Opinión

Galdos Rivas el inmortal

El mago del color rumbo al centenario de su natalicio.

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‘El mago del color’ Enrique Galdos Rivas ha cumplido 91 años de edad y continúa pintando como hace 75 años. En 1959 egresó de la promoción más histórica de la Escuela de Bellas Artes y ganó la medalla de oro. Durante mucho tiempo enseñó en su alma mater y formó a importantes pintores que hoy le rinden infinitos agradecimientos. Dicen que nadie es profeta en su tierra—si recordamos que el Ministerio de Cultura se negó a premiarlo con los estímulos económicos y desechó su proyecto que buscaba entregar su casa como museo, y prefirieron darle el incentivo pecuniario al proyecto “Mi cuerpa, mis reglas”.

Si bien un sector de la crítica siempre admiró al irreverente Galdos desde el ‘backstage’, tampoco le brindaron primeras planas, como sí lo hacían con otros artistas del ‘circulito’ elitista: “En los años ’65 y ’66 gané dos premios y esos premios los expusieron en el mismo lugar del diario El Comercio; entonces, yo dije: “Esta es mi respuesta a estos señores críticos que me tratan mal”. La genialidad del maestro traspasó fronteras internacionalmente y le rinden honores en el mundo entero, porque sus obras son exhibidas en bienales, festivales, ferias de arte y exposiciones privadas; no por algo, la crítica internacional lo ha reseñado en más de 40 publicaciones mundiales: “Con Galdos, el arte peruano contemporáneo se abrió el camino de una geometralidad más humanizada en el arte, de tonalidades vivas”.

Apenas hace unos meses en la XIV edición de la Bienal de Florencia, fue recibido con honores y le otorgaron el Premio ‘Lorenzo Il Magnifico’ a la Trayectoria, por su contribución a la cultura mundial. Galdos, además de ser un magnífico cantor de tangos y boleros, es un artista excelso, académico, iconoclasta, retador y sobre todo vigente. Talvez lo más grandioso de sus obras recae en la cromática excepcional que solo él sabe lograr. Los colores de sus trabajos no solo son mágicos, trasgresores y diáfanos. Además, trasmiten emociones y se asemejan a los gobelinos texturados gracias al empaste de sus magníficas pinceladas.

“Yo nunca he querido morir como todo el mundo, pero siempre hablo de la muerte y hasta me gusta hacer chistes: que yo ya estoy muerto”. No maestro Galdos… tú nunca morirás, porque ya eres inmortal.

(Columna publicada en Diario UNO)

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