Existe una carpeta fiscal abierta recientemente, donde magistrados del Ministerio Publico realizan las primeras indagaciones respecto de presuntos actos de corrupción perpetrados por una red o argolla enquistada en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Cancillería de la República).
Para algunos periodistas y jurisconsultos esa argolla estaría plenamente identificada, sobre todo a partir del denominado caso Fortunato Quesada, “armado” o “desatado” entre enero y junio del 2018 desde Lima. Lamentablemente, respecto del problema, y por lo menos desde ese año, los ministros de Relaciones Exteriores parecen cortados por la misma tijera, pues han preferido mirar de costado en lugar de limpiar la Cancillería; y es peor cuando algunos altos funcionarios habrían obstaculizado las acciones encaminadas a transparentar y sancionar ese tipo de casos.
En ese sentido, las acciones preliminares de la Fiscalía en los predios de la diplomacia peruana, que requiere a gritos una reorganización, deberán ser prolijos para conocer y valorar testimonios y cartas reveladoras, como las del chef Jesús Alvarado Zegarra, que trabajó en la residencia del embajador Fortunato Quesada en Tel Aviv y que fue testigo de excepción respecto de un plan perverso, maquiavélico y delictivo ejecutado desde las más altas esferas de la Cancillería.
El ciudadano Jesús Alvarado, ex servidor del Ministerio de Relaciones Exteriores, acaba de ratificarse en sus declaraciones mediante las cuales detalla cómo funciona esa argolla delictiva y quiénes la integran. En esta historia del complot contra el embajador Quesada estamos en condiciones de revelar, en calidad de primicia, dicha ratificación del chef Jesús Alvarado.
En el texto de su testimonio, fechado del pasado 1 de abril, podemos encontrar, de forma sencilla y valiente, datos, hechos, mecanismos de un modus operandi impulsado por funcionarios públicos en actividad y el objetivo de conspirar contra quien resulta incómodo en la Cancillería, ya sea en áreas o puestos diplomáticos dentro o fuera del Perú.
Alvarado, muy indignado, textualmente dice que su carta es “para desmentir y hablar sobre sus difamación de la Sra. Romina Tevez Araujo (empleada del hogar en la residencia del embajador Fortunato Quesada en Israel) a mi persona y al Embajador, quien fue desleal desde que llego a la casa del embajador y fue recibida por en ese entonces el Ministro Consejero Pedro Rubin el 2018 con quien ya tubo contacto directo desde un comienzo y siendo parte del COMPLOT en contra del Embajador Fortunato Quesada, también con Popolizo, De Zela y compañía” (sic).
Pero lo vergonzoso de la Cancillería es que algunos funcionarios referidos por Jesús Alvarado continúan muy orondos en actividad y hasta premiados con puestos claves y bien remunerados pese a los siguientes hechos que describe en su declaración:
“(…) Cuando llegue a Israel (casa del embajador Fortunato Quesada) ya se sentía esa vibra de mala onda en contra del señor Quesada ya que me comentó en una oportunidad la Sra. Empleada del hogar que el ex ministro Consejero Pedro Rubin ya la había abordado para comentarle algunas cosas negativas de nuestro jefe directo y así ponernos en alerta sin razón alguna (sic) … y todo era cuchicheos de los empleados sobre el embajador lo cual me hacía pensar y también equivocarme como me paso y la historia la saben, que tuve reuniones con el ex ministro consejero Pedro Rubin donde hay audios de las mismas reuniones con las expresiones negativas sobre mi jefe directo” (sic).
El chef Alvarado Zegarra también adjunta a su carta un mensaje aclaratorio que le envió la empleada del hogar Romina Tevez, donde ella lo difama diciéndole que él “es el principal responsable del COMPLOT CONTRA EL SEÑOR QUESADA”, hecho y expresiones de dicha mujer que hoy Alvarado rechaza de plano y acota literalmente otro dato sobre un complot que tenía el objetivo de hacer daño y empapelar al entonces embajador del Perú en Israel mediante trampas y celadas, como la siguiente:
“Si hubo una invitación al señor Quesada para salir al resto bar que estaba cerca de casa y donde el mensaje del ex ministro Consejero Pedro Rubin era que la empleada del hogar la Sra. Tevez (cómplice del mismo ex ministro en todo) le tomará fotos bebiendo un trago como con ella como si fuera toda una mala práctica del embajador pero más bien era para hacerlo caer en una trampa que sería sembrada por las cabezas de Ministerio de relaciones exteriores” (…).
Se aprecia a la luz del testimonio de Jesús Alvarado que con su carta del pasado 1 de abril, conocida en calidad de primicia por esta redacción, él no solo busca defender su honor frente a los dichos por la ciudadana Romina Tevez sino que defiende la verdad en un caso que lleva años ya no solo en materia administrativa a nivel del Ejecutivo, sino también a nivel del Poder Judicial y del Ministerio Público. En ese contexto, el chef Jesús Alvarado acota lo siguiente:
“Dejo muy claro que a mi si me engañaron con todo lo que se me dijo por llamadas telefónicas vía WhatsApp desde Lima (ministerio de relaciones exteriores) /Israel (Pedro Rubin y compañia) lo cual nunca se cumplió y más bien apenas VOTARON AL SEÑOR QUESADA también me VOTARON, aludiendo que no había dinero para pagarme pero si para pagarle y ayudar a la Sra. Tevez quedándose hasta cumplir el CONTRATO y otras gollerias más que va tener que explicar ante la ley ya que pudo viajar a USA CON VISA QUE LE AYUDO PEDRO RUBIN entre otras cosas más”(sic).
Y otro relato contundente que la Fiscalía deberá diligenciar está de lo declarado por el chef Alvarado cuando afirma: “(…) la Sra. Tevez hizo grabaciones ilegales dentro de la residencia del señor Quesada como también ya tenían fecha para ser cómplice en las grabaciones que se hicieron en las oficinas de la embajada de Perú en Israel para el PROGRAMA PANORAMA” (…) aumentando así las falsas denuncias en contra del Embajador y mi persona”.
Señores y altos funcionarios del Estado, en medio de un desmoronamiento de la moral pública y la corrupción, al parecer nada nos sorprende pues basta revisar cualquier ámbito del gobierno para evidenciar hechos vergonzosos. No obstante, algo de decoro e integridad debería de quedar y en eso los lectores coincidirán, seguramente, con la parte final del testimonio de Jesús Alvarado en el sentido de que acabe la impunidad, en especial él cuando señala: “Espero que les caiga todo el peso de la ley por dejar tan mal a nuestro país y a TORRE TAGLE no como hoy que siguen siendo PREMIADOS y con puestos en otros países”.