Opinión

Feliz cumpleaños Chabuca Granda

Su enorme sensibilidad como letrista y el calor de su timbre la convirtieron en un icono de la música.

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María Isabel Granda y Larco, más conocida como Chabuca Granda, nació el 03 de septiembre del 1920 y actualmente habría cumplido 104 años de edad. “Déjame que te cante Chabuca limeña/Con versos de tu alma/Con sones de tu tierra”, dice la estrofa que el gran Rafael le cantaba a esta notable mujer que, aunque apurimeña de nacimiento, vivió y gozó las tradiciones limeñas como buena vecina del centro histórico. Desde el jirón Azángaro, y luego en el edificio del legendario Café Mario en La Colmena, hasta mudarse al distrito de Barranco, en la Bajada de los Baños N° 344.

Allí, la niña Chabuca bailaba junto a su hermano Eduardo al ritmo del charlestón que tocaban con sus armónicas los raspadilleros barranquinos; sin embargo, sus travesuras llegaron hasta la playa y al escuchar por primera vez al compositor Carlos Saco Herrera, la música criolla ingresó a sus entrañas en cuerpo y alma. Como si fuese un designio, de adolescente se fue a vivir en el número 100 de la Plaza Dos de Mayo y mientras se asomaba a su ventana que daba a un viejo solar, por primera vez fue testigo de las jaranas criollas hasta altas horas de la noche y el bichito de la música se fue consolidando; aunque sus inclinaciones musicales y artísticas le vinieron de familia porque su padre y su abuelo paterno fueron integrantes de grupos musicales filarmónicos. Ella luego vivió en Carlos Arrieta N° 1025 en Santa Beatriz, pero finalmente se afincó en Miraflores.

La letrista universal que con sus composiciones dio la vuelta al mundo, tuvo tres etapas en su vida musical; la de compositora costumbrista, por sus canciones ‘El puente de los Suspiros’, ‘Fina Estampa’, ‘José Antonio’ y ‘La Flor de la canela’. La segunda etapa, por su gran influencia de los poetas de la generación del sesenta; y la tercera etapa con gran apego a la música negra.

A Chabuca la amaban los de arriba y los de abajo, porque participaba en las más fastuosas reuniones sociales de la clase alta limeña, pero también acudía a los solares y a las quintas de todos los barrios populares para hacer música y para vivir a plenitud.

Ella vivió con pasión, pero murió del corazón un 8 de marzo de 1983.

(Columna publicada en Diario UNO)

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