El Centro Cultural Ccori Wasi presenta la exposición “Homenaje al mundo mágico de Cajamarca”, de Ever Arrascue hasta el 2 de octubre de lunes a domingo de 11 am., a 8 pm. (Av. Arequipa 5198 – Miraflores).
Ever Arrascue es un artista cajamarquino de sólida formación profesional, que trabaja incansablemente y con amor por el arte que tanto lo compromete, porque el pintor vive en la trascendencia del lienzo, en el color abundante de una paleta contrastada, en el paisaje estremecido de cerros y caminos que se echan a andar y a soñar, en los campesinos que defienden sus aguas, sus acequias, sus chacras, y al lado de esa faceta de artista libre, sin recetarios, está la del maestro, del orientador de tantos alumnos que reciben sus lecciones basadas en la educación mediante la pintura.
El adelanto pictórico de Ever Arrascue, tiene una progresión artística envidiable, porque es muy claro percibir la exigencia de juntar el espíritu tradicional con el moderno, a través de la seguridad con la que se introduce en el mundo del color en donde la figuración y la abstracción de la atmósfera se imbrican naturalmente, dentro de una técnica segura que va más allá de una plasmación realista.
La exposición que Ever Arrascue inaugura en el Centro Cultural Ccori Wasi en homenaje al mundo mágico de Cajamarca -su tierra natal- tiene tres vertientes o senderos: 1) composición de rostros en donde hay predisposición para captar el lado emocional y psicológico de los personajes del campo, predominando una cierta crispación emocional parecida a la ansiedad o a la espera; 2) presencias de estos mismos personajes realizando acciones, por ejemplo, musicales, con instrumentos del lugar (clarín, tambor, antara); 3) paisajes del campo, con sus habitantes en escala menor, dentro de un ambiente coral donde sobresalen casas humildes, árboles y ríos, cerros y caminos que idealizan el paisaje a través de la trascendencia.
En la pintura de Ever Arrascue, sus lienzos tienen mucho de orquestación. La figura y el color proponen una simbiosis en donde la melodía corresponde a los personajes de Cajamarca; la armonía es, por su lado, la complementación del hecho mismo de saber pintar utilizando sobre todo los fuertes colores puros, los suaves intermedios y los complementarios: azules, rojos, amarillos; ocres, grises y violetas, verdes y naranjas, etc., bien matizados, que deslumbran la retina y nos conducen al optimismo.
Ya pasó el tiempo del “paisaje pintado”, del color descontinuado; ahora el color ha pasado a ser el ritmo palpitante, sístole y diástole del espíritu en donde el pincel expresa la intención, la destreza y el diálogo del alma con intención poética. Ahora los desbordes se controlan para que, desde las formas, surja la esencialidad que es propia del arte.