Alberto Herrera Jefferson es un curtido hombre de teatro que ha trajinado tanto en las tablas como en la televisión. En los años setenta fue Agregado Cultural en la embajada de Perú en Brasil, y como escritor ha publicado una decena de novelas que incluso se encuentran disponibles en Amazon.
En su faceta de cineasta, hace unos días acaba de estrenar su documental Artistas PlásticosBarranquinos donde aparece un grupo de pintores que viven en el tradicional barrio de Barranco. En la entrevista Herrera nos cuenta los detalles de su filme, y su visión sobre la situación del bohemio distrito que hoy viene atravesando por un boom inmobiliario.
¿Cómo se gestó la idea de realizar un documental de Artistas Plásticos
Barranquinos?
Partió de una perspectiva que no
tiene nada qué hacer directamente con los artistas, sino de un momento de
coraje. El origen se debe a la destrucción de muchas casonas del distrito, y de
qué manera podemos protestar y decir nuestra verdad sobre la destrucción de Barranco,
pero la gente no tiene en cuenta eso, y qué es lo que le da sentido a Barranco:
son sus artistas. Empezando por los artistas plásticos, los escritores, los
dramaturgos, y la gente que crea belleza; pero esa belleza la estamos
sacrificando en aras de un supuesto boom
inmobiliario.
Entonces, un día conversando con
Stefano Bermellón le dije: ahí tengo una
cámara y me gustaría hacerunas
pruebas… vamos a empezar a grabar algo. Y con el entusiasmo que él tiene,
empecé a grabar y quedó interesante, porque él planteó su propuesta desde su
perspectiva juvenil, pero yo quería tener otras perspectivas, y ahí pedí la
cita con Víctor Delfín que me recibió un día y tuvimos una larga conversación
distendida, bellísima y llena de anécdotas, y que estableció un derrotero a lo
que podía ser un documental: la temática, sus primeros años, la inspiración,
qué es lo que busca un artista, cómo se hace, y si puede vivir del mercado, y
cómo utiliza el color para expresarse. Entonces, volví donde Bermellón y le
conté sobre mi conversa con Delfín y sobre lo que me dijo. Y Bermellón me
respondió: yo también pienso igual;
ahí me di cuenta que me había encontrado con un hombre de 91 años y un hombre
de 21, donde ambos coincidían a pesar del gran abismo generacional entre uno y
otro; entonces empecé a desarrollar el resto.
¿Cómo convocaste al resto de artistas plásticos?
De ahí lo llamé a Ramiro Llona y
me dijo: vente vamos a conversar, y
empecé a tocar más puertas, y fui donde los que me abrieron sus puertas, porque
también hay personas que simplemente habrán pensado quién soy yo, porque como
no estoy en el medio de la pintura, pero estoy en el teatro y en el cine.
A través del Facebook veía sus
cosas, entonces empecé a contactarme con ellos. A otros no los conocí nunca, y
con los que en algún momento hablé para grabar, luego me dejaron plantado y se
hicieron los interesantes, y a mi edad ya no estoy para tratar con
interesantes, sobre todo cuando tengo a un maestro como Víctor Delfín que con
todo cariño me abre sus puertas y no se pone interesante. Luego empecé a hablar
con uno y con otro, y me encontré con Álvaro Suárez Vértiz que fue mi compañero
de colegio, y me dijo: ya encantado y
me habló de todos sus procesos creativos como el garabaticismo.
El documental fue agarrando forma; porque en realidad no son entrevistas, son conversaciones que yo voy grabando. Y encontré estilos tan distintos, con generaciones intermedias de pintores y de gente que conozco, y así fui estructurando en base a las preguntas, lógicamente que fue un trabajo bastante arduo porque tuve que transcribir todo para luego armar un guion, y ahí encontré la estructura misma del documental, pero dejó de tener sentido porque era solamente mostrar a los pintores y ¿el entorno de Barranco qué? Entonces, tenía que decir algo sobre lo que está pasando, porque actualmente se van a tumbar el único teatro que tenía Barranco, que es el cine teatro Barranco. Ahí van a construir un edificio, porque la parte cultural importa un bledo, y lo único que interesa es vender espacios, pero ahí se está vendiendo el entorno.
Cuando terminó la segunda guerra mundial la
ciudad de Brujas en Bélgica quedó totalmente destruida y qué hizo la gente: se
fue al municipio y encontró los planos de todas las casas antiguas, y las
reconstruyeron tal como están ahora, porque no son las mismas casas que
existían antes de la guerra. Entonces si uno no tiene un estilo… Barranco tiene
un estilo de vida, y si le metemos edificios por todos lados, ¿qué queda de
Barranco, cuatro casas?
Precisamente en los pasajes del documental está tu voz en off, que
narra de manera reflexiva y habla del fenómeno de la gentrificación que
consiste en construir portentosos edificios que crecen hacia los cielos, pero
ahí das la alerta que las maravillosas casonas de Barranco se están destruyendo.
¿Qué está pasando con Barranco?
Yo diría ¿qué está pasando con
nuestra civilización? nos llenamos la boca con Machu Picchu y con nuestros
restos arqueológicos, pero no valoramos lo que tenemos actualmente. Antes hice
un documental para defender los pantanos de Villa porque es nuestro hábitat
ecológico y cultural. Somos seres humanos pero nos comportamos como animales,
estamos viendo cosas que no pueden estar pasando en una sociedad desarrollada;
somos primitivos en casi todo, y destruimos porque hay que destruir, y porque
vamos a construir nuestro edificio, y no nos importa lo que venga, y tumbamos y
rompemos todo, porque solo nos interesa vender, y lo que venga después no nos
interesa.
Entonces ¿Cuál fue tu interés primordial para realizar tu documental?
Que uno tiene una obligación con
su sociedad, y si uno tiene la capacidad de reflexionar públicamente, y no lo
hace, entonces está en falta con la sociedad. Qué sentido tendría mi vida si yo
no hubiera hecho reflexiones a través de mis películas y documentales. Estamos
viendo que los noticieros manipulan la información de forma orientada a sus
intereses siempre financieros, pero ¿quién dice las cosas verdaderas? los
periodistas independientes y los documentalistas. Y nos estamos olvidando de los
problemas que hoy nos aquejan como la violencia en las calles. Y tenemos una
sociedad envilecida por el mal gusto, entonces ¿qué es lo que queremos para
nuestra juventud? vamos a tener gente embrutecida que fácilmente pueda ser
llevada como rebaño. Ahí es donde la cultura juega un papel importante que es
la reflexión.
Hablemos de Barranco desde el punto de vista municipal, ¿Cómo se han
portado los alcaldes en las últimas gestiones?
Un desastre. En algún momento con
el periodo de la señora Jessica Vargas tuvimos la oportunidad de presentar
conciertos en la iglesia de San Francisco, pero el apoyo no fue realmente
contundente. El tema cultural se toma solo como para hacer algunas actividades,
y apenas contratan cabezudos y desfiles de zancos, ese es el único apoyo
cultural. Por ejemplo, ahí tenemos La Ermita que sería una sala de conciertos
maravillosa, ¿por qué no se utiliza? ahora está cerrada. En el parque municipal
¿por qué no se dan conciertos, por ejemplo con bandas como la de la Fuerza
Aérea? porque ahí no se podría poner una orquesta sinfónica por el ruido de los
carros, porque los sonidos se podrían perder.
A pesar de ello, la gente de otros distritos sigue pensando que
Barranco es el distrito cultural y artístico
La gente piensa que viene a hacer
cultura a Barranco cuando viene a emborracharse a las discotecas; esa es la
verdad. Pero como ahí hay paneles donde figuran poetas y pintores, se cree eso.
Pero si tú te das cuenta, nosotros los creativos nos encontramos en los
supermercados y en los cafés, y así nos enteramos qué estamos haciendo, pero
eso es durante el día. Pero en la noche todos desaparecemos porque somos
invadidos por los borrachines que vienen de afuera, porque no son barranquinos,
y el sábado por la mañana nos dejan el barrio oliendo a orines como si fuera un
establo, porque son hordas de salvajes que vienen a beber como cosacos. Y
también nos hemos quedado sin playas, y sin vista al mar. Antes teníamos dos
bajadas para llegar a las playas, pero una de esas bajadas la vendieron (porque
ahora hay un gran edificio), y es privada. La gente viene a Barranco a hacer
estropicios, pero aún le doy el beneficio de la duda al actual alcalde porque está
nuevo, pero veamos qué hace. Por lo pronto, en el tema cultural ya deja mucho
que desear.
Volviendo al documental, el final del trabajo fílmico coincidió con el
inicio de la gestión del actual alcalde, y por eso tocaste las puertas a su
área de cultura, e incluso hablaste con el propio alcalde y te prometió que
podrías estrenar el documental en el distrito, pero finalmente no fue así ¿Qué
pasó entonces?
Yo le ofrecí al alcalde José Rodríguez
mi documental, luego él le pasó la idea a su director de Cultura, y quedó en
contestarme, pero no me contestaron; y no lo entiendo, porque yo les estaba
obsequiando el documental para que lo difundan y hagan un estreno en Barranco,
y para que incluso se pueda invitar a otros alcaldes. Lo mismo le propuse al
director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, y me dijo: yo lo quiero, y él no hizo lo que hizo
la municipalidad, que me envió una carta que decía que había que someterme a
una evaluación. Ellos, primero debieron enterarse quién era el que estaba haciendo
el documental, pero ¿un muchachito recién egresado de comunicaciones va a
evaluar a un director de cine?
Exactamente ¿quiénes te dieron esa respuesta?
Fue el área de prensa
Pero tú dijiste que el propio alcalde José Rodríguez te hizo la promesa
para que el documental sea estrenado en Barranco con el apoyo de la
municipalidad
Claro, él me dijo: vamos a verlo, y vamos a hacer una
presentación primero para los gerentespara
poder saber de qué se trata, y yo le dije: encantado. Esa reunión fue un día lunes, y quedamos para un día
jueves. Pasó el día jueves, luego pasó la semana, y así pasó la siguiente
semana, y cuando llamé para indagar, me dijeron: ya le vamos a contestar, pero de una manera bastante descortés, y
entonces pensé: ya ni hablar, se lo perdieron
pues.
Cómo se explica eso, si el alcalde de Barranco cuando fue candidato
prometió a los vecinos que iba a impulsar la cultura y las artes en el
distrito. Y al no permitir la exhibición de tu documental-barranquino, estaría
cerrándole las puertas a la cultura en Barranco
Bueno, parece que la cosa debe
ser más efectista, y eso es lo que seguramente su director de Cultura le
aconsejó, porque trajeron a la Orquesta Sinfónica Nacional y ahí quedó; pero
la orquesta tocó y se fue, y no quedó
nada. Un video queda en el registro de aquí a los siguientes 20 años, pero eso
no lo entendió su director de Cultura. Yo tengo buena vibra con el alcalde,
pero creo que está rodeado de personas que no tienen el vuelo. Yo fui director
de cultura en el Instituto Nacional de Cultura, y cuando alguien me visitaba me
interesaba en averiguar quién era, para así darle el trato que se le debía dar,
y eso es lo que falta… falta talla.
¿Estás satisfecho con el estreno de tu documental en la Escuela Nacional
Superior Autónoma de Bellas Artes?
Estoy agradecido porque la
Escuela de Bellas Artes tomó la posta inmediatamente, y nos apoyó y organizó el evento, y tuvimos una asistencia
bastante considerable. Estoy también agradecido con los pintores, y lamentablemente
algunos no pudieron asistir esa fecha porque estaban enfermos, Enrique Polanco
estaba con un problema renal, y Ramiro Llona estuvo internado, pero yo creo que
la cosa funcionó, y como ya subí el documental a las redes el efecto que tiene
es mucho más potente, porque ahí digo lo que están haciendo con Barranco. Yo
entiendo que quieren hacer sus negocios, y me parece muy bien, pero alguna vez
se han preguntado ¿toda esa gente que vive en los edificios de 20 pisos adónde
irá? y por dónde circularán, a dónde irán sus carros, ¿qué va a pasar con
Barranco?, porque aún siguen construyendo más edificios, porque continúan dando
las licencias, y a dónde va toda esa gente, con qué agua se abastecen, pero no
les importa, ¿dónde está el interés por Barranco, dónde está la bohemia de la
que hablan?
¿Has perdido la esperanza que algún día llegue una autoridad
comprometida con Barranco tradicional y que reinstaure aquellas prácticas
artísticas y culturales?
No pierdo la esperanza, pero
tenemos algunos cafés y los sitios de reunión que todavía están ahí. El Juanito,
por ejemplo que está abierto todo el día, el Piselli, la cafetería Bisetti. A
mí me encanta ir al Bisetti a tomar un café porque es muy agradable. Hay
estudiantes y todo tipo de gente interesante, eso es una bohemia productiva, porque
bohemia no es traer borrachos de afuera. La verdadera bohemia está compuesta de
chicos jóvenes y artistas mayores, y de toda esa gente que está trabajando.
Yo en mi casa todo el tiempo
recibo a estudiantes que vienen a hacerme consultas de arte y cultura. Ese es
el Barranco que yo quiero, porque es el Barranco que yo también tuve con mis
maestros. Hernando Cortés vivía muy cerca de mi casa, y yo lo iba buscar, yo
tenía cuatro maestros que eran muy mayores. Alonso Alegría da sus cursos de
guion de teatro en Barranco, Alberto Isola también vive por aquí, pero otros
han muerto, como Jorge Vignati que fue mi maestro de cine. Así estábamos
vinculados los jóvenes y los mayores. Yo creo que Barranco tiene que mantener ese
encanto que da la producción artística, me refiero al arte y la cultura.
Luego de “Artistas Plásticos Barranquinos” ¿Probablemente habrá sagas
como: Actores Barranquinos, Literatos Barranquinos, y/o Músicos Barranquinos?
Podría ser, a mí me encantaría;
pero lamentablemente para conseguir financiamiento para el documental ha sido
muy difícil y las puertas se han cerrado de mala manera, pero es mi ideal. Aunque
ahora estoy embarcado en otros proyectos, estoy terminando una novela, y voy a empezar
también unas grabaciones. Entonces, embarcarme en eso demanda mucho tiempo, y hay
que tocar puertas donde te mecen y te mecen. Y mira que hemos tocado puertas de
universidades, de restaurantes importantes, de Bancos, y quien nos apoyó fue
una institución que no es de Barranco,
porque es de Miraflores.
Yo creo que vale la pena mencionar a la institución que auspició tu
proyecto cultural
Por supuesto, es el Instituto
Peruano de Arte y Diseño (IPAD). Su directora Aydee Leyva de frente me dijo: yo voy a apoyar, y dio la orden
inmediatamente, y salió el cheque. Muchas veces la gente no se da cuenta que
los artistas también pagamos casa y todos los servicios, y por eso hubo un
momento en que estaba tan dedicado al documental que ya no tenía ni para pagar
la luz.
Para terminar ¿Esperas algo del ministerio de Cultura, con respecto a
una gran política pública que empodere justamente la cultura y las artes en
nuestro país?
No, yo no espero nada del Mincul. Yo diría una expresión que está en la película “El violinista en el tejado” cuando le preguntan al rabino qué opina del zar, él dice: dejemos al zar lo más lejosde nosotros. Lamentablemente el ministerio de Cultura tiene su propio rollo, y además sus compromisos son de orden político, y a mí me molesta todas esas políticas de teatro pobre, porque el teatro no puede ser pobre todo el tiempo; hay grupos de teatro que trabajan en un piso de tierra para mantener ese status y siguen cobrando su dinero, pero están así hace 30 años.