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Entrevista con Mario Castro Cobos sobre su segundo largo “Gracias por la donación (2019)”

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Por Jhoselin Castillo*

(Gracias por la donación se estrenará en el Festival Al Este de Lima en dos funciones: el domingo 2 de junio a las 6 pm en el Cineclub Cinestesia: Av. Del Ejército 250 interior 306, Miraflores y el miércoles 5 de junio a las 8 pm en la Sala Armando Robles del Ministerio de Cultura. Si quieren ver un cine que propone otras cosas…)   

¿Cómo te fue con esta película?

Extraño, rápido, agradable. Son planos algo más largos, en general. Miro cómo actúan grupos de personas en la ciudad. Músicos más un ¿bailarín? amazónicos actuando en el Jirón de la Unión; mujeres del Frepap (del inmortal Ataucusi) transportadas en un camión descubierto con pancartas políticas; el discreto encanto de la burguesía en una galería de arte miraflorina, ensayos escénicos con seres ¿andinos? revestidos de paja (plano de 7 minutos sin cortes), personas creo que muy religiosas portando carteles con la inscripción ‘Cristo viene’…

¿Y por qué “Gracias por la donación”?

No necesito dinero para hacer mis películas. Doy gracias a los que han colaborado voluntaria o involuntariamente porque grabo en la calle y en lugares públicos sobre todo. Me doy las gracias por la buena idea de ser libre. Grabo no porque quiera sino porque no lo puedo evitar (al igual que en mi primera película, “Cuaderno de notas”) a personas que trabajan en la calle, tal vez porque no tienen seguramente otra opción (atención al plano final). Y yo, a mi manera, también soy un trabajador callejero.

¿Muestras algún tipo de contraste entre cada persona que grabas?

Hay una escena, ‘the opening scene’ (la escena-plano que abre la película) donde verás a gente corriendo en una suerte de maratón (en 4 minutos y medio debo haber grabado un flujo casi incesante de no menos de 800 personas) donde los contrastes entre los corredores más bien ‘amateurs’ que ‘profesionales’ son fascinantes, entretenidos y hasta hilarantes. Todos corren y corren (bueno, no todos) pero en un momento dado piensas si en realidad corren porque quieren o porque así se los han ordenado, si están controlados, programados… ¿Saben por qué corren? ¿Están seguros de que corren? ¿Adónde van en realidad? Lo que aparecía como banal acaba inquietando. En cuanto al tipo de plano, como es muy, muy cercano, se genera un ‘roce’ que te hace sentir los cuerpos aunque no distingas las caras tan nítidamente. Quería (fue instintivo) ‘sentirlos’ (casi como ‘pesarlos’) tanto o más que verlos.

En tu primera película muestras diferentes animales, entre otros, perros y gatos. ¿Qué decidiste incluir en este segundo largo?

Uno hace lo que necesita. Los animales son parte de una conciencia negada y rechazada de nosotros mismos. ¡Basta mirarlos! Aprender de ellos es crucial. La palabra ‘animal’ ha sido usada como un insulto pero resulta que tanto individual como colectivamente ‘los humanos’ somos ‘menos que animales’, así que se trata de recuperar en múltiples aspectos la razón y la dignidad. Además, los animales alcanzan el estado ‘zen’ con tanta facilidad… Sobre “Gracias por la donación” puedo decir que persiste la fascinación por la imagen, por cuánto puede revelar en cuestión de instantes, pero también a lo largo y en lo profundo de una observación que requiere una cierta acumulación de tiempo. Hay partos más lentos y otros más rápidos. Es muy importante la presencia, ese ‘estar ahí’ insustituible, saborear momentos cotidianos que hasta parecen vacíos (o eso nos enseñaron) pero que esconden tesoros inesperados que no deberíamos dejar pasar.

Ahora que mencionas el hecho de ‘estar ahí’, comentaste que «Gracias por la donación» contiene tomas más largas que, de hecho, ya nos ibas mostrando desde «Cuaderno de notas». ¿Cómo sientes al público quizás no acostumbrado a este tipo de tratamiento visual? Es un poco parecido a lo que pasa en lo cotidiano, creo ya no nos detenemos a observar.

La supuesta acción así como el supuesto movimiento (o la supuesta falta de acción o de movimiento) está menos ‘en los hechos mismos’ -si hay tal cosa-, que en lo que pensamos o sentimos de ellos. Creo, con Raúl Ruiz, que lo más que le puedes pedir al cine es ese retrato o modelo de la mente funcionando, del funcionamiento del pensamiento, de alguien pensando. Eso intento yo… Y a veces, detenerse un poco, significa avanzar más rápido… (y al mismo tiempo en mi caso los movimientos que hago con la cámara también pueden ser nerviosos y rápidos.) Me pasa, que si no observo ‘todo lo que se mueve’ no me siento vivo. Pero lo que se mueve es también o sobre todo la mente (sin tu mente no hay mundo para ti, es obvio, pero díselo a muchos cineastas ‘realistas’). Necesito moverme mucho y a la vez puedo esperar… No son cosas separadas. Por otro lado, una película comparte la definición que alguien hizo de un libro: cartas a los amigos. Acepto que no se puede ser amigo de todo el mundo, pero sí estoy bastante contento con los amigos que he hecho y con los que haré en el futuro. Esa es la apuesta. Quiero para mi mundo (y para todos, aunque suene inocente) más amistad, más pensamiento y más colaboración. No un ´público consumidor’ que cuanto más idiota, mejor.

Lo mencionamos en la nota de «Cuaderno de notas»: tú no muestras efectos ni grandezas en la edición, sino sensaciones y contrastes. ¿Estás de acuerdo?

Leo ‘edición’ como montaje. Y montaje como pedazos de tiempo (Deleuze hablaría de ‘bloques de movimiento-duración’). Leo ‘sensaciones’ como pensamiento (¿cómo pensarías sin tus sentidos? ¿cómo sería eso?). Y leo ‘contrastes’ también como pensamiento, conciencia de la diferencia, ya que si no distingues B de A… Intento pensar o si quieres ver cómo hay un pensamiento en lo que veo (o cómo es que las imágenes piensan). Cómo, lo que veo, aparentemente, ‘es lo que es’, o es lo que parece, y a veces es más de lo que parece, o menos, o se convierte en otra cosa o era otra cosa (incluso lo contrario de lo que parece, mientras lo veo). Ver no es tan simple. El cine nos ayuda a ver. Es demasiado poderoso. Por eso Hollywood, la publicidad y los media se lo han robado para sus propios fines. No sé si te he respondido.

Para finalizar: el solo hecho de salir con tu cámara en mano y grabar lo que se te presente en el camino lo llamaríamos guerrillero. Pero, ¿qué te llama de la calle?

Lo que hago me parece lo más natural, ¡no entiendo cómo los demás no lo hacen! Tal vez tienen miedo a la realidad, a los otros… y a sí mismos. Enfermedades que decidí quitarme hace un tiempo. Pero tampoco creas que solo haré películas en la calle. Casi te diría que quiero probarlo todo.

* Jhoselin Castillo es codirectora de Panoramity

https://www.panoramity.com/?fbclid=IwAR3lO1kgx2zn2F-4c_Hto67qJS2Lv5OR1BWWiw5LLyy0VfluGD9sDJb1SDY

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