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FRANCIA: LA REBELIÓN DE LOS “CHALECOS AMARILLOS”

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Escribe Carlos Vargas

The New York Times relata los últimos acontecimientos en Francia de este modo:

“Demasiado poco, demasiado tarde: esa fue la respuesta esta semana de los llamados manifestantes de los ‘chalecos amarillos’ ante la repentina marcha atrás que dio el gobierno francés al aumento del impuesto sobre la gasolina. Los ‘chalecos amarillos’, quienes han convulsionado Francia con protestas violentas en las últimas semanas, afirman que quieren más, mucho más, y lo quieren ahora, no después: impuestos más bajos, salarios más altos, liberación del continuo temor financiero y una vida mejor”[i].

 

La descripción que hace la prensa imperialista de lo que está sucediendo en Francia es precisa: las demandas de los explotados franceses se han profundizado. Lo que nació a mediados de noviembre como una lucha económica de los trabajadores que usan automóviles (y que están obligados a usar chalecos amarillos) se ha transformado en una lucha política que ha incendiado las calles de París y que reclama la caída de Macron, el actual presidente de la Quinta República burguesa de Francia, elegido a principios del año pasado.

Los trabajadores del chaleco amarillo han conseguido además unir a otros movimientos como el estudiantil que hace unos días protagonizó un levantamiento que condujo a una dura represión policial. Sin embargo, el poderoso movimiento obrero fabril francés aún no se ha sumado por completo a estas luchas debido a la política traidora de sus direcciones sindicales reformistas que les impusieron la derrota cuando salieron a marchar contra la reforma laboral de Macron, el año pasado[ii]. No obstante, el levantamiento de la pequeña-burguesía pobre deja sin base al régimen bonapartista presidencialista francés y por eso este ya se ha visto obligado a retroceder, no sin dejar muertos, heridos y detenidos en el camino.

Para este combate los trabajadores se han autoorganizado por encima de las direcciones sindicales y de los partidos de la pequeña-burguesía “anti-capitalista”. Sus métodos de combate callejero son completamente opuestos a la política sindical de la burocracia de la CGT, apoyada en una podrida aristocracia obrera social-imperialista, y nos hacen recordar las acciones del movimiento proletario “La Noche en Pie”, surgido el año 2016 contra el “socialista” Hollande[iii]. Sin embargo, esto no quiere decir que los reformistas no estén infiltrados en el movimiento intentando socavar desde adentro esta lucha con su conocido pacifismo “democrático”. Este es el propósito, por ejemplo, de los sirvientes del frente político burgués de Jean-Luc Mélenchon.

Es burdo, por otra parte, el intento de algunos contrarrevolucionarios que se dicen socialistas, de descalificar este extraordinario levantamiento debido a la presencia de partidarios de la derecha “fascista” del Frente Nacional de Le Pen. Así como fue criminal definir como una revolución lo que fue una clara insurrección fascista en Ucrania, armada hasta los dientes, así es de criminal calificar de fascista o “derechista” a un claro levantamiento de trabajadores muy mal armados por culpa de sus direcciones reformistas y anarquistas, un levantamiento que no solo pide el fin de los impuestos regresivos sino también de los bajos salarios y el desempleo. En sentido totalmente opuesto, Le Pen está pidiendo nuevas elecciones[iv] y Florian Philippot ha reclamado el restablecimiento del orden[v]. Este es el “apoyo” que está dando la derecha a esta lucha, el mismo “apoyo” que están dando todos los partidos burgueses de “oposición” y sus lacayos reformistas.

Cómo se será de progresivo este levantamiento que ya ha despertado a los trabajadores de Bélgica que también han salido a protestar en Bruselas vestidos con chalecos amarillos. Y si alguna conexión tiene o debe tener en Ucrania es con las milicias obreras del Anti-Maidán que siguen resistiendo los bombardeos del gobierno fascista de Kiev y los golpes de “su gobierno” de Frente Popular apoyado por Putin. Lo que está en juego en Francia es el estallido de la revolución proletaria en Europa Occidental porque en Europa Oriental, en Grecia y en Ucrania, ya se inició a pesar y en contra de sus direcciones reformistas. La actual lucha en Francia no está conectada con el fascismo sino con la revolución proletaria de sus ex colonias árabes, con la resistencia antiimperialista en Malí, África, con la lucha de la Guyana Francesa por su independencia aquí en Sudamérica.

 

[i] <https://www.nytimes.com/es/2018/12/07/chalecos-amarillos-francia/>

[ii] <http://nrci.org/blog/2017/12/28/francia-en-la-encrucijada/>

[iii] <http://nrci.org/blog/2016/06/23/francia-la-revolucion-busca-abrirse-paso/>

[iv] <https://www.washingtonpost.com/world/2018/12/04/frances-protests-mark-broader-crisis-western-democracy/?noredirect=on>

[v] <https://www.nytimes.com/2018/12/07/world/europe/france-protests-yellow-vests.html>

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