Según declaraciones vertidas por el ministro de Economía Waldo Mendoza: “Seguro que [el Ejecutivo] lo va a observar. Es una ley no solamente mala, atenta contra los más pobres”.
El Congreso aprobó ayer por mayoría con 87 votos a favor, 8 en contra y 17 abstenciones en primera votación (fue exonerada de segunda votación) la propuesta que fija topes a las tasas de interés y que elimina membresías, comisiones y con posibilidad de reprogramar deudas. Desde la entrada en vigencia de la norma, ésta será establecida por el Banco Central de Reserva (BCR).
La ley establece realizar una modificación al artículo 52º de la Ley Orgánica del Banco Central de Reserva (BCR) para que éste fije en lo sucesivo, tasas máximas y mínimas de interés y de forma semestral, regulando así el mercado financiero. En este sentido, desde que le ley entre en rigor, las tasas de interés que se cobren por encima de ese límite, serán consideradas de usura y por tanto tipificadas como delito para su aplicación, según señala el artículo 214º del Código Penal.
Antes que se aprobara esta norma en el Parlamento, hubo una especie de espíritu de cuerpo con Asbanc, el Ministerio de Economía, el BCR y la SBS (que desde un principio se resistieron a opinar en favor del proyecto) contra dicha iniciativa legislativa de parte de la mayoría de economistas que salían en los medios a opinar que, si la ley se aprobaba, traería efectos contraproducentes contra la banca, e incluso, contra los usuarios.
Sin embargo, el más importante opositor de la ley aprobada, ha sido el propio ministro de Economía, Waldo Mendoza, que fue tajante al asegurar que el Poder Ejecutivo observará la norma y que incluso recurrirán al Tribunal Constitucional si el Legislativo la aprobara por insistencia.
Entre sus declaraciones:
“¿Qué harán las entidades financieras? Una cosa que se llama racionamiento crediticio: elegirán a quién prestarle”.
“Entonces, ¿a quién le van a prestar? Evidentemente a los clientes con menos riesgo crediticio, personas con recursos, y a grandes empresas. El resto, que no pudo acceder, se verían obligadas a recurrir al sector informal, donde las tasas son usureras”.
“¿Qué produciría una reducción forzada de las tasas de interés? Por un lado, como el crédito será más barato, todo el mundo va a querer prestarse; y, por otro lado, como la tasa de interés es más baja, sería menos atractiva para los que otorgan créditos”.
Finalmente, concluyó, que esta ley lo que generará es que se formen colas con personas y empresas que quieran obtener créditos, pero habrá pocas instituciones financieras dispuestas a prestar.