Si en campaña tenías que pensar dos veces antes de hablar para no cometer un exabrupto que te pueda costar la elección, siendo presidente debes pensar tres o hasta cuatro veces debido a que lo que está en juego ya no es la candidatura sino la gobernabilidad del país y más aún si tienes a una bancada fujimorista susceptible.
Están al acecho del mínimo error, de ver si trastabillas para meter zancadilla y con la predisposición de echarle la culpa al Ejecutivo de cualquier tipo de enfrentamientos, y así evitar a toda costa los consensos.
Esperemos que Pedro Pablo Kuczynski no le vuelva a dar al fujimorismo la posibilidad de tener excusas para no conciliar o victimizarse.
Fernando Zavala hizo bien en apagar inmediatamente el amago de incendio, pidió disculpas a la presidenta del Congreso, Luz Salgado, y es probable que en la interna, PPK le haya pedido disculpas a su premier, porque las brasas seguirán ardiendo y el camino es espinoso.
En este matrimonio con el fujimorismo, al parecer, no habrá luna de miel. Hay que tener pulso de cirujano para operar en los temas muy urgentes, buscar sostener la viabilidad para que estos cinco años sean de crecimiento ininterrumpido.
Una buena reforma electoral con mayores niveles de transparencia, probidad, responsabilidad de partidos y actores políticos, que ayuden a consolidar aún más la democracia sin ningún tipo de suspicacia como ocurrió en la elección anterior, podría evitar nuevos roces en los futuros gobiernos, hasta que ese momento llegue, el horizonte del premier es tender una infinidad de puentes con las bancadas, fortalecer la confianza en su gabinete para que puedan hacer su trabajo y mostrar resultados.
La presidenta del Congreso tiene la responsabilidad de emanciparse de los apasionamientos partidarios y velar por dirigir de la mejor manera el Parlamento, salvaguardando sobre todo los intereses en seguridad, economía, salud y educación que los ciudadanos requieren, ahí nadie acepta discrepancias.