Si estás leyendo este artículo es porque sobreviviste al terremoto pronosticado para el sábado 21 de mayo del presente año por Harold Camping, quien aseguró que en dicha fecha sería el último día que verían nuestros ojos y que sería el día del fin del mundo. Hasta el cierre del presente texto (antes de la fecha en cuestión) todo el mundo estaba a la expectativa de lo que sucediera y fuera a ser como aquel pronóstico sobre un terremoto en Roma hace poco que también fue un fiasco. Dios quiera que aquel desastre planetario no ocurriera nunca, y que nuestra civilización perdurase hasta que Dios disponga.
Y no olvidemos que aún falta lo predicho por los Mayas en el 2012, que también sería el fin del mundo. ¿Se puede predecir un desastre? Espero no equivocarme al decir que no, y que todos esos cálculos escapan a la realidad. Me hace recordar a Nostradamus que también nos alertó sobre los hechos trágicos que viviríamos, pero que según las pruebas muchos de sus pronósticos llegaron a suceder. Sin embargo, siempre existe el escepticismo de creer o no en lo que nos anuncian los pitonizos y clarividentes. ¿Quién tuviera la espada del augurio de Leono? jeje. O el poder de los llamados psíquicos, quienes tienen la fama de predecir el futuro. Aún no quiero inmiscuirme en la Parapsicología, ya que no he investigado sobre el tema y dicho sea de paso que tengo un libro sobre ello que me está esperando en mi librero para cuando me dé un tiempo y lo lea a profundidad.
Volviendo a Camping, él aseguró que el 21 de mayo sería el día del Juicio Final, pero si estamos leyendo este artículo significa que seguimos vivos. No obstante, tampoco hay que ser herméticos en ignorar que los avances científicos y tecnológicos están indetenibles y que cada año aquellos personajes inventores nos sorprenden con cosas nuevas. Y quién sabe si algún día se descubra una máquina que detecte la aproximación de un terremoto. Hace tiempo escuché que se había inventado algo parecido… en Japón si mal no recuerdo. Aunque si fuera cierto, bien harían en aplicarlo a su propio país, siendo su territorio altamente sísmico.
Al parecer nuestro planeta es un ser vivo más que por razones que estudian las ciencias de la Tierra, necesitan estar en permanente movimiento y liberación de energías. Por ende, solo nos queda estar preparado para los terremotos y cataclismos que pudieran acontecer cuando menos lo esperamos. Así que solo nos queda orar para que esos desastres no lleguen y si llegan que tengamos el tino y la reacción necesaria para salvar nuestras vidas. Este artículo se publicará el domingo y el martes. Así que si lo estás leyendo significa que Harold Camping se equivocó y que nuestra civilización aún no predice el fin del mundo. Sin embargo, hay que estar preparados para un posible terremoto que quiera Dios no nos sorprenda dormidos, en la ducha o con los pantalones abajo.