Visitando la Feria del Libro de San Juan de Lurigancho, encontré errores y horrores de la organización y de los participantes. Queda claro que el alcalde Jesús Maldonado no conoce de gestión cultural y tampoco cuenta con un funcionario con experiencia de éxito en organización de eventos literarios y culturales.
La Feria del Libro de San Juan de Lurigancho es un claro reflejo de la improvisación y el mal manejo de recursos. En nuestra visita encontramos una serie de espacios vacíos y estands cerrados dentro del horario de atención, todo esto producto del caballazo.
La primera decepción fue la escasa asistencia. En un distrito con más de 1 millón 300 mil habitantes, la Feria del Libro de SJL debería haber acogido a miles de personas, pero, lamentablemente, nos encontramos con un público muy reducido. Las razones para este fenómeno son diversas, pero una de las más evidentes es la casi nula publicidad que recibe la feria.
Otro horror es que el horario de atención no es cumplido a cabalidad. Un ejemplo claro de esta falta de coordinación es el estand de la Biblioteca Nacional del Perú, el cual lo cierran antes de las 7 de la noche. Supuestamente, el horario es de 11 am a 9 pm, pero aquí todo el mundo hace lo que quiere. Lo grosero es que esto es permitido por el alcalde y su gerente Alex Alejandro Vargas.
El alcalde Jesús Maldonado tiene una gran parte de responsabilidad en este fracaso. Su falta de visión y su aparente desconocimiento sobre la importancia de la cultura en el desarrollo de la comunidad ha quedado al descubierto. Contratar a personal sin experiencia de éxito en eventos de tal magnitud, sin una planificación adecuada ni un plan de difusión; es una clara muestra de su ignorancia cultural y su desinterés por el bienestar de su distrito.
Otro de los puntos críticos es que la feria no cuenta con figuras literarias reconocidas que pudieran atraer multitudes; la feria ofrece una serie de actividades que no logran capturar el interés del público. A esto se suma la carencia de tecnología como herramienta para fomentar la lectura digital o crear experiencias interactivas que acercaran a los más jóvenes a los libros.
En resumen, la Feria de San Juan de Lurigancho es una feria para dummies, un fiasco que nos cuesta miles de soles.
(Columna publicada en Diario UNO)