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Henry Pease sobre Fujimori «Mentiroso, ladrón, autócrata y asesino».

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Henry Pease sobre Fujimori «Mentiroso, ladrón, autócrata y asesino»

Entrevista Orlando Mazeyra Guillen

(Foto El Comercio)

Henry Pease García nació en Lima en 1944. Es docente y político. Fue candidato presidencial en las elecciones de 1990 y ha sido presidente del Congreso dela República.

 

¿Cuándo fue la última vez que fue a un cine?

—Creo que en 1990, en que jóvenes amigos que me apoyaron en esa campaña [presidencial] me llevaron sorpresivamente. Es una de las cosas bellas que hacía con Mary [su esposa]  y que he dejado de hacer cuando partió.

¿Volvería a postular a la presidencia del Perú?

—Nunca busqué ser candidato a la presidencia. Sí quise ser alcalde de Lima. Creo que le toca ahora a gente más joven.

En la segunda vuelta de 1990 entre Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori, ¿por quién votó?

—En toda segunda vuelta, el elector está forzado a votar por lo que en ese momento le parece menos malo y eso pareció ofrecerlo Fujimori, aunque mintió.

Cuando le menciono el nombre de Alberto Fujimori, ¿cuál es la primera palabra que se le viene a la mente?

—Mentiroso, ladrón, autócrata y asesino.

¿Qué opinión tiene del voto en blanco?

—Puede usarse como signo de protesta o como opción que significa no optar.

¿Qué libros anda leyendo y escribiendo en estos días?

—Acabo de terminar La conducción del plan de desarrollo concertado de Lima, leyendo todos sus documentos. Y estoy concluyendo un libro sobre Historia política del siglo XX que debo entregar al Fondo Editorial a fin de mes. Todas mis lecturas han estado dedicadas este año a esos dos temas.

¿Qué escritores peruanos le parecen imprescindibles?

—Todos. Pero, en particular, los que describieron el Perú oligárquico mejor que los sociólogos.

 

“DE NIÑO, NUNCA ME PUSE UNA CHOMPA QUE NO HUBIERA TEJIDO MI MADRE”

Su padre fue almirante dela Armada peruana. ¿Cómo fue la relación con él? ¿Difícil?

—No, él era muy cariñoso y cercano. De genio fuerte como yo: a veces chocamos. Siempre nos amistamos y cada día que pasa me siento más parecido a él.

¿Cuál es el primer recuerdo que aflora cuando le menciono a doña María García Yrigoyen?

—Ternura hacendosa.  Nunca me puse, de niño, una chompa que ella no hubiera tejido con sus manos, la pude acariciar hasta los 93 años y ella estuvo a mi lado en todas mis peripecias.

Usted estudió en un colegio jesuita. ¿Qué recuerdos de esa etapa de su vida? ¿Nunca dudó de la existencia de Dios?

Muy buenos recuerdos. Todos dudamos en algún momento. Yo vivo abrazado de Jesús.

¿Fue edificante su paso por el colegio bonaerense El Salvador?

—Sí, pero difícil.  Llegué a los diez años, viniendo del Colegio dela Inmaculada, de la misma Compañía de Jesús. Pero 1955 fue un año de crisis con la caída de Perón y varios jesuitas perseguidos y al año siguiente hubo una terrible epidemia de poliomielitis, con miles de chicos muertos en esa ciudad. Nos encerraron en el departamento porque no estábamos vacunados y cuando, tres meses después, reabrieron las clases ya no vivían más de diez de compañeros de  mi clase.

Usted es doctor en ciencia política, sociólogo, profesor universitario y también periodista. ¿Cómo se definiría a secas?

—He hecho dos cosas en mi vida: enseñar (y para eso he tenido que investigar y escribir) y hacer política (en la Municipalidad de Lima y en el Parlamento).

¿Qué es lo que más ama y lo que más detesta del Perú?

—Amo todo lo que somos y hasta nuestros defectos son parte de ese nosotros que llamamos Perú.

Algunos comentan que dado el alto porcentaje de popularidad de Nadine Heredia, se puede coludir que el Perú no es un país machista.
¿Qué opina al respecto? ¿Por qué la gente ve con buenos ojos a la señora del presidente Ollanta Humala?

—Nadine Heredia es una persona simpática y tiene importancia mediática. Tiene los mismos derechos que usted y yo para actuar en política.

De ganar en el 2016 las elecciones la señora Heredia, ¿sería una reelección?

—Sí, por eso la ley lo prohíbe.

Borges decía que la política es una de las formas del tedio. Para usted, ¿qué es la política?

—Una manera de servir a los demás.

¿El Movadef es un claro síntoma de nuestra vieja amnesia colectiva o de las escuálidas bases en las que se funda nuestra democracia?

—Muchos han combatido la construcción de una memoria colectiva sobre los años de la violencia y se ciegan ante la verdad de lo que hemos vivido.  Por eso y por desestructuración de la política partidaria crece el Movadef y la legión de jóvenes que se sienten excluidos y sin un rumbo claro.

¿Qué cosas siente que le falta hacer en la vida?

—Todo lo que pueda hacer para que desarrollemos un régimen democrático con justicia social y sin excluidos.

¿Piensa a menudo en la muerte?

—Siempre y con tranquilidad y confianza.  Tuve un cáncer a los 29 años y soporto los efectos de un año de cobalto y dos de quimioterapia. Perdí a mi esposa en 1988, pero sigo en pie con la mirada puesta en todo lo que nos hace trascender.

¿Qué opina de la eutanasia y el matrimonio homosexual?

—La vida hay que defenderla. Hay que respetar todas las opciones, con tolerancia, pero yo tengo otra idea del matrimonio y tengo derecho a defenderla.

¿Qué música es su predilecta?

—Vivaldi, en música clásica, y toda la música criolla

¿Qué intelectuales deberían postular al congreso?

—Al congreso debe ir cualquier ciudadano que quiera representar a los demás, sea intelectual o no.

¿La presidencia del congreso peruano es insufrible?

—Nada es insufrible y yo tuve experiencias muy gratas.

¿Cuál de todos sus libros quisiera que los jóvenes peruanos leyeran?

La Autocracia Fujimorista.  Para que no dejen que la historia se repita.

¿Cuál o cuáles fueron los primeros poemas que se memorizó?

—No recuerdo muchos…

¿Cuál es su lema de vida?

—No lo sé, no soy especialista en propaganda

¿Qué hay después de la muerte?

—Jesús y la plenitud del amor.

 

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