En lo que va del 2025, la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) ha sido testigo de un aumento alarmante en la contratación de personal externo, con un incremento del 52% en comparación con el año pasado. Abogados, comunicadores, administrativos y asesores han sido los principales beneficiarios de contratos que van desde los 9 mil hasta los 13 mil soles.
La Oficina de Comunicaciones, por ejemplo, cuenta actualmente con más de 20 empleados, un número que supera incluso a algunos ministerios. Las direcciones de Acceso y Promoción Cultural y Bibliotecas Desconcentradas han duplicado su personal, mientras que la Oficina de Administración ha incorporado a 10 asesores nuevos, con sueldos de 10 mil soles cada uno. Este aumento indiscriminado de personal no parece responder a una necesidad real de la BNP, sino al beneficio de una argolla.
El presupuesto para la BNP ha experimentado un aumento de más de 10 millones de soles en 2025, pero lejos de destinar esos recursos a proyectos culturales o bibliográficos, la gestión de Ana Peña Cardoza ha priorizado la contratación de personal. Según documentación a la que he tenido acceso, si esta tendencia continúa, la biblioteca podría quedarse sin dinero a mitad de año.
Lo más preocupante es la falta de coherencia entre el aumento en los gastos de contratación y la eficiencia en la gestión. En 2024, la BNP gastó 731,545 soles en contratos de servicios de terceros; en los primeros meses de 2025, esa cifra ya ha superado el millón de soles, alcanzando los 1,171,350 soles. Este incremento de casi medio millón no se ha traducido en mejoras visibles en los servicios de la biblioteca, lo que sugiere que el dinero se está utilizando de manera ineficaz.
El círculo cercano a Peña Cardoza parece estar compuesto por “reciclados” de instituciones como Indecopi —institución donde ella trabajó—, lo que lleva a la sospecha de un favoritismo descarado a costa de los fondos públicos. Este tipo de prácticas no solo son éticamente cuestionables, sino que se acercan peligrosamente a lo que muchos catalogarían como un “robo sistemático” del presupuesto de una de las instituciones culturales más importantes del país.
Los maltratos a trabajadores y la clara descoordinación entre la gestión y los objetivos de la institución deberían ser motivos más que suficientes para que Contraloría y Fiscalía investiguen a fondo la administración actual. Basta del despilfarro de dinero en la BNP.
(Columna publicada en Diario UNO)