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«Gesto Ajeno» Exposición individual de Ronny Camero

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El gesto nos envuelve. Circunda nuestras primeras percepciones y nos implica, más allá de los significados y las facciones definidas, en la necesidad de reconocimiento y cercanía. Acontecemos, así, ante el rostro de las cosas, de las personas. Pero, cuando la evidencia del gesto es inerte hábito, nuestro encuentro con la realidad ya no infunde la expresión de una fuerza. Ajenos a nosotros mismos, familiarizados con los objetos, andamos.

En tal escenario, el arte de Ronny Camero expone una opción a nuestros sentidos. Este artista renuncia a la acomodaticia obra por un lenguaje austero y transparente. Las obras explicitan los materiales utilizados en su composición, rasgo expresivo que rompe con la función ilusoria e impecable de la imagen, pues ella ha sido enajenada.

Camero no anula la presencia y la propia fisonomía adquirida por el material hasta su reutilización. La literalidad de esta propuesta nos lleva a posarnos ante restos, ahora re-apropiados y cuyo retorno revela la metáfora de una realidad recompuesta. Durante una conversación, el artista me confesó: “Busco un arte que se conecte con la existencia en crudo, la que resuena en nosotros día a día.”

Estas piezas están marcadas por líneas dadas en severos trazos, que parecen ser resultado de arañazos sobre la tela o cicatrices elaboradas con un punzón. Ante ellas, uno se halla frente a un alfabeto crudo, una caligrafía elemental emparentada con el dibujo y que rompe la distancia entre palabra e imagen con la que solemos deambular. La formación de esta escritura propia es resultado del cotidiano riesgo de la revelación.

Tal como el artista afirma: “Cuando el arte se hace vital, no existe el arrepentimiento en el siguiente movimiento”. Sin embargo, para Camero, las obras implican su disposición, por lo que las telas son puestas en vínculo con ensamblajes. Estos últimos guardan con mayor protagonismo la piel de la apariencia, ya que son obras que fingen ser pinturas. Aquel corte en nuestros postulados intensifica el ya amilanado y supuesto contrato entre el artista y el espectador.

El arte de Ronny Camero se desliza de las fijezas. Es ajeno al gesto inerte de la vivencia ensimismada, y a la obra sosegada y ausente de gestos. Asume, de este modo, la tarea de trazar nuevamente nuestras huellas, acto que provoca el retorno a los materiales, sus texturas y formas para devolvernos la posibilidad de acariciar las cicatrices en la piel de la realidad. Es la sensibilidad que nos enrumba a nosotros mismos.

El curador de la muestra es Carlos Castro Sajami y se presentará  en el Centro Colich de Barranco desde el 1 hasta el 24 de junio.

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