Cultura

FIL Guadalajara 2021: La lista de Ciro Gálvez

El ministro Ciro Gálvez ha dado un duro golpe a la estructura de la argolla literaria que estuvo enquistada por más de una década en el Ministerio de Cultura.

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En el piso 8 de la sede central del edificio del Ministerio de Cultura ubicado en San Borja, se tomó la decisión de corregir el atrevido error dejado por el exministro Alejandro Neyra: una lista de escritores invitados a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, armada a última hora, donde se priorizaba a la argolla limeña, es decir, la mediocridad literaria con nombres y apellidos.

En la primera lista, 60 fueron los elegidos, solo diez nombres de esa delegación eran aceptables, el resto eran caviares, feministas y gente sin talento que se había ganado su boleto a Guadalajara por ser parte de una recua que se acostumbró a viajar, comer y celebrar con el dinero de todos los peruanos.

De esa primera lista, bajaron del avión a nueve invitados: Renato Cisneros, Katya Adaui, Nelly Luna, Carmen McEvoy, Karina Pacheco, Marcel Velásquez, Gabriela Wiener, Jorge Eslava y Cronwell Jara. De esos nombres que fueron desembarcados, el de Cronwell Jara destaca por su importante producción literaria.

La polémica

Horas después, luego de conocerse la segunda lista con los cambios de manera oficial mediante Resolución Ministerial publicada en el diario El Peruano, la polémica se inició y las redes sociales comenzaron a humedecerse. Entre lamentos y lágrimas algunos desembarcados denunciaban haber sufrido un atropello de parte del ministro Ciro Gálvez.

Hay que entender que este es un hecho importante, porque la estructura de la argolla ha sido golpeada. Un día después, el ministro Gálvez tomó la decisión de continuar eliminando los tentáculos de la mafia cultural enquistada en el MINCUL. Esta vez, Santiago Alfaro fue expectorado por intentar venderle al ministro “gato por liebre”. Alfaro fue el que se encargó de bajar del avión a los nueve antes mencionados, pero, además, disfrazó a una parte de la delegación como provincianos. Intentar verle la cara de idiota al ministro terminó acelerando su salida.

Pero la limpieza de la argolla que tanto daño le hizo en la última década al Ministerio de Cultura no comenzó esta semana. Otro de sus tentáculos y pieza clave de la estructura era Ezio Neyra, exjefe de la Biblioteca Nacional del Perú. Recordemos que semanas atrás, él también fue obligado a presentar su renuncia. Hay un detalle que se repite: los que hoy lloran sobre la leche derramada y critican en bloque al ministro Gálvez y al presidente Pedro Castillo, son los mismos que criticaron la salida de Ezio Neyra. Tenemos que entender que así funciona la argolla, reaccionan en bloque, coordinadamente, y gritan como una jauría en las redes sociales.

Con el desembarco oficial, la argolla hizo lo que mejor sabe hacer: levantar el teléfono y escribir en su grupo de WhatsApp para coordinar una respuesta y posición frente a lo acontecido. Entre lamentos y mentiras, dispararon tuits señalando que eran “lo mejor de la literatura peruana”, incluso usaron a sus amigos periodistas —que no leen literatura— como caja de resonancia para disparar sus críticas contra el gobierno del presidente Castillo, a quienes ellos mismos apoyaron en las elecciones presidenciales llamando a votar por el lápiz, por dignidad. Nada de eso ha servido. La decisión del ministro Gálvez ha sido celebrada en costa, sierra y selva, y, además, festejada por gran parte de la oposición.

La argolla y el plan solidario

Con la polémica encendida, el plan solidario de la argolla se inició, y algunos escritores comenzaron a anunciar su renuncia a la delegación. En total ya son 23 los renunciantes solidarios. Es lo más absurdo que han hecho, pero no cabe duda de que sus asientos en el avión serán remplazados fácilmente por gente que se lo merece, escritores de las regiones que jamás fueron invitados a una feria internacional, y en algunos casos, escritores que jamás se subieron a un avión.

Uno de los primeros mensajes que recibió el ministro Ciro Gálvez cuando asumió el cargo de la cartera de Cultura fue: “Ministro, no se deje pisar el poncho”. Una expresión andina que significa que no se deje controlar ni dominar por nadie. Aunque algunos tuvieron dudas de la capacidad de Ciro Gálvez, con el desembarco de la argolla está demostrando que tiene los pantalones bien puestos y la voluntad para restructurar el Ministerio de Cultura.

Pero la argolla siguió llorando, y entre argumentos jalados de los pelos, intentaron señalar que habían sido desembarcados por ser feministas, otros mencionaron que fue porque eran «críticos del gobierno» ¿? y hasta inventaron que esto era una persecución política. Son una sarta de chistosos. Deben procesar y entender que estamos ante un nuevo gobierno que acaba de castrar sus privilegios.

Algunos se preguntan ¿Por qué no dice nada la organización de la FIL de Guadalajara? La respuesta está en el dinero. Ser país invitado de honor, nos cuesta más de 4 millones de soles. De los cuales casi 2 millones de soles se van en la instalación de un pabellón de mil metros cuadrados que tendrá nuestro país en México. Lo único que puede hacer la organización de la FIL de Guadalajara es esperar, porque ellos pueden proponer nombres, pero no obligar al gobierno peruano a enviar a una argolla literaria.

Hora Zero y Vargas Llosa

Lo que sí me sorprende es el silencio de algunos sectores o grupos literarios como Hora Zero, ¿dónde quedó la rebeldía? ¿dónde quedaron los testículos y la lucidez? Hoy más que nunca son necesarias esas Palabras urgentes. O acaso los intereses editoriales en la actualidad son más importantes que la piedra angular de su manifiesto.

Por su parte, la argolla espera que Zeus Vargas Llosa se pronuncie, que los defienda, que salga con su pluma a golpear al gobierno. Pero hasta ahora solo han recibido su silencio. Avalar una argolla es avalar el vientre donde se gesta una futura red de corrupción. Porque toda argolla, al final, termina convirtiéndose en eso.  Los escritores que hoy no aceptan que se les dé espacio a autores andinos, amazónicos o de lenguas originarias, son los mismos escritores que se llenan la boca hablando de Arguedas, Vallejo, Churata, Ciro Alegría o Carlos Oquendo de Amat. Hipócritas desmemoriados, que manosean la literatura para parasitar a expensas del gobierno.

Tercera lista

Con las renuncias y la revisión minuciosa de la segunda lista, se viene preparando una tercera lista de escritores que viajarán a la FIL de Guadalajara que se realizará del 27 de noviembre al 05 de diciembre. De los 69 que integraban la segunda lista ahora se busca una mejor representación, es por eso que se dispuso no considerar a aquellos escritores que hayan participado en delegaciones oficiales del Ministerio de Cultura en ferias internacionales del libro en los últimos 5 años. 

El ministro Ciro Gálvez mencionó: “Hoy se está dando la oportunidad a nuevos valores de provincias, escritores emergentes que por falta de recursos no han podido hacerse visibles, entonces Cultura tiene esa obligación de apoyar a todos los peruanos, especialmente a los que necesitan”.

Acertada decisión del ministro Ciro Gálvez. Si la argolla quiere viajar, que lo haga con su plata. Y en vez de tanta queja y lamento, usen ese tiempo para dedicarse a aprender a escribir. Tienen que entender que publicar un libro no te hace escritor, muchos menos irte a vivir a España o sacarte una foto con Vargas Llosa.

Para la argolla los tiempos han cambiado, y los personajes de las fotos también.

Actualización

El Ministerio de Cultura acaba de anunciar que las DDC de Cultura serán las encargadas de realizar la evaluación y selección de los escritores regionales para formar parte de la nueva lista oficial para la FIL de Guadalajara.

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