Pequeño testimonio de parte
En 1989 ingresé a la Escuela de
Periodismo JBM. Me era muy difícil estudiar en La Cantuta en el día y en la
noche recibir clases con mis grandes maestros: Manuel Miguel de Priego Chacón,
Hernán Flores Valdivieso, Walter Meza Valera, etc., aparte de que iba a la San
Marcos y colaboraba en medios de izquierda, pequeños periódicos que subsistían
a duras penas y donde los periodistas prácticamente trabajaban ad honorem o porque simplemente amaban
esta profesión. Por ese año, también entré a colaborar con radio Santa Rosa del
cura Juan Socolich y “Nuestra Época”, un programa de denuncias donde se hablaba
de gente desaparecida en zonas de emergencia. El país se caía a pedazos y no
había tregua. Eso lo sabíamos bien quienes hacíamos periodismo contra las
cuerdas. Denunciar desapariciones o “excesos” de los militares montesinistas
también tenía su costo.
En 1991, mi compañera de estudios
y jefa de informaciones de un diario de izquierda, Melissa Alfaro Méndez, fue
despedazada por un sobre bomba. (Un día antes había estado con ella hablando de
poesía y de los niños de la calle y le había prestado mis escritos para que se
pusiera al día porque se había matriculado a destiempo). También muchos otros
amigos periodistas caerían en el fuego cruzado y a otros los meterían presos,
como fue el caso de nuestro compañero Juan José Herrera a quien lo mandaron al
Castro Castro por un montón de años sin ser culpable de nada. Muchos otros
amigos periodistas saldrían del país o se asilarían como hizo nuestro amigo,
Juan “Jarita” Berrospi, quien también fue torturado salvajemente y fue
condenado a más de 10 años de prisión, solo por no develar sus fuentes de
quienes le entregaron el croquis donde se encontraban los cadáveres de los
cantuteños masacrados por el grupo Colina y cuya denuncia cambió los destinos
de nuestro país. (Un enorme abrazo, viejo amigo, donde estés, todavía recuerdo
tu viejo sombrero y tus viejas sandalias con los que caminabas por los pueblos
jóvenes recogiendo testimonios de nuestro pueblo).
En 1997, junto a otros amigos
periodistas fundamos una asociación y entramos con la pierna en alto a canal 27
UHF con un programa contracultural muy novedoso: rock, literatura y política.
Los universitarios de esa época nos buscaban para hacer sus denuncias contra el
estado y el poder de facto establecido. Muchos artistas, poetas, literatos,
músicos, dramaturgos y jóvenes activistas pasaron por el programa
“Degeneración” del cual llegué a ser su director. Cabe resaltar que fuimos
censurados e incluso nos enteramos después que la antena del canal en el morro
de Chorrillos fue retirada. Eran tiempos difíciles, luchar a la contra era
nuestro sino y no daríamos nuestro brazo a torcer.
He trabajado también en otras
revistas y he colaborado en periódicos de provincias y del extranjero. También
he escrito una veintena de libros, entre poemarios, novelas, cuentos y ensayos,
y, actualmente, colaboro en Lima Gris donde he escrito más de una centena y
media de textos sobre cultura y actualidad y tengo un blog con casi 700 mil
visitas: rodolfoybarra.blogspot.com. También he escrito un aproximado de cinco
mil artículos periodísticos. No ha sido ni es fácil ser periodista, pero a
pesar de todo, mi pluma siempre fue libre, y, aunque algún tiempo pasé hambre y
frío, nadie jamás pudo comprar mi conciencia.
Y así permaneceré.
Un gran abrazo para todos los
periodistas.