¿Qué relación puede haber entre columpiar a una modelo desnuda que cuelga de un candelabro para la toma perfecta y una palabra tan simple y violenta como el amor? Para David Lachapelle, uno de los íconos de la fotografía contemporánea, la respuesta es la imagen. Esta puede ser devastadora, convertirse en otra pregunta, puede criticar sin desparpajo y enfrentarnos. Hay amores violentos y el que mantiene Lachapelle con sus fotografías lo es. El resultado es nuestro.
Cada cuerpo que toca para sus composiciones se prepara para un ritual de belleza en el que la explosión de colores y los destellos de luz nos llevan al tacto de un hombre deslumbrado ante una pieza de su cabeza, finalmente extirpada y expuesta. Las imágenes imposibles y secretas que abandonamos, otros como Lachapelle, las cuidan, las vuelven perfectas, las diseñan y las sacan de sus cabezas oscuras, en este caso con color, con gritos y euforia. Así, una Coca Cola gigante podría destruir un auto en un mundo paralelo, o en este después de una fotografía de Lachapelle, quien no es solo un fotógrafo de las más grandes estrellas de Hollywood, sino un escultor de las más inverosímiles imágenes a las que describe como un proceso de amor entre su trabajo y su propia cosmovisión.
Pensar en la muerte es estar en guerra
Cuando hablamos del trabajo de Lachapelle lo primero que nombramos es su estética hiperrealista, la misma que bombardea no solo nuestros ojos, sino la mueca que producimos debajo de estos: de aversión, curiosidad, asco, compasión, sorpresa y deslumbramiento. Pero hay algo más y es que Lachapelle parece estar siempre en guerra o en todo caso, sus inicios con la imagen fueron tan intensos que la guerra continúa en cada ojo estrellado contra los cuerpos que diseña y produce. Si vemos por ejemplo la fotografía de Andy Warhol que expone como parte de su retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo de Barranco, no solo veremos al ícono pop o a su última fotografía.
“Se la tomé unos diez o doce días antes de morir. Él está entre dos biblias porque iba a misa cada domingo. Él quiso poner eso ahí. No todos lo saben”, comenta Lachapelle. Cada imagen tiene entonces no solo una relación con la muerte sino con un ritual diseñado por el fotógrafo en el que rescata el deseo humano y su lucha por ser iluminando. Para ver esto de manera más clara, Lachapelle, explica sus primeras fotografías en la serie “Good news for modern man” (en blanco y negro) como negativos raspados, pintados en papel de color. “Son collages entre desnudos y claroscuros, por eso estas imágenes tienen la muerte sobre las cabezas. El tema de la muerte estaba sobre todos. Y sí, la muerte está en la mente de todos. Pensar eso es estar en guerra. Y me preguntaba si teníamos un alma. Mis amigos morían, estábamos en los ochenta y yo estaba en guerra a los veinte años”.
Andy Warhol
Después de un recorrido guiado por el mismo Lachapelle y de su testimonio -que nos remite a su primer trabajo como discurso posterior de su obra- el artista se para al lado de un autorretrato en forma de una casa con múltiples habitaciones. La sexualidad, la religión, el temor y la estética enfrentada de los cuerpos conviven en esta composición fotográfica, que se sitúa exactamente frente a su primera serie de 1984. Su trabajo comercial, sus construcciones apocalípticas, los humanos sumergidos -pero más que eso, suspendidos después de la desolación y/o extrañamente activados (observados)- son lugares previos a estas habitaciones laberínticas desde donde además los habitantes parecieran observar la primera serie de 1984, un encuentro antes de color y descrito como una guerra entre la luz de las imágenes y una muerte que fue travestida, usurpada y domada por el lente de Lachapelle hasta convertirla en una pieza propia, a veces grotesca, tierna, compasiva y despampanante.
Sobre DAVID LACHAPELLE
Su carrera empieza en 1980 en las galerías de Nueva York. Fue Andy Warhol quien le ofreció su primer trabajo como fotógrafo en la Revista Magazine. Ha fotografiado a grandes estrellas de Hollywood, sin embargo desde el 2006 decide alejarse del trabajo comercial de las revistas. Dirigió videos de música, películas y documentales. En el 2014 La Chapelle exhibió su nueva serie: “Landscape” (“Paisaje”) en Nueva York, Viena, Londres y París. En esta oportunidad el MAC expone una selección de series fotográficas que van desde 1984 hasta 2013.
EL DATO
«David LaChapelle. Fotografías 1984 – 2013», MAC-Lima, Museo de Arte Contemporáneo. Av. Grau 1511, Barranco.
De martes a domingo, de 10 a. m. a 6 p. m. Entrada: S/.6 (general), S/.4 (estudiantes y adultos mayores) ¡Y los domingos a un sol! Prohibido perdérselo.