Entre los diversos sellos convocados, encontramos a Bisonte Editorial, dirigido por Joe Montesinos Yllescas. Esta editorial es la responsable de la publicación de una obra, excelente en todo el sentido de la palabra, que deconstruye el pensamiento filosófico tradicional occidental, basado en el pensamiento clásico de Aristóteles, Platón y más tarde de nuevas corrientes lideradas por Oswald Spengler, Jean Paul Sartre, Federico Nietzsche, Karl Marx, Augusto Comte, Arthur Shopenhauer y otros, para dar paso al pensamiento filosófico andino, que es vivencial y se sustenta en los conceptos del ayllu, la minka y la mita.
De todas esas escuelas filosóficas occidentales la que más ha impactado en los siglos XX y XXI, ha sido el Existencialismo, con toda esa carga de incógnitas, sentimientos del absurdo, quizá como respuesta a la angustia e infinita soledad individual, producto de una sociedad basada en la competencia y en la adquisición masiva de bienes. Sartré, tuvo el talento de llevar estas emociones autodestructivas a la literatura, lo mismo que Albert Camus y luego realizadores cinematográficos como Stanley Kuberck, Francis Ford Coppola y los hermanos Coen, las capturaron para el sétimo arte.
Recoger el ancestro
“Qankunapas Nokayqupas” (Ustedes y Nosotros), Editor Bisonte, primera edición marzo del 2024-244 págs), que fue presentada por primera vez el 3 de abril en la Casa Mariátegui, vendría a ser la antípoda del pensamiento filosófico occidental al que nos referimos líneas arriba. La obra, es un estudio tipo ensayo, que fue construida en una suerte de alimón por dos profesionales de prestigio como Julio Gilberto Muñiz Caparó (Sicuani, Cusco 1936), hombre de letras, periodista profesional, broadcaster, alcalde de Cusco en el período 1975/ 1980, Asesor en el Despacho Presidencial (2001).
El otro autor es el antropólogo y exquisito poeta romántico, Rodolfo Sánchez Garrafa (Vilcabamba, Apurímac 1945). Fue declarado “Amauta del Perú eterno” por la Asociación Capulí-Vallejo y su tierra. Recibió la distinción al trabajo intelectual José María Arguedas, en el 2015, otorgado por el Gobierno Regional de Apurímac.
Como prologuista del libro, firmó Gustavo Flores Quelopana, ex presidente de la Sociedad Peruana de Filosofía. Y como comentarista de la obra, aparece en la contratapa, el escritor andino y ensayista Hugo Chacón Málaga.
El meollo de esta importante edición, es propiciar un diálogo de saberes en equidad, buscando un equilibrio entre el mundo occidental y el andino-amazónico, creando una dualidad que se complementan.
¿Por qué se le negó su verdadero valor al pensamiento andino y amazónico? La respuesta la tiene el filósofo Quelopana, quien sugiere que este propósito responde al interés pragmático de dominación y explotación colonial. Los centros de poder extendieron sus miras de someter a los andinos y la mejor forma era borrar toda huella del pensamiento ancestral.
Sin embargo, pese a todo como sostiene Quelopana, la filosofía andina se hace evidente en su influencia sobre la Neoscolástica virreynal del siglo XVI o en corrientes como el Neoplatonismo mesiánico de Guamán Poma de Ayala o la cosmogonía de Juan Santacruz Pachacuti.
En la Introducción, el periodista Julio Muñiz, nos llama a reflexionar sobre la subsistencia del pensamiento andino aún en nuestros días y sostiene la necesidad de restablecer valores ancestrales con la energía de los valores andinos de reciprocidad, relacionalidad, correspondencia y complementariedad, que vendrían a ser el sustento de una sociedad multilingüe y pluricultural.
Diferencias y acercamientos
Los autores, tuvieron la virtud de utilizar la palabra quechua TINKU (encontrar), que viene del verbo TINKUY (encontrarse), para unir las vertientes andinas y occidentales.
El antropólogo Rodolfo Sánchez, nos habla de fenómenos o trastornos psicofísicos como el llamado “susto” o mancharisqa o el wayrasqa (se dice que le dio el viento) o el ser atrapado por la tierra o pacha hapisqa. Que en la Psiquiatría occidental se conocen como trastornos de la personalidad y son tratados con fármacos.
Esas mismas afecciones son entendidas por el hombre del Ande, como el “robo del alma” aunque antes de la conquista no era alma, sino sombra o espíritu. Los ayatiris o brujos, curanderos de nuestras comunidades ancestrales, hacen la cura mediante el rito que tiene por finalidad restablecer la sanidad a la persona, cura que se extiende a la sociedad. El hombre andino es lo que es su comunidad, el uno va unido al otro, una identidad que la modernidad ha destruido.
Sánchez, hace hincapié en la resistencia cultural, que se comprueba en las construcciones arquitectónicas, en la manera de cultivar la tierra, en la medicina alternativa utilizada por todas las clases sociales y otras manifestaciones de la práctica social.
Para el especialista, algunos personajes como Garcilaso Inca de la Vega, Juan Santa Cruz Pachacuti y José María Arguedas “han trazado rutas de comprensión sobre la identidad y potencial de la civilización andina y que su sabiduría es esencial para la construcción de un futuro más justo y equitativo”.
Finalmente copiamos las palabras del escritor andino Hugo Chacón Málaga: “Rodolfo Sánchez Garrafa y Julio Gilberto Muñiz Caparó, exponen postulados andinos que propicien “un verdadero diálogo intercultural” sin primacía de ninguna expresión dominante.