Ángel o demonio, héroe o villano, tirano o libertador, todo se puede decir de Castro que alimenta en torno a su figura el mayor de los maniqueísmos. Mientras tanto la Alt-Right, la Nueva Derecha y los movimientos radical-populares van arrebatándoles todas sus banderas a una izquierda en franca extinción y en un momento en que el mayor representante del movimiento antiglobalización y antisistema es un magnate inmobiliario. Querían cambios, aquí los tienen.
Muerto Fidel la izquierda latinoamericana ha quedado definitivamente huérfana de todo referente. El anciano (dictador y/o presidente, usted elige como llamarlo) Fidel murió a los 90 años en un contexto de extrema incertidumbre en la isla. Hace unos meses veíamos izarse la bandera norteamericana en La Habana y la visita de Obama a la isla, un contexto que auguraba el final del embargo, pero apenas hace dos semanas todo cambio de golpe cuando ganó Trump con una retórica de rancio anticastrismo.
Nos acostumbramos tanto a Fidel que ahora incomoda su ausencia. El hombre que le plantó cara al imperialismo estadounidense, que casi ocasiona un holocausto nuclear por la presencia de los misiles rusos en la isla. Un aventurero revolucionario que no conforme con ganar su propia revolución promovió los movimientos guerrilleros, la mayoría fracasaron desastrosamente como el intento geoguerrillero del aprocomunista Manuel De la Puente Uceda en el Perú, otros vencieron en Nicaragua con los sandinistas, otros empataron como en El Salvador o simplemente se empantanaron como en Angola hasta donde Cuba envió tropas (la primera y única vez que un ejército expedicionario hispanoamericano salió fuera de nuestro continente en una aventura colonial ideológica). Castro tiene su merito, hizo una Cuba que fue hospital general de América, con un sistema de salud admirable, con un sistema educativo ejemplar, que invirtió en artes, cultura y deportes. Un Apis referencial para toda Hispanoamérica. Y, sin embargo, también un país opresor, no solo exportaba guerrilleros e ideología, también balseros que se ahogaban en el mar o eran devorados por los tiburones cuando no llegaban a alcanzar las playas de Florida. Fidel dividió a su país, entre integrados y exiliados. Una Cuba oficial la de la Habana y una Cuba clandestina en la disidencia interna o la derechista pequeña cuba de Miami.
CASTRO DESPUES DE LA URSS: EL VATICANO Y VENEZUELA
Castro es ante todo un sobreviviente político, un artista del malabarismo, que sin renunciar a su postura ideológica supo sobrellevar los vientos adversos del cambio como el llamado “periodo especial” que sufrió la isla cuando la URSS desapareció y tuvo que soportar el verdadero peso del bloqueo y embargo estadounidense. Y en ese contexto, cuando el neoliberalismo triunfaba en el mundo entero Fidel supo ofrecer a Cuba como escenografía al viaje del Papa Juan Pablo II, donde Su Santidad dio ese famoso discurso de denuncia a los abusos del capitalismo salvaje, que “hace más rico a los ricos y más pobres a los pobres”, todo un espaldarazo moral a la isla.
El Vaticano se ha esmerado en defender a este hijo prodigo a lo largo de años, las visitas de Juan Pablo II, de Benedicto XVI y Francisco I han favorecido el clima para que EE.UU. reabriera sus relaciones con la isla, lástima que el contexto haya cambiado desde el 8 de noviembre.
Si el Vaticano era su apoyo moral a nivel de imagen internacional, el ascenso de Chávez en Venezuela significó el balón de oxígeno económico para la isla. Porque Cuba es el mayor beneficiario social de Venezuela, sea en dinero o petróleo. Fidel supo guiar a Chávez en la construcción de su proyecto regional que culminó en la creación del bloque del ALBA. Cuba era el modelo y Fidel el símbolo. Pero hoy Chávez está muerto y Maduro apenas se mantiene en el poder, Cristina Fernández ya no gobierna en Argentina y Lula corre peligro de ser enjuiciado por corrupción. El mundo ha cambiado otra vez y Cuba ha de afrontar este cambio sin Fidel, la pregunta es ¿podrá el régimen sobrevivir?
CASTRO Y FRANCO
El único dictador que se le puede comparar a Castro en éxito y perdurabilidad es la dictadura de Franco en España. Franco es una figura ejemplar en lo que se refiere a sobrevivir. Franco fue amigo y aliado de las potencias del EJE (la Alemania Nazi y la Italia Fascista), potencias que le apoyaron en su victoria en la Guerra Civil. La España franquista al final de la contienda mundial quedó estigmatizada por las potencias vencedoras, y sufrió un embargo y bloqueo más brutal que el que padeció la isla de parte de EE.UU. La España franquista sobrevivió a dos posguerras (la de su guerra civil que acabo en 1939 y a la de la Segunda Guerra Mundial en 1945) y a un bloqueo global de la que fue lentamente saliendo, primero restableciendo ye estrechando lazos con países árabes y con las ex colonias americanas como la Argentina de Perón (la misma Evita Perón viajo a ver a Franco).
En 1959 España recién pudo ingresar a la ONU aprovechando el contexto de la Guerra Fría en que vendía una imagen de país enemigo implacable del comunismo. Hasta su muerte Franco sobrevivió políticamente, nadie podía cuestionar realmente su hegemonía en la península. Porque España era franquista mientras Franco vivió. Lo mismo se puede decir del castrismo. Raúl por más hermano que sea, por más Castro que sea no representa el Castrismo. Sin el símbolo no hay nada. Así murió el franquismo cuando ya no hubo un Franco.
LOS HEREDEROS DE TRUMP
La izquierda huérfana desaparece del mapa global político. El régimen comunista chino se rige a esta hora como mayor defensor del neoliberalismo. El chavismo solo lucha por continuar en el poder. La izquierda moderna y progre se confunde con el liberalismo o es absorbida por los grupos animalistas y ambientalistas. El marxismo como ideología no existe. Como contenido ideológico el discurso y pensamiento de Castro ha muerto, se pensaba que el ALBA y en especial en chavismo le darían continuidad, pero su heredero natural Hugo se murió antes.
En cuanto lucha, la lucha de Fidel, como lucha de los pueblos contra los imperialismos, contra el intervencionismo corporativo, como una voz disidente hacia el pensamiento único, en cuanto acción Fidel tiene herederos y una continuidad en los movimientos antisistema como Le Pen en Francia (quien desea sacar a Francia del FMI), con Farage artífice del Brexit que sacó al Reino Unido de la UE, y hasta incluso con Trump que es hostil a la OTAN y a las organizaciones supranacionales como la OMC o el FMI. De hecho habría que cambiar la nomenclatura ideológica, porque izquierdas y derechas como referentes políticos ya no existen, solo existe realmente el stablishment y los anti sistema. O estas con la Globalización o estas con la soberanía de los pueblos.
TRANSICIÓN EN TIEMPOS DE TRUMP
Muere Fidel en el peor momento histórico para la izquierda. Su muerte es la pérdida de un símbolo. Muere justo a las semanas de que Trump ganó las elecciones estadounidenses. Raúl, su hermano no tiene el poder simbólico que poseía la figura de Fidel, Raúl es una sombra opaca a la que el ala más dura del castrismo (el ala fidelista) acusa en silencio desde revisionista hasta vende patria por su acercamiento en relaciones con EE.UU. Ahora que Trump ganó, la historia parece dar la razón a los fidelistas, lo que significaría un mayor endurecimiento de las libertades civiles en la isla, una postura más radical frente a la disidencia y una postura más intransigente de parte de Washington. La dialéctica que se viene podría sobrepasar la tensión de los años más duros de la Guerra Fría. Cualquier cambio o pretensión de continuismo será radical.
ADIÓS FIDEL
El Papa dedicó sus oraciones por su alma. En Cuba hay duelo nacional por 9 días. El presidente francés saliente Hollande declaró sobre Fidel que “despertó esperanzas tanto como desilusiones”.
Sobre si mismo Fidel solo supo decir repitiendo a Hitler que sería la historia la que lo absolvería. En el café Versalles, bastión del anticastrismo de Miami cientos desde anoche celebran la muerte de Fidel, un espectáculo deleznable solo comparable a como celebraron la muerte de Franco los españoles comunistas exiliados en París.
Socialismo o muerte, bajo ese lema vivió fielmente Fidel. Socialismo o muerte. Ya sabemos que ganó la muerte. Y yo, que de niño lo creía inmortal.
¡Fidel ha muerto!