Los últimos avances tecnológicos no solo tienen aspectos positivos. La inteligencia artificial está planteando serios desafíos en el campo de la información. Uno de los problemas más alarmantes es la capacidad de la IA para fabricar pruebas falsas, desde documentos hasta material audiovisual extremadamente realista, lo que dificulta la verificación de la información y puede socavar la credibilidad de las investigaciones por la publicación de noticias falsas.
Por ejemplo, los deepfakes son videos o audios manipulados con IA para cambiar las palabras que una persona dice o poner su rostro en el cuerpo de otra. Esta tecnología está madurando cada día y tornándose más realista. Para combatir los deepfakes, herramientas de detección como Deepware Scanner y Sensity AI pueden analizar los videos en busca de inconsistencias sutiles que los humanos no pueden detectar fácilmente, como irregularidades en el movimiento facial, las sombras y la sincronización de audio.
Las imágenes guardan mucha información, no solamente el registro visual, sino también los datos que acompañan a cada foto, los cuales revelan detalles sobre su creación, como la cámara utilizada, el software de edición o la fecha de modificación, también conocidos como metadatos. Herramientas como FotoForensics permiten analizar estos metadatos para identificar si una imagen o video ha sido editado. Si los metadatos contienen inconsistencias o indican que una imagen ha sido alterada después de su creación, es una señal de que el contenido no es original.
El fact-checking es el proceso de verificar la veracidad de hechos, afirmaciones o noticias a través de fuentes confiables y evidencias. Su principal desafío radica en la rapidez con la que circulan las noticias falsas, la ambigüedad de algunas afirmaciones y la falta de tiempo para verificarlas a fondo. Para combatir estos problemas, herramientas como PolitiFact, FactCheck.org y ClaimBuster utilizan tecnología de inteligencia artificial para analizar y contrastar datos en tiempo real, proporcionando verificaciones rápidas y precisas. Estas plataformas permiten a las personas y comunicadores identificar y desmentir información errónea de manera más eficiente y eficaz.
Es crucial adoptar una nueva cultura digital, donde nos familiaricemos con las herramientas y procesos de verificación. Solo a través de la educación podremos enfrentar estos desafíos y preservar la verdad.
