Escribe: Ph.D Ricardo Paredes Vassallo
Antecedentes históricos de los orígenes del Estado Peruano
¿No es verdad que el actual estado criollo, en el PERÚ, nace a raíz de la independencia, suscitada hace precisamente 200 años? ¿Pero sabemos, todos, a cabalidad, cómo fue gestada esta independencia? Creo que no lo sabemos. En mi libro “Los CHOLOS y el PODER”, sostengo que la versión de este hecho ha sido tergiversada por las sucesivas élites gobernantes. Pues, la versión oficial (asumida al pie de la letra por los historiadores y académicos) hace común una mentira basada en tergiversar los hechos reales. Para mí, la independencia no fue gestada en América Latina por los Próceres locales o por Bolívar y San Martín. Quien verdaderamente ocasiona la descolonización e independencias de estos territorios americanos (de México hasta la Patagonia) fue Napoleón, quien invade España y toma por el pescuezo a su Rey. Este es el acto mayor, contundente, que desbarata al poder colonial español en las américas y desencadena las asonadas locales de independencia.
El texto que precede, me permite demostrar que el origen del estado peruano no es gestado internamente por fuerzas nacionales ni nacido en la voluntad general del pueblo (recuerden que los limeños de entonces se oponían a la independencia y, por lo mismo, Perú será el último en sumarse). Entonces, digamos, quienes gestan al actual estado peruano son sujetos y fuerzas exógenas: las de Bolívar y San Martín, por ejemplo, los cuales se alían temporalmente con la oligarquía local conectada racial y mentalmente con los españoles. Este es el hecho doloso; y quien haya leído algo de historia, sabe que el PERÚ como porción territorial, es un invento colonial, porque por derecho natural jamás podía haber sido aceptable su reducción o despedazamiento, toda vez que su espacio físico, su gente e historia estaban conectados directamente con el gran Tawantinsuyo. Siendo por eso que los criollos, descendientes todos de los españoles y desconectados moralmente con la historia de nuestro pueblo, hacen un mamarracho con las sobras de poder que conservan y manipulan, a semejanza de los conquistadores, en un estado enclenque y vicioso, que mas que un epicentro de fuerzas nacionales era un club de corrupción o prebendas para seguir explotando a nuestra gente. Siendo, por ello mismo, también, que los Incas y sus descendientes, los Cholos, quedaran excluidos de facto del estado criollo.
Lo que brevemente he relatado me permite demostrar fehacientemente los orígenes nefastos del desprecio a los indígenas y Cholos, como al racismo del que son víctimas en su PROPIA PATRIA.
¿Racismo? ¿Qué es?
Lo real y natural es que todos los seres vivos sean indiferenciables en derechos para subsistir en correspondencia a sus propias capacidades individuales y no en correspondencia al color de su piel o al tamaño de sus garras. Pero las sociedades humanas, al tratar de apoderarse de los espacios vitales, compitiendo entre sí por milenios, han generado todo tipo de destrezas, armas y métodos para aniquilar o neutralizar a otras. Esta competencia, que en el pasado era sangrienta y rápida, con el tiempo, y por las religiones domesticada, pasó a ser ética y práctica diaria; es decir: cuando los abusos se convirtieron en leyes que se revertían en privilegios personales o sociales. Es arduo tratar este asunto en pocas palabras. Pero lo que digo aquí, en este acápite, sirve para poner a contraluz al racismo que se cierne por mas de 500 años sobre los indígenas y mestizos del Perú y América Latina y al cual no hemos destruido.
El racismo, creo yo, es la mala lectura de la existencia del animal humano, en el mundo; la misma que, por consiguiente, produce serias distorsiones en el comportamiento social de los individuos o de las naciones.
Demostraciones:
- En el Perú persiste el cisma colonial gobernantes-gobernados; es decir, el abismo social entre los individuos del pueblo y aquellos que manejan al estado o a las riquezas nacionales. Específicamente, encarnados en los llamados “pitucos”, fuesen estos, ahora: blancos, emblanquecidos; japoneses o árabes; quiero decir, a los que Arguedas denomina: “todas las sangres” (*).
- La independencia (en la cual debieron haberse barrido los fundamentos políticos y los privilegios sociales armados y sostenidos cruelmente por los españoles), dejó intactos los privilegios de clase y las injusticias perpetradas, palmariamente, en la tenencia abusiva de la tierra y en la esclavitud indígena; las mismas que, hasta Velasco, se mantuvieron inalteradas.
- Tras la independencia, semanas después, los gamonales y hacendados pasaron a ocupar las encomiendas y repartos como las funciones militares, políticas y religiosas, que los españoles dejaron. Se repartieron los puestos jerárquicos, las tierras y los “indios” (como así nos llamaban despectivamente), y, desconociendo que los dueños legítimos y los favorecidos con la independencia eran los Incas y los hijos de aquellos, los CHOLOS, prosiguieron “gobernando” mal una Nación que otra hora fue un gran Imperio.
- Y esto prosigue así, no solo porque en el estado hay una casta enriquecida y privilegiada, racialmente diferenciada, sino retrograda y estúpida; incapaz de comprender que la composición racial del PERÚ, en un 89%, es Chola o indígena.
- El marcado dominio de las clases parásitas y corruptas, enquistadas en minorías o en clanes, desde la colonia, en el poder de un estado que no les corresponde, expresa elocuentemente el desconcierto y el caos político que genera este divorcio. ¿Y qué decir de los partidos políticos fantasmales que sólo existen cuando hay elecciones, tipo AP, PPC; APRA o esos ridículos
partidos que el clan Fujimori procrea ad-hoc para cada elección?
¿Cómo combatir al RACISMO?
La denominación «CHOLO» (en el Perú), por su espectro histórico y por la generalización de su uso, ha devenido en una categoría de naturaleza política. Pues, el concepto “CHOLO” denota directamente “lo peruano” o “de los peruanos” como sujetos estos, o como miembros activos de toda la nación; al mismo tiempo que determina la esencia de nuestro vínculo indesligable con los Incas, nuestros ancestros gloriosos.
Primero, los Cholos tienen que asumir como su tarea fundamental la construcción de la Unidad Nacional del Perú y la defensa de su derecho a gobernarlo para siempre. Segundo, comprender bien que el Perú como Nación es suya y de nadie más. Porque suya y directa es la relación racial e histórica con los Incas y porque son suyos los frutos de su trabajo y la inteligencia que moviliza al País entero. A partir de este conocimiento, sabrán bien que el incremento y la defensa de ese poder está en sus manos. Porque nunca más debe darse el caso que ese poder que es suyo, se confié y ponga en las manos de una minoría parasita e impotente, que nada tiene que ver con la nación entera. Por eso mismo también, estar alertas contra aquellos interesados ignorantes que proclaman: “¡que en el Perú nadie es racista; que el racismo no existe; que aquí todos somos iguales!”
En el Perú pululan los árbitros morales, los académicos y periodistas; esos que han sabido apagar y camuflar la confrontación racial en el Perú por dos siglos en ventaja de los pitucos, chinos y árabes. Estos parásitos viven de esta mayúscula desigualdad social y hasta tienen réditos académicos internos y eternos: expertos y panelistas, sicólogos y sociólogos, antropólogos, politicólogos, artistas y payasos, etc.
(*) Nuestro Arguedas desconocía lo que el poder es, en esencia. Y su desconocimiento le llevó a creer que en el Perú, donde aun habitan unos miles de criollos blancos junto a otros de otras razas (pero cohabitando en un universo de CHOLOS e Incas), convertía al Perú en una mixtura preciosa y dulcemente humana, que denominó “todas las sangres”. Este error debe ser rectificado, toda vez que es perjudicial para el derecho completo de los CHOLOS al control del poder estatal, social y nacional de su PATRIA.