El poeta sueco Tomas Tranströmer, considerado como uno de los poetas suecos más influyentes en las letras universales, falleció hoy a la edad de 83 años. Su obra, que inicia en 1954 con el libro “17 poemas”, es vasta, y ha sido traducida a más de cuarenta idiomas, además de obtener importantes reconocimientos internacionales, el más prestigioso de ellos, el Premio Nobel de Literatura 2011.
Antes del Nobel, Tranströmer fue distinguido con el premio Bonnier de poesía concedido por su editor sueco y el premio Bellman otorgado en 1966. En 1990, obtuvo el Neustadt International Prize en Estados Unidos y sumó a su lista de reconocimientos el Petrach de Alemania. En 1990 sufrió un accidente cerebral que le afectó su capacidad motora y el habla, razón por la cual sus célebres lecturas en la Academia las debía realizar acompañado de su esposa.
Según el dictamen de la Academia, Transtömer mereció el Nobel por entregarnos, “a través de sus imágenes, condensadas y translúcidas, un acceso fresco a la realidad”. Sus poemarios “Secretos en el camino”, 1958, “El cielo a medio hacer”, 1962, y “Tañidos y Huellas”, 1966 lo confirmaron como uno de los principales poetas de su generación.
En 1974, Tranströmer escribió “Bálticos”, trabajo que recoge fragmentos de una historia familiar de Runmarö, una isla del archipiélago de Estocolmo donde su abuelo materno trabajaba en el puerto y donde Tranströmer pasó muchos veranos cuando niño. Otros recuerdos de su infancia y juventud aparecen en su libro de memorias “Poemas selectos y Visión de la Memoria”, (1993, traducido al castellano en 2009).