De seguro todos en algún momento al caminar por algún lugar de Lima o Callao nos hemos topado en el camino con algunas de estas expresiones a las que llaman grafitis. Ya sean simples pintarrajeadas o verdaderas obras artísticas, lo cierto es que mucha gente todavía se cuestiona cual de aquellas pintas son verdaderas expresiones artísticas y cuáles son simplemente muestras de rebeldía o malcriadez. Por lo pronto, solo nos queda afirmar que aquellas personas que impunemente se escudan en la libertad artística, deberían decidirse si hacen esos actos con fines de arte urbano o simplemente no tenían mejor cosa que hacer.
La palabra “grafiti” se le llama a varias formas de inscripción o pintura, que en la mayoría de los casos se realizan en muros y casas. Según la Real Academia de la Lengua se llama “grafito” a una peculiar pintada, siendo su plural “grafitos”. No obstante, también se llama grafiti a las inscripciones que fueron pintadas en las paredes en los tiempos del Imperio Romano. Incluso se dice que también lo son el pintar letreros en las paredes, que a propósito de la coyuntura se hace con fines políticos. Que muchas veces se realizan hasta sin el permiso del dueño del inmueble.
De igual manera se llama “grafito” a los eslóganes que ya son populares por sus técnicas. Y por supuesto la expresión grafiti se utiliza además para referirse al movimiento artístico que lleva su nombre, pero que se distingue de la pintura como una subcategoría de la misma. Tuvo sus inicios en el siglo XX, más específicamente desde el año 1960 en Nueva York, aunque también se dice que tuvo sus orígenes en Filadelfia. Es además uno de los cuatro elementos básicos de la cultura hip hop, en que se llama grafo o grafiti a un tipo específico, por lo que una pintada política no sería un grafito.
Remontándonos a la antigua Roma, estaba muy extendida la costumbre de la escritura ocasional sobre muros y columnas, por lo que se han hallado inscripciones en latín vulgar con contenidos políticos, insultos, declaraciones de amor, etc. Conjuntamente con caricaturas y dibujos erosionados por el paso del tiempo. Por ejemplo, en cuevas-santuario, Herculano, en que quedaron protegidos por la ceniza volcánica. También hay indicios de este arte, realizado por marineros y piratas que en sus viajes, al pisar tierra dejaban sus pseudónimos o iniciales sobre las piedras o grutas.
Ya sea que llamemos a las personas que realizan los grafitis: artistas o rebeldes. Lo cierto es que se debería tomar cartas sobre el asunto y abordar el tema desde las raíces del problema. O sea desde los colegios, que son generalmente los alumnos, quienes utilizan los baños como lienzos urbanos para dejar un mensaje (grosero o no) para la posteridad. Muchas veces se producen excesos en estas pintarrajeadas que hacen generalmente los jóvenes. Amparados en la impunidad de su minoría de edad, desatan sus más desadaptadas pasiones, y lo malo que en muchos casos lo realizan en patrimonios históricos. Ocasionando en muchos casos un daño irreversible a nuestra cultura, tan solo porque se les antojó divertirse y jugar a los grafiteros.
Un ejemplo de grafitis son los que se han hecho en muchos barrios del Callao, donde verdaderos muchachos con talento se codean con vándalos y en muchas oportunidades aprovechan los muros de alguna casa para dejar su arte de grafiti. Se dice que estas muestras de arte urbano se realizan como homenaje en memoria de jóvenes que estaban inmiscuidos con bandas y que por cuestiones de ajustes de cuentas fueron asesinados, ya sea a balazos o a cuchilladas. Sin embargo, también hay la fuente que dichas pintas se hacen para marcar el territorio de dichas bandas.
Unos de los grafitis memorables fueron los que estaban en unas paredes del Jr. Quilca en el Centro de Lima. Que ahora se ha remodelado como si fuera la calle de las pizzas. Bueno a lo que iba es que uno de los grafitis que ha quedado en mi memoria fue uno que aludía a un fanatismo nazi, y que sus imágenes iban cargadas de mucha repulsión contra los latinos. Aquel grafiti pueden apreciarlo dentro de este artículo, y que menos mal que ya no quedan rastros de aquellas imágenes que van contra la buena reputación del pueblo latinoamericano.
Y ahora que nos encontramos en época de debates electorales, no deja de haber todavía, -aunque ya se ha ordenado que se retiren los paneles y pancartas de los diversos candidatos a la presidencia-, publicidad gráfica. Sin embargo, no bastando con aquellos paneles, también los candidatos optan por pintarrajear las paredes de inmuebles –muchas veces sin autorización- y poner a la luz la candidatura de algún postulante a la presidencia en este caso. Todas esas pintas conformarían lo que llamamos grafitis, y abominables o no representan un mensaje a la nación, o al menos a las personas que transitan cerca de ellos.
Según el abogado, historiador y periodista, Nello Marco-Sánchez Drexler, acerca del tema afirma que: “Se puede considerar un avance de la imaginación en el campo pictórico, que se traduce en reacciones íntimas del autor. Pero debemos tener en cuenta que al igual que toda manifestación de arte es víctima de apreciación y que debe respetar las opiniones de los demás, y sobre todo el lugar donde lo van a realizar para evitar alterar el ornato.
También expresó sobre lo que la Constitución indica sobre los grafitis y los grafiteros: “No conozco que exista una ley al respecto, Se le puede considerar como expresión de arte individual, que afecta de manera directa la zona urbana por lo que sí debería estar sometida al respecto de las normas de la misma.
Por último, Marco-Sánchez manifestó que el estado tendría que tener en agenda algo que lo subvencione: “Bueno eso le correspondería más a las regiones del país, porque son unas manifestaciones de carácter local que podrían estimular eso gestos pictóricos y divulgando la finalidad que tienen, por el momento están incluidas en los gastos con respecto del ornato público. Pienso que deberían tener un lugar y espacio para que puedan desarrollar su arte de manera que no afecte al resto de ciudadanos”
Así que podemos colegir que es un tema que merece que el Estado lo aborde en su presupuesto, ya que contiene a un sector de la población –sobre todo jóvenes- quienes tienen el gusto por el arte, y que además en muchos casos se puede verificar por si mismo que hay un talento y una destreza de estas personas que lo cultivan. De tal forma que dichos jóvenes con la respectiva ayuda del Gobierno, podrían continuar realizando los grafitis y así tendrían el apoyo merecido, tal y como se le da al deporte. “La juventud que apuesta por el arte es más propensa a alejarse de las drogas, o así me gusta creerlo”.