Hay gente que se extraña porque ve a un escritor tocando la guitarra. Y esto más bien debería ser normal(izado). Arguedas le daba a las cuerdas y sus huaynos son de antología. Szyszlo ha dicho que «Arguedas tocaba la guitarra y cantaba en quechua con una voz de un timbre dulce y profundo, que nadie que lo escuchara habrá podido olvidar.» Cortázar tocaba la trompeta y participó en el LP Las veredas de Buenos Aires con tangos de su factura. Stephen King tiene su propia banda roquera junto a otros escritores, los Rock Bottom Remainders. Chico Buarque es más conocido como músico, pero ha publicado novelas, cuentos y poemas, y ha ganado tres veces el Jatubí, el mayor premio literario del Brasil. Y Morrison escribió y musicalizó con The Doors su poemario An American Prayer, un excelente libro que tuvimos la oportunidad de traducir al guerrazo durante la adolescencia.
Igual pasa con Fito Páez, quien ha publicado la novela La Puta Diabla y ha dicho que prefiere hacer música, pero de viejo se pondrá solo a escribir. Keith Richards aparte de escribir su biografía ha sacado un libro de cuentos dedicado a su nieto. Y el gran David Bowie escribió su fabuloso Space Oddity. Michael Jackson editó poemas de alta factura. Y Madonna escribe relatos para niños. Joaquín Sabina publicó Ciento Volando de Catorce que lo presentó en Lima (Héctor Ñaupari nos mostró la dedicatoria que le hizo el poeta/músico) e hizo una canción electrónica empleando fragmentos de sus sonetos. Leonard Cohen tiene al menos diez títulos y Violeta Parra sus Décimas. El trovador Bob Dylan ganó el premio nobel de Literatura en 2012.
Por estos lares, era una delicia escuchar el arpa andina del vate José Pancorbo. Sócrates Zuzunaga antes era más conocido como músico y toca la guitarra, la mandolina y canta. Del mismo modo, el poeta Raúl Heraud quien también está lanzando su carrera como solista desde Estados Unidos y acaba de grabar su disco Radio Kapitán. El escritor y activista subterráneo Miguel Fegale tiene su banda Los-Eyaculadores. Y este servidor que ha publicado más de una treintena de títulos toca más de una docena de instrumentos.
Ezra Pound tocaba el piano y aconsejaba que todo escritor debería entonar un dispositivo musical. Su término “vorticista” que viene del vórtix, centro del ciclón, concluye también en music y vértigo: “Maldición canta, maldita sea, canta maldición”.
(Columna publicada en Diario UNO)