Opinión

Entre balas y ángeles

Lee la columna de Julio Barco

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En 1923, con la publicación de Elegías de Duino, el poeta Rilke lanzó una de las preguntas más estremecedoras de la literatura contemporánea: ¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas? Y es que, detrás de la escritura, se encuentra la urgencia de la conexión entre los hombres: la posibilidad de con(versa)ción. ¿Para qué la poesía si todos están sordos? En Sorpresa de una bala ante la belleza del suicida (Ed. Fondo de Cultura Peruana, 2024) de Fernando Obregón Rossi hay una relación con aquella cuestión rilkeneana: “Debí sobrevivir las decepciones explicar/ La vida en catástrofe etapas improvisar/ Discursos que calmen a los desesperados”. El yo lírico se cuestiona sus límites, habla de su propia crisis. Se oye a sí mismo y se aproxima al suicidio. Ello propicia un verso arremolinado en las aguas de imágenes que flotan sobre la memoria y el desasosiego. En ese diálogo hay dos ejes: las balas y los ángeles. La bala genera un discurso fatalista. Nos expresa sus consecuencias y su poder autodestructivo ante ese “jugar a volar a ninguna parte”. Desde otra orilla, la figura del ángel cobra una posibilidad luminosa en medio del caos: “¿Quién guarda a los ángeles? La paloma, cuya ala quebrada/ Dibuja un ciruelo bajo la nieve./ ¿Quién los abandona? La cruel violencia del mundo.”” Sin embargo, son demasiado gráciles. Lo angélico entonces da forma a una resistencia frente a una sociedad carnívora. Más que una regresión católica, es un arquetipo. Podemos incluir entonces a Obregón en la línea de poéticas como la de Martín Adán (Mi Ángel no es el de la guardia/ Mi Ángel en el Hartazgo) o Verástegui. Y en esto radica el aporte del poemario, en la atmósfera de un universo donde los poemas se hilvanan en lo que dura un disparo suicida: “¡Peregrinación de suicidas!/ ¿Dónde quedaron los incendios?” La reedición del primer libro de Obregón Rossi, periodista y poeta horazeriano, merecedor de la Mención Honrosa del Poeta Joven del Perú (1985), nos entrega un desgarrador espejo de aquellos desgarros existenciales. Mas que una apología al suicidio, es un poderoso canto de liberación y resistencia.

(Columna publicada en Diario UNO)

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