La Cámara Peruana del Libro ha anunciado que la FIL, la Feria Internacional del Libro de Lima correspondiente al presente año, tiene como país invitado de honor a Francia, país cuyo mero nombre es casi sinónimo de literatura por los tantos y tantos escritores que en el pasado han ejercido una gran influencia en la literatura universal.
También porque en la actualidad no son pocos los escritores franceses merecedores de un incontestable prestigio por la alta calidad de sus creaciones, las mismas que muestran la excelente salud de la literatura francesa de hoy. Los dos Premios Nobel en apenas seis años, J.M-G Le Clézio en 2006, y Patrick Modiano, en 2014, no son más que la punta de un iceberg literario lleno de vitalidad, de originalidad, de estilos y de variantes temáticas.
Cuando hace unos días los organizadores de la FIL 2015 anunciaron cuántos y quiénes eran los escritores que vendrán a Lima, la decepción fue generalizada: apenas seis autores, de los cuales solo dos son conocidos por un amplio lectorado fuera del Hexágono: Patrick Deville, autor de Peste& Choléra (2012) y Viva (2014), por citar solo dos de sus novelas más aclamadas; y Laurent Binet, autor de HHhH (2010), formidable relato sobre la eliminación del “carnicero de Praga”, el nazi Reinhardt Heydrich, de quien sus subordinados decían: “el cerebro de Himmler se llama Heydrich”: “Himmlers Hirn heisst Heydrich”; en alemán los sustantivos se escriben con mayúscula). Desde luego, la decepción no es por los otros escritores presentes, meritorios, sino por lo escandaloso de las ausencias.
Entre los autores subidos últimamente a la palestra destacan Adrien Bosc y su fascinante Contellation (2014), novela que recrea el accidente de aviación en el que el marido de Edith Piaf, el boxeador Marcel Cerdan, perdió la vida junto a más de cuarenta personas; Alexis Jenni con L’Art français de la guierre, Premio Goncourt 2011, que trata de las guerras coloniales de Francia. O autores con recorrido más largo como Marie Darrieussecq (Truismes, 1996), Philippe Delerm (La Première gorgée de bière, 1997). Autores ya totalmente dueños de un sólido prestigio como Emmanuel Carrère (D’Autresviesque la mienne; Limonov), Jean Echenoz (Courir, Je m’en vais, etc), Pierre Michon (Viesminuscules), Nathalie Rheims (Ceci est mon sang, 2010), Pascal Quignard (Tous les matins du monde), Pierre Assouline (Lutecia, 2005; su blog literario “La Republique des Lettres” es el más visitado en Francia), Alexandre Jardin (LeZèbre) ; Fréderic Beigbeder, 99 Fr… sin mencionar a autores de más edad y aún en actividad, ni al más mediático y controvertido de todos, Michel Houellebecq.
La enumeración puede ser tan larga como inútil, pero la pregunta que se impone es el por qué de tan pocos escritores invitados. Sin mencionar ya a Le Clézio (quien habla español y tiene un gran interés por América Latina) o Modiano, ¿qué ha impedido hacer venir a otros autores de prestigio, conocidos y admirados por el público peruano? ¿Es acaso la coincidencia con las largas vacaciones del verano europeo? ¿Facilismo? ¿Desconocimiento?
La Cámara Peruana del Libro no lo ha explicado, a pesar de haber afirmado que el apoyo brindado por la embajada de Francia en el Perú ha sido muy importante. Si bien estarán presentes los libros, además de algunos editores (entre ellos, Anne-Marie Métailié, que ha publicado a muchos autores latinoamericanos), eso de “Francia, país invitado de honor a la FIL 2015” deja de antemano un sin sabor.