violencia a flor de piel.

En su segunda película “Gracias por la donación” (2019) como en la primera “Cuaderno de notas” (2018) Castro sigue dejando que el azar guíe sus pasos por las calles, deja la cámara quieta o sigue lo que su mirada va conteniendo, en ese trayecto puede darse la circunstancia de que algo redirija su atención, pero siempre la presencia de los cuerpos humanos por encima del entorno de fondo es lo rescatable, la evidencia de lo humano y su comportamiento. Incluso cuando está compartimentada con la presencia de maniquíes o animales como perros y gatos (evidentes con mayor fuerza en la primera película).

El equilibrio entre la concatenación de planos y la decisión en ello de los empalmes asume el riesgo con la última toma: Una niña sujetando una caja pequeña con golosinas cabecea de sueño, el rol  de la miseria y su sello final. Puede ser cuestionable y arbitraria en el sentido de recargar significantes, pero ¿pensar así no es también ser partícipe de restar la carga que corresponde a la visión del artista en plena calle? No se piensa lo mismo quizás si se toma como referencia a la imagen beatífica de un mendigo echado entre desperdicios en otra toma. Personalmente lo veo válido a pesar de que algunos puedan relacionarlo (arbitrariamente creo)  con un riesgo de panfleto.

Otro ítem que pudo haber decidido colocar el plano final es su relación con el primero, la muchedumbre de maratonistas dirigiéndose al país del nunca jamás. No hay dirección en esa niña sujeta a unas monedas, No future, para decirlo a tono con el sarcasmo de la modernidad.

Rescato la evidencia de un proyecto de cine de testimonio donde es imposible restar intención social y política en la interpretación posterior de la mirada, puesto que testimoniar la cotidianeidad de una megalópolis, ejemplo como muchas en el mundo, presa de la individuación, el aislamiento, la desilusión y el consumo. Resulta inquietante pensarlo también como una crónica vista en la posteridad. Una probable confrontación con el futuro resulta perturbadora.

En suma, un cine de garra y coraje, de atrevimiento en la apuesta de un proyecto personal del cual, como espectadores nos toca alentar en la continuidad y maduración de un lenguaje visual que encuentre su propia vertiente. Una base desde donde poder atisbar una lectura estética desde la vivencia, sus elementos, la cordura,  los patrones sociales y el horror vacui de una urbe que decanta a sus poetas.

Largo aliento a la obra Mario.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version