Opinión

Entre la utopía y el rock

Lee la columna de Julio Barco

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Hablar de generaciones poéticas resulta un desafío para pensar una tradición. El hecho de separar a los autores por años y tratar de consolidar un juicio de valor al respeto resulta un desafío. ¿Un autor pertenece a la época según la fecha de publicación o de nacimiento? Según Ortega y Gasset, una generación no es un puñado de hombres egregios: es como un nuevo cuerpo social íntegro. En ese sentido, el trabajo Poliedro (una muestra poética de la generación del 70) de Julio Solórzano Murga nos plantea un mural de lo que conocemos como la generación más explosiva del la mitad del siglo XX. Generación de las utopías, del rock y la necesidad de liberación mental -espiritual, consolidó un conjunto de voces que forman ya parte del coro general de nuestra lírica. Solórzano añade: fue una época de grandes cambios sociales y políticos, impulsados por la dictadura militar. Empezamos por Manuel Morales, el poeta del tambor, autor decisivo por sus poemas urbanos, cotidianos, que van a influir en otros autores, como los Hora Zero (HZ). La calle y las jergas se desatan en la encorsetada lírica nacional. El grupo más beligerante se presenta con Verástegui y Juan Ramírez Ruiz, sin embargo, quedan excluidos otros importantes como Pimentel, Ollé o Mora. Si bien HZ impone el estilo y la ética más hegemónico, apoyados en su manifiesto Palabras Urgentes, hay otras voces insulares que también dan cuenta de los movimientos de la época. Hablamos de Luz María Sarria, Enriqueta Belevan, Óscar Málaga o Luis La Hoz. Se trata de poéticas diversas, marcadas por el tono intimista, el uso del yo referencial y un ritmo bien desarrollado a nivel del verso: Y la poesía se ha vuelto un ejercicio de corsario, afirma Málaga. A diferencia de los HZ, no mantienen una postura ideológica detrás de su poética, solo una sed de aventura y emancipación. Por otro lado, es un acierto incluir a poetas periféricos y poco incluidos en antologías afines (Armando Rojas, Óscar Aragón, Juan Carlos Lázaro, Héctor Rosas Padilla o Mito Tumi) que gozan de aportes sui generis. Así, la segunda edición de Poliedro —gracias a la Sociedad de Poetas y Narradores de Lima—se inserta junto a otras antologías, como Estos 13 de Oviedo, que buscan una fotografía de la época setentera, aún viva e influyente.

(Columna publicada en Diario UNO)

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