Literatura

Entrevista: Alberto Chimal, el genio de la narrativa fantástica en Lima

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ALBERTO CHIMAL

«La imaginación fantástica es la que se ve en aquellas historias que ponen en crisis nuestra idea de lo real»

Escribe Helen Hesse

Alberto Chimal (México, 1970) Alto, de aspecto sombrío, espera cual Penélope, en la Sala del Aeropuerto Jorge Chávez. Mira a todos los lados, mira su reloj y echa a volar la imaginación. Después de unos minutos  contemplando el aeropuerto, llega su editor Gabriel Rimachi Sialer, Chimal sonríe, el escritor mexicano, que lejos de su imagen parca y sombría, es un hombre tranquilo, de andar pausado y con una paciencia fantástica, como su literatura.

En el trayecto al hotel y con un repertorio musical que iba desde Iron Maden, pasando por Babasonicos y Control  Machete, Chimal nos contó de su viaje, de sus seis horas de vuelo, hablamos del pisco sour y del ceviche, y él no entendía porque nos reíamos tanto hasta que le contamos el incidente que pasó la prensa peruana con Miguel Bosé, entonces sonrió también, pero igual seguimos hablando de comida, nos contó de los tacos y las quesadillas, hasta nos dio la receta para hacer un mole, el verde es el mejor, dijo sonriendo.

Rumbo al hotel, Alberto Chimal nos contaba que alguna vez había tocado las puertas de Alfaguara en México, y lo chotearon: Vuelve cuando seas famoso y escribas novelas, “hasta ahora estoy volviendo”. Nos comenta que escribir cuentos y además que sean de literatura fantástica, es como ponerse la soga al cuello “si ya hay prejuicios de los que escriben solamente cuentos, imagínate si además son del género fantástico”, el prejuicio es doble.

El auto frena en seco. Habíamos llegado por fin al Hotel. Todos aplaudimos “parece que hubieran pasado cinco años” dice el editor, y es que Pequito está aprendiendo a conducir. Chimal ríe de nuevo. Baja su equipaje de la maletera, y promete regresar, lo íbamos a llevar a una chifa, y él encantado, nos dice que en México no hay chifas.  Aquí la entrevista.

Comentabas de qué existe un perjuicio en contra de los escritores de la literatura fantástica.

Si, y es que me parece que esto ocurre a nivel de América Latina, como cultura siempre le hemos hecho el feo a la actividad de la imaginación y eso ha repercutido para mal en las culturas. Y en ese sentido varios colegas de Latinoamérica y yo mismo sostenemos que no solamente es válido considerar la literatura de imaginación como una parte integral de la literatura latinoamericana, por lo menos de aquellos figurones como Borges, Julio Cortázar y otros más sino que también se puede tomar de aquellos y lo que otros también hicieron para enriquecer la literatura presente y de otras formas.

Pero es un poco lógico el prejuicio en contra de este género, finalmente la imaginación está dentro de la literatura y más aún dentro de Latinoamérica que tanto juega con el tema de lo real maravilloso, no crees?

Yo creo que sí, y diría que hasta incluso hay una rama entera de la narrativa mexicana que siempre ha estado relacionada con la imaginación y no son nada más las obras de autores especializados que en otro tiempo se les consideraba marginales o de culto, y que ahora están empezando a ser reconocidos.

¿A quiénes citarías?

Al extraordinario narrador Francisco Otario o la novelista Verónica Murguía que recientemente tuvo un premio internacional con una novela De capa y espada. No nada más ellos, sino autores como Carlos Fuentes, Octavio Paz como Lena Garro, de los de la gran tradición mexicana también tienen su cuota de textos de imaginación fantástica, y considerando a todas esas obras en su conjunto o su cronología el género fantástico siempre ha estado allí, y ha sido un elemento importantísimo aunque en muchas ocasiones se soslaya como su lectura o reconocimiento.

Ahora que lo mencionas, Juan Rulfo, por ejemplo, también puso su cuota…

Pero claro, la gran novela del siglo XX, “Pedro Páramo” además de todo lo que es, es decir, un relato de la revolución mexicana, una imagen de la cultura de la muerte y de la historia  es una novela de fantasmas porque los muertos hablan, y hay allí un elemento fantástico un elemento sobrenatural de lo que consideramos posible o real, que casi nunca se consideró, que sencillamente se hizo de lado por lo que te venía diciendo por ese prejuicio o desdén por la imaginación que se remonta para mí en la época de la colonia a la persecución religiosa, ideológica incluso antes de la conquista.

En realidad el tema de la fantasía es un tema que solo se permite cuando eres niño y hasta cierta edad, ¿no?

Exacto, y es que buena parte de la educación que recibimos de la infancia está destinada a reglamentar que nuestro pensamiento funcione de manera eficiente en la mayoría como adultos que estemos mejor integrados en sociedad, pero una de las bases del acto creativo cuando tratamos de impulsar la imaginación es un poco ir a un lado o hacer un lado esas reglamentaciones y tratar de recobrar la libertad o espontaneidad que pudimos haber perdido en la infancia, tratar de quitar esas barreras, diques que se atraviesan nuestro pensamiento y la imaginación y ahí se puede encontrar el proverbial niño interior, la capacidad de jugar sino también otros aspectos del propio pensamiento más allá de los recuerdos infantiles, los demonios, las aspiraciones secretas, las obsesiones que de pronto se puedan manejar.

¿Crees que las novelas tipo Harry Potter están poniendo en boga el tema de lo fantástico?

Toda lectura es enriquecedora como acto individual, un trayecto distinto para cada persona, pero no estoy de acuerdo en que se etiquete como fantástica la literatura tipo Harry Potter o Crepúsculo. Para mí la etiqueta fantástica ha sido de una manera secuestrada por estas editoriales y este tipo particular de obras.

¿Cómo definirías este género, entonces?

Para mí, lo fantástico es algo mucho más amplio. La imaginación fantástica es la que se ve en aquellas historias que ponen en crisis nuestra idea de lo real. Nos hacen preguntarnos qué es lo que entendemos por real a la hora que nos presentan algo y decimos “no, esto es imposible”, por medio de mostrarnos lo que no podemos aceptar como real nos obliga a pensar en donde acaba nuestra idea de lo posible, esto es muy significativo.

¿Por qué?

Porque nos permite ver cuáles son los límites de las reglamentaciones de nuestro propio pensamiento y a lo mejor en dado caso cuestionarlos, criticarlos como llegamos a pensarlos de esta manera o con esta imagen particular del mundo, puede parecer poca cosa pero la imaginación fantástica es en algo casos es parte de un pensamiento subversivo porque implica cuestionar un pensamiento o visión que ya viene dada de la cosas.

 

Al ser subversiva la fantasía, a la sociedad eso no le resulta conveniente ni mucho menos a los gobernantes, ¿eso es lo que tratas de decir?

Exacto, ayer salió una noticia muy extraña que el gobierno Chino había prohibido los viajes en el tiempo, así salió en internet. Investigué y efectivamente es verdad, el gobierno Chino prohibió toda mención de concepto de viaje en el tiempo en la ficción televisiva sancionada por ellos mismos allá en China, puede parecer absurdo pero el trasfondo de eso es que la mayor parte de las historia de viaje por el tiempo como se han consagrado en la ciencia ficción y otros géneros actuales, tienen que ver tarde o temprano con la posibilidad diferentes cauces que pudiera haber tomado la historia o la política de aquellos que tomó, de poder cambiar el transcurrir de la historia de una sociedad destino o porvenir de un pueblo. Entonces en cierto modo y por ridícula que pueda parecer es una medida muy seria y represiva, por lo que está tratando de hacer es cancelar con cierta capacidad imaginativa por motivos políticos ese es el poder que tiene la imaginación fantástica.

Tocando el tema de tu conferencia y talleres que vas a realizar, cuéntanos un poco…

Lo que traigo ahora son ejemplos muy completos, de ninguna manera un canon o una muestra exhaustiva debido el poco tiempo pero lo que me interesaba de dar muestras de diversos aspectos de eso que yo llamo la imaginación fantástica.

¿Cuál es el común denominador de los participantes en tus talleres?

Es muy interesante porque hay respuestas de todo tipo, desde personas que inmediatamente empiezan a inventar cosas a crear sus propias ideas, visiones como otras que les cuesta mucho trabajo salir del cauce habitual y entrar en otro. Inventarse algún otro, la experiencia pueda ser distinta para cada persona, pero algo que estoy muy convencido es que incluso cuando uno no va a dedicarse a escribir de manera profesional sino uno va simplemente por curiosidad de todas maneras trabajar en esto pueda ser una experiencia enriquecedora porque finalmente el acto de escribir es el acto de plasmar el propio pensamiento por medio del lenguaje y eso quiere decir, lo que esta uno haciendo cuando escribe y cuando lee y cuando escucha comentario de otras personas, es examinarse así mismo, examinar su propio pensamiento.

Y me imagino que el género fantástico…

Es que en principio y pensando en la gente que escribe se trata de poder enriquecer el proceso creativo encontrándole nuevas causas e influencias y rutas que pueda seguir, inclusive para tratar los temas de otra manera, a figurarnos la realidad de otra forma, no solo para largarnos a fantasear en otros mundos sino para pensar en el presente de otro modo.

Son tiempos difíciles para los soñadores entonces…

¿Tú que crees?

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