Desde la tierra de Unamuno, surge la voz de María Calle Bajo. Apelando a un erudito mecanismo de diálogos literario-filológicos-filosóficos, revitalizando el fuego de la literatura clásica (Quevedo, Dante, Gracián) así como asimilando la poética latinoamericana (Huidobro, Borges o Charly García) e incluso la nueva crítica literaria española (Maestro), estamos frente a un jardín simbólico hecho con fuego y rigor. Libros como Calíope (2021) o Medallón (2022) –ambos editados en Buenos Aires Poetry– nos aproximan al corazón de su poética: un mar de erudición. Leamos el inicio de Hipatia del libro Calíope: Sensibilidad de ideas como un islote en/ frondosas fronteras te retuvieron querida de Alejandría,/ tus atuendos, los límites de la incompetencia,/ deshilachados en el transcurso de una confección enriquecida de saberes,/ más empobrecida de poderes. (pág. 47) Este texto, que rinde un homenaje a una pensadora plotiniana de la antigüedad, nos recuerda que su poder no fue mundano, sino lumínico. Y así, al revelarlos a esta paradigmática pensadora, nos descubre su propia gesta: logos y rigor, ciencia y pasión. En ese sentido, el título del libro, el nombre de la musa de la poesía épica y la elocuencia, atomiza la esencia del poemario. Ella es la sombra subrepticia en el fuego de la palabra. Por otro lado, la dedicatoria a Miguel de Cervantes o el poema a Huidobro, nos descubren los hilos de sus influencias. En relación a Calíope, Medallón funciona como un itinerario del deseo: el verso se hace piel y habita en nosotros. Uno es erudito, el otro vehemente. Compuesto por sesenta y tres poemas, titulados en número romano, esta obra forma un mapa del amor, cuyo prólogo es el beso: Desde la miel encendida / se abre sendero/ el candor de tus yemas/ sobre este goce/ de eterno incendio. (pág.34) Dentro de una tradición como la española, con excelentes exponentes (Machado, Aleixandre, Salinas), resulta un desafío poetizar de modo auténtico sobre el tema amoroso; sin embargo, logra un poemario de poderoso aliento. Por todo lo dicho, la obra de María Calle Bajo es una sólida propuesta que absorbe la tradición y la continúa con dorado deleite.
(Columna publicada en Diario UNO)