En el mes de agosto de 2023, una madre de familia con iniciales S.P.A, presentó una denuncia por el delito de acoso contra el sacerdote Miguel Medina Pacherre, quien tiene a su cargo la Parroquia de Guadalupe en la ciudad de Piura. La denuncia fue presentada ante la Fiscalía Provincial Penal Corporativa Especializada en Delitos de Violencia Contra la Mujer y los integrantes del Grupo Familiar de Piura, que despacha la fiscal Córdova Yauri. Han transcurrido siete meses y el caso se encuentra prácticamente paralizado, mientras en los pasillos del Ministerio Público crece la versión de que habría fuertes presiones para proteger al sacerdote denunciado.
La historia que involucra al cura Miguel Medina Pacherre es sumamente grave porque abarca seis años de acoso a una madre de familia y trabajadora. En efecto, según la denuncia, ampliamente sustentada con pruebas, la víctima, hoy de 45 años, ha venido sufriendo las solicitudes amorosas y las presiones laborales ejercidas por Miguel Medina Pacherre, quien, olvidando por completo la conducta que debe tener como sacerdote, empezó a presionarla para que se convierta en su pareja clandestina aprovechándose de la circunstancia de que ella es una madre con cuatro hijos abandonada por el esposo y necesitaba del trabajo por su precaria situación económica.
Sacerdote Medina en la oficina escenario del acoso sexual y laboral.
Para este informe hemos tenido acceso a la carpeta fiscal 2838-2023 que corre ante la Fiscalía Penal Especializada en Delitos de Violencia Contra la Mujer, y en ella se encuentra en detalle el accionar del sacerdote acosador Miguel Medina contra la trabajadora administrativa. En efecto, la fiscal Carolina Córdova Yauri conoce, por declaración documentada de la denunciante, esta información: “Cuando tenía 37 años, el comportamiento del sacerdote Miguel Medina Pacherre hacia mi persona cambió, tornándose en una conducta inadecuada e impropia, que no se correspondía con el vínculo laboral existente, causándome incomodidad”.
Documento de la denuncia por acoso presentada a Fiscalía contra el sacerdote Medina.
El comportamiento inadecuado del sacerdote denunciado se inició con frases como: “Estás bonita”, “que linda has venido”, “te queda bonito ese vestido”, “me gusta cuando sonríes”. Estos comentarios, que comenzaron en la oficina en pleno horario laboral —Medina es jefe de la agraviada—, luego fueron volviéndose más invasivos mediante constantes mensajes vía WhatsApp y llamadas telefónicas en altas horas de la noche, aprovechándose el sacerdote Medina de conocer que la Sra. Arévalo fue abandonada por su esposo.
El sacerdote Medina insistía que la trabajadora vaya a sus casa fuera del horario laboral.
Este acoso pasó luego a contacto físico con la víctima y con solicitudes para que lo visite en su domicilio, ubicado a espaldas de la Parroquia de Guadalupe en la ciudad de Piura, fuera del horario laboral con la excusa de que le lleve documentos o recoja dinero. Ante la constante negativa de la víctima, el sacerdote Medina utilizaba frases como: “Vente a mi casa, tengo un trabajo para ti, te conviene”. Situaciones que incomodaban e intimidaban a la acosada y que fue soportando a lo largo de años por mantener su puesto de trabajo. El comportamiento inapropiado y punible del sacerdote fue afectando el ámbito emocional de la trabajadora, al aprovechar situaciones de trabajo para guiñarle el ojo o mandarle besos, increpándole porque no le retribuía con los mismos gestos.
Denuncia presentada ante la fiscalía consta de 129 páginas con abundantes pruebas.
Las acciones de acoso del religioso no quedaron solo en mensajes y llamadas telefónicas. Pasó a buscar cualquier oportunidad para entrar en contacto físico con la trabajadora administrativa. “Con el pretexto de entregarme algún documento o solicitud, tocaba mi mano, frente u orejas”, relató la víctima ante el Ministerio Público.
La situación laboral de la víctima fue empeorando porque el sacerdote Medina, aprovechándose de su posición, amenazó con sacarla del trabajo y empezó a tratarla de manera agresiva. Cansada de esta situación la afectada se armó de valor y decidió ir al domicilio del sacerdote para exigirle que pusiera fin al acoso y al maltrato laboral. Ante esto, el sacerdote Medina le respondió diciéndole: “Eres la primera mujer que me está dando lucha” e insistió afirmando: “Si te quedas conmigo, a tus hijos no les faltará nada”. Luego, el sacerdote Medina Pacherre tomó a la fuerza a la acosada y la besó. Esto aterró a la trabajadora, quien reaccionó huyendo inmediatamente de la casa del sacerdote.
En los mensajes del cura se evidencia permanente insinuaciones contra la trabajadora.
A pesar de la gravedad del episodio, la agresividad por parte del sacerdote se incrementó. En la denuncia fiscal la agredida manifestó: “Hacía comentarios despectivos hacia mi persona, sobre mi trabajo diciendo que era el peor, que no comprendía sus indicaciones y que había comprado mi título profesional”.
Se trata de un caso muy grave porque el denunciado es un sacerdote al que se le atribuye la comisión del delito de Acoso de acuerdo al artículo 151-A del Código Penal; la víctima es una madre de familia que trabajaba a órdenes del sacerdote agresor y éste se comportó de manera punible durante varios años aprovechando la necesidad de trabajo de la agraviada.
La actitud del sacerdote Medina Pacherre frente a la denuncia muestra su falta de respeto a las normas que un sacerdote debe observar. En efecto, para eludir su grave responsabilidad ha solicitado la prescripción del delito, es decir, se opone a que se investigue. Asimismo, objeta la declaración de testigos ofrecidos por la víctima e, incluso, ha pedido que el caso sea derivado a Lima para dilatar la investigación.
Lo sospechoso es que la fiscal Carolina Córdova Yauri, viene atendiendo todos los pedidos del sacerdote.
Nos comunicamos vía telefónica con el sacerdote Miguel Medina Pacherre para solicitar sus descargos, pero solo respondió vía WhatsApp con el siguiente mensaje: “Buenas tardes, consulto con mis abogados y le respondo, a mi me pidieron bajo juramento evitar comentarlo. Gracias”.