Política

Gabinete Cateriano: Crónica de una muerte anunciada

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Premier Cateriano debe renunciar.

Luego de un maratónico debate que duró más de veinte horas. Alrededor de las 5.30 de la mañana de hoy, el Pleno del Congreso decidió no darle el voto de confianza al Premier Pedro Cateriano. Aquel resultado fue apenas con 34 votos en contra, 57 a favor y 34 abstenciones.

Es cierto que este nuevo escenario que se da en plena emergencia sanitaria, genera otra nueva crisis política que se suma a otras crisis que se arrastran desde hace cuatro meses; no obstante, el mensaje que Pedro Cateriano dio ayer por la mañana en el hemiciclo del Congreso, más allá de exponer la política general del gobierno y las medidas que se requieren para su gestión, sonó retador y mostró un discurso insolente y sin un mínimo atisbo de reflexión, porque ni siquiera pretendió hacer un mea culpa en nombre de Vizcarra. Y en su defecto, una vez más se dirigió al Perú entero para explicar que todo estaba viento en popa en el gobierno y que la minería era la máxima panacea para el país.

Cateriano arremetió y señaló incluso con cifras, las medidas que tomarían en el futuro; como si su gobierno recién estuviera empezando un quinquenio, olvidándose así, que ya estaban en las postrimerías, porque apenas les quedaba menos de doce meses en El Ejecutivo.

Por su parte, Acción Popular como siempre tira la piedra y esconde la mano, porque al final de la deliberación tuvo 4 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones, igual que Alianza para el Progreso que se abstuvo en su totalidad con 22 omisiones . Claro está, que esas abstenciones prácticamente fueron votos en contra y que coadyuvaron para que Cateriano se vaya a su casa.

Podemos, Frepap, Unión por el Perú y el Frente Amplio votaron en contra de la confianza, a diferencia de Somos Perú, Fuerza Popular y los Morados que votaron en su totalidad a favor. En ese sentido, el congresista Alberto de Belaúnde inmediatamente salió a los medios a declarar que la decisión adoptada por el Congreso solo le hacía daño al país y que generaría un ambiente de desolación porque es un hecho que pasará a la historia.

Cabe aclarar, que el parlamento no ha decidido algo ilegitimo, y tampoco que se constituya como ilegal e inapropiado, porque simplemente, gozan de esa prerrogativa (artículo 130° de la Constitución); es decir, el Congreso tuvo absoluta facultad de decidir la cuestión de confianza. Entonces, si la daba, estaba bien. Y si no la daba, también estaba bien; ergo, eso no debe estar en discusión. Pero el congresista del partido Morado, sigue llorando sobre leche derramada y se siente afectado porque es amigo de Cateriano y de algunos ministros que conformaban su gabinete. No olvidar que este Congreso a pesar de que no estuvo de acuerdo con el gabinete Vicente Zeballos, de todas maneras le dio el voto de confianza a finales del mes de mayo. 

En estos momentos ya no hay gabinete ministerial, ni ministros que despachen, porque de acuerdo a la hermenéutica parlamentaria, Cateriano inmediatamente debe presentar su renuncia y Vizcarra luego de aceptarla debe designar nuevo Premier y nuevos ministros. Evidentemente, el presidente no puede perder más tiempo, tomando en cuenta que las regiones del país aún permanecen desprotegidas sanitariamente, y que los conflictos sociales tampoco esperan; justamente, el exministro de Energía y Minas, Rafael Belaúnde Llosa iba a trasladarse a la región de Espinar para solucionar los conflictos con la minera Antapaccay, pero eso ya no podrá ser.

Es curioso, pero Patricia Donayre que recién había asumido la cartera de Desarrollo e Inclusión Social, Martín Ruggiero que fue muy cuestionado en la cartera de Trabajo, y la amiga de Pedro Cateriano, Diana Álvarez Calderón que ayer ingresó al parlamento sonriente como secretaria General de la PCM, ya no van más… y sus cargos en El Ejecutivo apenas les duró 20 días.

Ahora bien, cuando el presidente Vizcarra le tome el juramento al nuevo gabinete ministerial, podría, si él lo decide así, nombrar a ministros del gabinete disuelto. Imagínense que nuevamente, designe como ministros a María Antonieta Alva, o a Martín Benavides. Eso definitivamente, sería una provocación, y el Congreso nuevamente, gozaría de la prerrogativa de no dar el nuevo voto de confianza porque la Carta Magna tampoco lo impide, y evidentemente ahí tiene un vacío. Y como Martín Vizcarra ya no puede disolverlo porque está en su último año, el parlamento prácticamente se ha empoderado, e incluso podría pecar de imprudente, si es que se negara a brindar una nueva confianza en las próximas semanas.

Algunos simpatizantes del gobierno y del gabinete disuelto, afirman que ha sido el voto de Telesup y de los Acuñas; pero no mencionan los actos que realizó Martín Benavides cuando era jefe de la Sunedu, para favorecer con licenciamientos a la universidad UTP que pertenece al poderoso Grupo Intercorp. Más allá de esa suspicacia que cuestiona la labor parlamentaria por asociar aquel escenario con el tema de las universidades de Luna Gálvez, los propios congresistas en sus intervenciones dejaron claro que estaban disconformes con varias medidas del gobierno que fueron desacertadas durante la cuarentena. Ellos le reclamaron a Pedro Cateriano: por Reactiva Perú, por los bonos que nunca llegaron a sus verdaderos destinatarios, por el ocultamiento de la verdad en las cifras de fallecidos por Covid, por el olvido a la violencia contra las mujeres peruanas, por no construir nuevas plantas de oxígeno y por mantener su estándar de 99% de pureza para favorecer a dos grandes trasnacionales, por la indolencia de Toni Alva contra los aportantes de la ONP, por no rendir cuentas de las investigaciones contra las clínicas privadas y contra los Bancos, y obviamente, por las tabletas prometidas y que nunca llegaron a los alumnos del Perú profundo.    Es decir, la gestión del presidente Vizcarra en esta cuarentena abrazó el fracaso y lo más lamentable, es que nunca pretendieron reconocer sus errores, y más allá de hacer un mea culpa, siguen saliendo ante la opinión pública para vender la idea de que están trabajando con ahínco y que todo está controlado; cuando en realidad, tenemos un país quebrado económicamente, y con el mayor saldo de fallecidos en la región, después de Brasil.

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