FITECA NO ES MACHU PICHU, PERO ES OTRA MARAVILLA DEL MUNDO
Por Edwin Cavello Limas Fotografía Nadia Rain
Han pasado diez años como jugando, y FITECA se encuentra con más alegría y color, la balanza de Comas ya no tiene el color de la miseria, ya no tiene esa soledad que nos recuerda las fotografías en blanco y negro, una comunidad que mira Lima desde lo alto, que aprendió a trabajar organizadamente, a vivir creyendo en los sueños e insistiendo tenazmente en que la cultura es el alimento principal del ser humano.
Son diez años que se viene trabajando regalando sonrisas, diez años golpeando puertas y luchando por este festival, una organización que ha logrado conjuntamente con los vecinos, integrar al mundo, porque hoy FITECA ya no es solo de Comas, FITECA es de todos. Grupos de teatro de diferentes países llegan primero a Lima, para luego ser trasladados a Comas, y subir hasta lo alto de un cerro, dejando atrás la locura con cara de tristeza.
Comenzó la fiesta, la cultura se estaciona por 7 días al aire libre, aquí no se necesita una sala de arte, un auditorio, ni el vino de honor para celebrar, aquí lo único que se necesita es una canchita de fulbito y amor por lo que se hace, el voluntariado pone el hombro mejor que Atlas, los vecinos apoyan con alimentación y estadía, los diferentes grupos culturales no cobran, más bien piden por favor participar. FITECA es todo un fenómeno social, es un grito desesperado a esa burocracia política, que jamás escuchara, porque creen que tener un país culto es un peligro para ellos.
Observo niños pintando paredes, dibujando con sus manitos muy concentrados, jugando a vivir, madres que ayudaban con lo poco que tienen, que ya es bastante, y la música que me confunde entre la realidad y el cuento de Hans Christian Andersen. Toda una semana de teatro, danza, pasacalles, música, exposiciones, murales, y alegría colectiva.
Si tienes el corazón grande y una sonrisa de oreja a oreja, pues qué esperas, vente a FITEQUEAR.