Cultura

Entre el microcuento y la Primera Feria Virtual del Libro en Cajamarca

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William Guillén Padilla.

El minicuento o microcuento, semeja a una naranja exprimida cuyo jugo se puede beber a sorbos cortos. Este género viene a ser una condensación de la palabra escrita reducida a veces a solo tres o cuatro líneas como aquellos escritos de César Vallejo o Luis Loayza. Una elaboración por demás sutil y bellamente compuesta si así lo decide su constructor.

Excepcionalmente son los microrelatos o minificciones de  Jorge Luis Borges, Augusto Monterroso o Ernesto Sábato, sin dejar de nombrar los de Fernando Iwasaki y Alejandro Jodorowsky entre nosotros.

Cajamarca sede de los Kashamarkas, la antigua San Antonio de Cajamarca, ubicada en la zona norandina del Perú, tiene el privilegio de contar con  grandes poetas y narradores. Ahí tenemos los nombres de los hermanos Corcuera ( Marco Antonio, Arturo y Oscar, este último también artista plástico), Amalia Puga, Mario Florían, Demetrio Quiroz Malca, Oscar Ymaña, Jorge Díaz Herrera y tantos más.

Descubrí  el minirelato cajamarquino gracias a la poeta y difusora cultural Isabel Barrantes que tuvo la generosidad de entregarme el libro “nidal de colibríes”, una selección hecha por José López Coronado que condensa creaciones exquisitas y con sabor a terruño de cuarenta autores.

Uno de ellos es el poeta William Guillén Padilla ( Hualgayoc, 1963) que reúne el mayor número de libros de minificción (como prefiere denominar a este singular género) muchos de los cuales han sido reeditados y conseguido traspasar fronteras.

Junto a sus creaciones,  se suma el  haber sido uno de los propulsores y el director de la Primera Feria Virtual del Libro en Cajamarca, que se desarrolló entre el 18 y 19 de julio, actividad que no  deja de estar latente, pues gracias al internet se la puede visitar a través de este link: https://bit.ly/FeriaVirtualLibroCajamarca2020

William Guillén, nos concedió amablemente esta entrevista que permite conocer parte de su trayectoria y los alcances de la Primera Feria Virtual del Libro.

Aquí la entrevista con William Guillén Padilla.

1.- ¿Desde cuándo cultiva el género de minificción?

WGP. Formalmente, desde el año 2006, cuando publico mi libro “Los escritos del oidor”. Luego, en el mismo género, he publicado, entre otros libros, “Lo que yo barman oí”, “Cuaderno de Almanaquero”, “Microcuentos”, “De los elementos: 118 relatos químicamente desconocidos”, “Zoomínimos”, “Inkacuentos”, y siete más de este género literario. Mantengo varios libros inéditos.

2.- Su experiencia lo ha llevado a ser reconocido como un sobresaliente narrador de este género. ¿Le resulta más fácil escribir estas minificciones que una novela larga?

WGP. Condensar es tarea más complicada pero más atractiva y retadora. En mi caso, la gran mayoría de mis libros son de minificción, que me han dado grandes satisfacciones y críticas muy loables y alentadoras. Pero nada que sea bueno en literatura y en la vida es fácil. Tarea de retos es escribir minificción como poesía o novela, o investigación histórica. Para referirme a su pregunta de novela, he escrito cinco, he publicado dos: “Venus brilla cuatro veces” que fue premiada en el VII Concurso Literario Internacional de Novela “José Eufemio Lora y Lora & Juan Carlos Onetti” donde fue presidente del jurado el escritor Eduardo González Viaña; y “Fatum Inca” que fue obra ganadora del IV Concurso Internacional de Novela Contacto Latino en Estados Unidos en 2016. Ambas se distribuyen en Amazon, igual que mis libros de minificción y poesía. 

3.- ¿Cómo influye la cosmovisión de su tierra natal en la elaboración de estas ficciones? Fuera de la hermosa selección de “Nidal de colibríes”, ¿existen otras ediciones que reúnan las minificciones de Cajamarca?

WGP. Es una influencia permanente, pues lo que a cualquier humano marca de por vida es la infancia. Viví en el asiento minero de Hualgayoc hasta los nueve años y, como entenderá, eso ha formado en mí una especie de depositario de fuentes literarias para muchas historias que he plasmado en varios de mis libros. Respecto a antologías de minificción en Cajamarca: usted ha mencionado bien a “Nidal de colibríes” (Ed. Mavi, 2014) del escritor José López Coronado, quien fue el artífice de encuentros de minificción con este mismo nombre en la región Cajamarca; a esta publicación hay que sumarle “En pocas palabras, antología del microcuento cajamarquino” (Ed. Orem, 2013) de Rony Vásquez Guevara quien es, sin lugar a dudas, el mayor investigador de este género en el Perú.

William Guillén Padilla, Jorge Diaz Herrera y Roger Santiváñez.

4.-Su trayectoria ha traspasado fronteras y le hizo merecedor de premios y reconocimientos. ¿Cómo recepcionan en el extranjero este tipo de escritos?

WGP. He salido del país con mis libros desde 2004 cuando publiqué mi primer libro de poesía: “Soliloquios de homo sapiens”; lo presenté aquel año en la Maison de l’Amerique latine de París por invitación del Centre Culturel Péruvien de la capital francesa. Desde entonces he ido por varios lugares. Sorprende que, en todo lugar donde me he presentado, las historias y lo que he escrito, han tenido bastante acogida. Así, algunos trabajos míos, han sido incluidos en antologías y estudios. Hay un interés por la literatura nuestra que presenta historias muchas veces aparentemente cotidianas, pero para lectores de fuera extraordinarias, no creíble. Seguimos siendo un país real maravilloso, y eso es algo que lo llevamos en forma natural todos los días y a donde vamos.

5.-Con la pandemia se han suspendido y cambiado diversos programas. En vista de ellos se está recurriendo al sistema virtual.  Ud. ha sido el creador de la Primera Feria Virtual del Libro “Cajamarca, contigo leo”, ¿me puede decir cómo fue organizada y cómo se desarrolló?

WGP. Nació luego de una grata experiencia realizando microprogramas que publiqué en Facebook: “Literatura en Casa”, “Instantes”, “Cajamarca, lee y canta”, “Y me llamo Perú”, que tuvieron gran aceptación en el público; sobre todo “Cajamarca, lee y canta” que incluso de difunde en un canal de TV local en Cajamarca. Respecto a la feria, había la necesidad, y un compromiso, de mostrar a los escritores cajamarquinos que viven en la región y el país, y en diversos países del mundo, y a otros escritores que normalmente no son apreciados en ferias por sus lectores. La única manera era convocarlos virtualmente. Así, desarrollé la idea, el nombre y un plan de trabajo. Convoqué a mis hijos, y a mis amigos Homero Alcalde y Carlos Cabrera, y todos emprendimos la tarea de hacer realidad la feria virtual del libro. La hicimos con “All Art-arte total” que es un emprendimiento familiar y personal que inicié en enero de este año en Marigot; KN editores de Carlos Cabrera y Petroglifo que es también una editorial familiar. Apoyó en la difusión la liberaría virtual cajamarquina Ágape. Y la feria se hizo en los tiempos propuestos y con los invitados que fueron el centro de todos. Exactamente participaron 95 escritores, 9 lectores, 3 editores, 1 cuenta cuentos, 1 grupo de teatro, 12 músicos (1 grupo con 5 integrantes), 7 pintores. En total, más de 130 personas en el escenario. Hubo participantes de 13 países, incluido el Perú. Fueron dos días con participantes distribuidos en 30 salas. El resultado fue muy exitoso. Ha propósito de la minificción que estamos hablando, tuvimos en la feria al Dr. Lauro Zavala, de México, uno de los mayores investigadores del género en el mundo.

6.- Esta Primera Feria Virtual del Libro, convocó a autores nacionales y extranjeros, ¿cómo recepcionó el público la diferente programación?

WGP. Rebasó toda expectativa, no se había hecho, hasta donde sé, una similar en el Perú. En el quinto día, sin más publicidad que la difusión que la misma feria en mi Facebook, teníamos más de 34,000 reproducciones y más de 1,000 personas la habían compartido. Todos los comentarios fueron y son positivos y llegan felicitaciones de todo lado. Eso fue alentador considerando que, básicamente, fue un proyecto y una realización familiar y amical; no hemos tenido financiamiento de ninguna institución pública o privada, porque con toda razón, ahora se prioriza temas coyunturales. Tampoco hemos solicitado apoyo a ninguna institución, porque podíamos realizarlo; tenemos el equipo humano esencial y el equipo técnico básico para hacerla. El mayor trabajo consistía en la edición, animación y el lanzamiento virtual de la feria; para ello conté con mis hijos y con mi sobrino César quienes manejan muy bien estos temas. Por la diversidad de la programación y la importancia de los participantes, el público tuvo una recepción muy positiva que siempre lo manifiesta.

William Guillén Padilla firmando libros en la FIL de Guadalajara.

7.- ¿Se pudieron vender libros? ¿Fue de pérdidas o cumplió el reto impuesto?

WGP. Hicimos algo más que vender libros: acercamos el público a sus escritores, a quienes les han consultado directamente cómo pueden adquirir sus libros. En la presentación de los escritores se dio a conocer sus direcciones virtuales; eso ha permitido que interactúen y sigan interactuando autores, lectores y editores, pues se sigue visitando la feria. Por lo mismo, los lectores acceden hasta ahora a la compra de libros, o lectura de los mismos, de voz y orientación de sus creadores. No se temporalizó la venta exclusiva para los días de la feria, sino se dio la posibilidad de comprar cuando se establezca un vínculo con los creadores en el tiempo que el lector considere. No hubo, como soporte de la feria, el negocio del libro como columna principal, sino la humanización del escritor en el acercamiento a su público. El escritor no fue visto como un producto, sino como ente solidario.

8.- ¿Qué elementos podrán ser rescatados y qué otros cambiados?

WGP. Recataría todo. Sobre todo, el desprendimiento de los escritores y artistas participantes, que entendieron que se trataba de un trabajo por amor al arte; sin más pago que unirnos y presentar lo que sabemos hacer. Asunto difícil a veces entender eso, pero si la literatura no es solidaria, si no es capaz de hermanar, no es literatura. No podemos hacer poemas al amor si no amamos; menos a la solidaridad humano, si no somos capaces de unirnos en proyectos como esta feria. Me pregunta, ¿qué cambiar? Podría decirle, en esa misma perspectiva, ¿qué mejorar? De hecho, la respuesta sería: involucrar a mayores personas en la organización y ejecución, invitar a narradores orales, a representantes de otras artes, contar con más editores visuales y animadores; también implementar un espacio de venta de libros de entrega virtual directa, mejorar la presentación técnica de algunos participantes, buscar plataformas paralelas para la difusión virtual de la feria; en fin, hay mucho que mejorar. Estoy seguro que la segunda edición de la feria virtual, desde donde sea que se realice y Dios mediante, sea de mayor impacto.

9.- ¿Qué autores atrajeron la atención del público? 

WGP. En realidad, todos. Especialmente quien abrió la feria: Antonio Cillóniz, los poetas ganadores del Premio Copé de poesía y narrativa, los ganadores del Premio Poeta Joven del Perú; los autores radicados en Francia, Estados Unidos, Alemania, Finlandia, México, Colombia, Argentina, y de todos los países invitados. Y, es lógico, los escritores cajamarquinos, que nunca habían sido invitados ni participado en una feria. Todos fueron agrupados en diversas salas, como le comenté; las salas llevan el nombre de escritores clásicos cajamarquinos, muy importantes para la literatura peruana, pero desconocidos para la mayoría. Los momentos de teatro y la música fueron muy valorados. Mereció elogios la conferencia del Dr. Lauro Zavala sobre minificcion que era algo que, personalmente, me interesaba darlo a conocer. En resumen, como lo señalan los asistentes y participante, una feria exitosa y trascendente, capaz de ser valorada en cualquier país del mundo donde se hacen eventos de calidad.

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