(Gracias por la donación se estrenará en el Festival Al Este de Lima en dos funciones: el domingo 2 de junio a las 6 pm en el Cineclub Cinestesia: Av. Del Ejército 250 interior 306, Miraflores y el miércoles 5 de junio a las 8 pm en la Sala Armando Robles del Ministerio de Cultura. Si quieren ver un cine que propone otras cosas…)
¿Cómo te fue con esta
película?
Extraño, rápido, agradable. Son
planos algo más largos, en general. Miro cómo actúan grupos de personas en la
ciudad. Músicos más un ¿bailarín? amazónicos actuando en el Jirón de la Unión;
mujeres del Frepap (del inmortal Ataucusi) transportadas en un camión
descubierto con pancartas políticas; el discreto encanto de la burguesía en una
galería de arte miraflorina, ensayos escénicos con seres ¿andinos? revestidos
de paja (plano de 7 minutos sin cortes), personas creo que muy religiosas
portando carteles con la inscripción ‘Cristo viene’…
¿Y por qué “Gracias
por la donación”?
No necesito dinero para hacer mis
películas. Doy gracias a los que han colaborado voluntaria o involuntariamente
porque grabo en la calle y en lugares públicos sobre todo. Me doy las gracias
por la buena idea de ser libre. Grabo no porque quiera sino porque no lo puedo
evitar (al igual que en mi primera película, “Cuaderno de notas”) a personas
que trabajan en la calle, tal vez porque no tienen seguramente otra opción
(atención al plano final). Y yo, a mi manera, también soy un trabajador
callejero.
¿Muestras algún tipo
de contraste entre cada persona que grabas?
Hay una escena, ‘the opening scene’ (la escena-plano que abre la película) donde verás a gente corriendo en una suerte de maratón (en 4 minutos y medio debo haber grabado un flujo casi incesante de no menos de 800 personas) donde los contrastes entre los corredores más bien ‘amateurs’ que ‘profesionales’ son fascinantes, entretenidos y hasta hilarantes. Todos corren y corren (bueno, no todos) pero en un momento dado piensas si en realidad corren porque quieren o porque así se los han ordenado, si están controlados, programados… ¿Saben por qué corren? ¿Están seguros de que corren? ¿Adónde van en realidad? Lo que aparecía como banal acaba inquietando. En cuanto al tipo de plano, como es muy, muy cercano, se genera un ‘roce’ que te hace sentir los cuerpos aunque no distingas las caras tan nítidamente. Quería (fue instintivo) ‘sentirlos’ (casi como ‘pesarlos’) tanto o más que verlos.
En tu primera película
muestras diferentes animales, entre otros, perros y gatos. ¿Qué decidiste
incluir en este segundo largo?
Uno hace lo que necesita. Los
animales son parte de una conciencia negada y rechazada de nosotros mismos. ¡Basta
mirarlos! Aprender de ellos es crucial. La palabra ‘animal’ ha sido usada como
un insulto pero resulta que tanto individual como colectivamente ‘los humanos’ somos
‘menos que animales’, así que se trata de recuperar en múltiples aspectos la
razón y la dignidad. Además, los animales alcanzan el estado ‘zen’ con tanta
facilidad… Sobre “Gracias por la donación” puedo decir que persiste la
fascinación por la imagen, por cuánto puede revelar en cuestión de instantes,
pero también a lo largo y en lo profundo de una observación que requiere una
cierta acumulación de tiempo. Hay partos más lentos y otros más rápidos. Es muy
importante la presencia, ese ‘estar ahí’ insustituible, saborear momentos
cotidianos que hasta parecen vacíos (o eso nos enseñaron) pero que esconden
tesoros inesperados que no deberíamos dejar pasar.
Ahora que mencionas el hecho de ‘estar ahí’, comentaste que «Gracias
por la donación» contiene tomas más largas que, de hecho, ya nos ibas
mostrando desde «Cuaderno de notas». ¿Cómo sientes al público quizás
no acostumbrado a este tipo de tratamiento visual? Es un poco parecido a lo que
pasa en lo cotidiano, creo ya no nos detenemos a observar.
La supuesta acción así como el supuesto
movimiento (o la supuesta falta de acción o de movimiento) está menos ‘en los
hechos mismos’ -si hay tal cosa-, que en lo que pensamos o sentimos de ellos. Creo,
con Raúl Ruiz, que lo más que le puedes pedir al cine es ese retrato o modelo de
la mente funcionando, del funcionamiento del pensamiento, de alguien pensando.
Eso intento yo… Y a veces, detenerse un poco, significa avanzar más rápido… (y
al mismo tiempo en mi caso los movimientos que hago con la cámara también pueden
ser nerviosos y rápidos.) Me pasa, que si no observo ‘todo lo que se mueve’ no
me siento vivo. Pero lo que se mueve es también o sobre todo la mente (sin tu
mente no hay mundo para ti, es obvio, pero díselo a muchos cineastas
‘realistas’). Necesito moverme mucho y a la vez puedo esperar… No son cosas
separadas. Por otro lado, una película comparte la definición que alguien hizo
de un libro: cartas a los amigos. Acepto que no se puede ser amigo de todo el mundo,
pero sí estoy bastante contento con los amigos que he hecho y con los que haré
en el futuro. Esa es la apuesta. Quiero para mi mundo (y para todos, aunque
suene inocente) más amistad, más pensamiento y más colaboración. No un ´público
consumidor’ que cuanto más idiota, mejor.
Lo mencionamos en la nota de «Cuaderno de notas»: tú no
muestras efectos ni grandezas en la edición, sino sensaciones y contrastes.
¿Estás de acuerdo?
Leo ‘edición’ como montaje. Y
montaje como pedazos de tiempo (Deleuze hablaría de ‘bloques de
movimiento-duración’). Leo ‘sensaciones’ como pensamiento (¿cómo pensarías sin
tus sentidos? ¿cómo sería eso?). Y leo ‘contrastes’ también como pensamiento, conciencia
de la diferencia, ya que si no distingues B de A… Intento pensar o si quieres ver cómo hay un pensamiento en lo que
veo (o cómo es que las imágenes piensan). Cómo, lo que veo, aparentemente, ‘es
lo que es’, o es lo que parece, y a veces es más de lo que parece, o menos, o se
convierte en otra cosa o eraotra cosa (incluso lo contrario de lo
que parece, mientras lo veo). Ver no es tan simple. El cine nos ayuda a ver. Es
demasiado poderoso. Por eso Hollywood, la publicidad y los media se lo han
robado para sus propios fines. No sé si te he respondido.
Para finalizar: el solo hecho de salir con tu cámara en mano y grabar
lo que se te presente en el camino lo llamaríamos guerrillero. Pero, ¿qué te
llama de la calle?
Lo que hago me parece lo más
natural, ¡no entiendo cómo los demás no lo hacen! Tal vez tienen miedo a la realidad,
a los otros… y a sí mismos. Enfermedades que decidí quitarme hace un tiempo.
Pero tampoco creas que solo haré películas en la calle. Casi te diría que quiero
probarlo todo.