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¿Feliz día Perú?

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Este fin de semana se cumple un año del gobierno de PPK. Un año accidentado y marcado por tragedias humanas y climáticas que han ensombrecido el proyecto con el que Kuczynski llegó al poder: cambiar la forma en que gobiernan los políticos para dar paso a un gobierno liderado por un técnico de amplia experiencia y con los “contactos” necesarios para poner al Perú en un lugar no solo expectante a nivel internacional, sino y sobre todo, para hacer realidad la eterna promesa de un chorreo que, 365 días después, no se siente en los bolsillos de los peruanos.

Acá se le puede echar la culpa al Fenómeno de El Niño, que causó cuantiosos destrozos en gran parte del país, y cuyas víctimas (miles de familias) aún siguen viviendo en carpas esperando una ayuda de parte del Estado. Pero El Niño puso en relieve, además, el nivel de corrupción que campea en muchos municipios del país, donde se expiden permisos de construcción en zonas que son canales naturales de desfogue de los huaycos (que, además, toda una vida han evacuado por la misma zona pues esa es la geografía dominante). Ver las imágenes de los hospitales de zonas como Huarmey, sumergidos bajo el agua, con equipos carísimos completamente inservibles, hacía pensar en que el gobierno tendría rápidos reflejos, pero el fenómeno sobrepasó las expectativas, y los reflejos esperados nunca se vieron.

Sumado a las desgracias climáticas hay que reconocer que poco o nada se ha avanzado en cuanto a seguridad ciudadana. No hay día en que los noticieros prescindan de un hecho de violencia, asaltos que terminaron en muertes, crímenes en nombre del narcotráfico, bandas conformadas por policías en actividad, extorsionadores nacionales y extranjeros o prestamistas que, al no cobrar a tiempo los montos prestados, recurren a las detonaciones de granadas en los negocios.

El caso Odebrecht ocasionó un terremoto en todos los niveles del gobierno. Hemos visto desfilar cada domingo en los programas noticiosos nocturnos, listas de nombres vinculados a las más altas esferas del poder. 29 millones de dólares pagó Odebrecht en sobornos a políticos para poder “trabajar” sin problemas en el Perú. Y las cuentas se multiplicaron pues la corrupción alcanzó varios países de la región. Los casos “Chincheros”, el Contralor Alarcón y el “negociazo” fue otro tema de crisis que se sumó a las críticas por las mega inversiones que se requieren para la habilitación de estadios y demás para la celebración de los Panamericanos, cuya mascota ya tenemos mientras en las zonas donde se desarrollará este encuentro deportivo las familias siguen sin contar con agua potable o las mínimas condiciones para una vida digna.

Con Alberto Fujimori preso en la DINOES acompañado recientemente por Ollanta Humala y Nadine Heredia, uno escucha en las calles que faltan los demás ex presidentes. Podrá ser cierto o no. Pero no deja de preocupar el hecho de que la corrupción nos ha sobrepasado. Y que la solución no se ve tan cercana y mucho menos será sencilla.  Esperemos que en el tiempo que le queda a PPK las cosas mejoren a nivel microeconómico, que es ahí donde está el pueblo, ahí donde se ve si alcanzan las monedas para cubrir los gastos y necesidades de una familia promedio, los mismos que no responden a otras épocas. Como dijo el poeta universal, César Vallejo: “Hay, hermanos, mucho por hacer”. Feliz día, Perú.

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