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Ensayo crítico sobre el poemario “Resumen (Ciudad Lila)” de Julio Barco, por Ana Abregú

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Por Ana Abregú

El yo subjetivo de los poemas de Ciudad lila de Julio Barco, como un apartamiento del habla adquiere formas lexicales de diversos orígenes; la sangre del poeta es la vivencia de la ciudad, Lima, para el caso, homenaje a un cuerpo presente que late con el cotidiano de su estar, que no oculta sus referencias y permiten expresar lo corporal, los sentimientos y el rigor intelectual desde una focalización en una flotación de las imágenes con énfasis en trazos panópticos que tienden a denotar una interioridades reflexivas, mientras la ciudad acontece.

“Café”, “caos”, y “un estado en la mente/ una revolución silenciosa.”, íntimo, propio; abierta y cerrada composición de un espacio ciudadano bajo una luz propia, lila, dice Barco de Lima la gris: “Cuando el panadero destruye la tarde y nos encontramos de nuevo en la noche lila,…”. Panadero, es también el nombre de los dientes de león; si hay claves en la poética de Barco, la ciudad lila y los dientes de león, son una huella de anclaje entre dos fuerzas, la ciudad, las raíces, el vuelo del alma, el vuelo al azar, la búsqueda, pivotes referenciales de reacciones exacerbadas.

Toda mi época es poca para explicar lo que siento.

Toda mi época es luz sobre mi poesía.

Toda mi época es luz en una conversa de sueños podridos.

Como recortes de existencia, la introspección como tropo, funcional dentro del espacio de significaciones entre opuestos, luz, poesía, sueños podridos, relativiza operaciones de cambio de escenario, revela las instancias de decisión bajo el impacto de cambios históricos, personales, en el resultado de cuestiones poéticas, individuales. La ciudad, las influencias, la necesidad de la escritura, participan de un conflicto ancestral que enfrentan los poetas, escritores, aquello indecible, la función referencial del lenguaje para dar cuenta de lo que significa el yo interior, el estar, la expresión fundante de la identidad, la simbiosis con la realidad.

Medias con huecos, y tantos cuadernos, tanta escritura que pretendió descifrar nuestra forma última como un puñado de signos crípticos.

Exhibición de una opacidad deliberada entre pequeños símbolos sobre hechos de la realidad social del poeta, los elementos de su cotidiano como decodificadores de la función referencial. Las carencias y las necesidades que acompañan la formulación de ideales estéticos, la poesía, que impregnan su voz y escritura y restituyen un hecho lírico sobre un espacio de insuficiencia, imponen el poder del poema por sobre las circunstancia.

Si la voz de los escritores del Boom, Carlos Fuentes –La nueva novela hispanomericana–, produjo un cambio sustancial en la visión de la literatura, como vehículo para retratar una sociedad y una política específica de Latinoamérica, vivimos otro impacto de orden tan manifiesto como aquel: la era de la Internet; nuevas formas de expresión que desdibujan los límites geográficos, idiomas, géneros y distorsión del tiempo; es dentro de este sistema de múltiples referentes cuando parecen perderse los anclajes, donde Julio Barco exhibe Ciudad lila, una perspectiva territorial, un lenguaje con potente fuerza comunicativa, una cuña fundacional que clava en el centro mismo de su ciudad y la hace suya bajo el peso del orden jerárquico que impone su poesía.

pero aquí, en Lima,

venden a granel a peso a tristeza

Barco diseña una fenomenología de transformación de percepción de la realidad en estilo literario, una estética que privilegia las experiencias cotidianas, convirtiendo tropos en simbologías que atraviesan planos antitéticos a modo de deslizamientos atravesados por una dicotomía, el comercio, el producto el sentimiento, venden, granel, tristeza, como un resumen en la tríada de lo que es vivir en Lima. A propósito de ello, el título de este texto: Resumen: Ciudad lila, expone esta búsqueda cifrada en diferentes entonaciones que abordan el relato de su vida.

En la poética de Barco, no es inusual encontrar puntos en fuga entre versos subsumidos en una lógica urbana y sus sentimientos, así como descripciones del barrio donde vive, susceptible a las demandas de la vida como si necesitara moldear todo en la escritura de instantes, conformaran un proceso escritural que elude la frecuencia temporal, se puede asimilar esa característica a un poeta de la Internet, el tiempo pierde su sincronía para convertirse en relieves que miden un punto, pero no el transcurrir. La síncopa de los versos, son como el latido de la ciudad: indiscreta, perturbadora, cruel.

En esta soledad donde mi corazón se expande

y mi pecho se carga de tenazas de cangrejo.

Parque de Seremsa: 11 y 30 de la noche.

Cuestiona y resignifica el anclaje connotativo: es un lugar no muy seguro, hay una opresión, un corazón desvalido, en un espacio del desamparo.

Quisiera ahora

ver una estrella sobre el cielo sobre Lima

pero no hay nada. Veo nubes, nubes amorfas y

lilas.

A veces no parece haber conflicto entre literatura y vida, la enfática relación entre ciudad y estar conmueven los diversos planos de relación marcadas por un efecto conmovedor.

La poética de Julio Barco muestra un poeta sensible al entorno, a su época, al lenguaje; en Ciudad lila hay una propuesta de consolidar una obra del estar espacial, histórico, testimonial, que pone la carga significativa en dar cuenta de todo ello en un canto poético y vivencial.

La lectura se desliza, incrementando la incidencia de un yo autobiográfico hacia vivencias vertiginosas en el entorno social; palabras que celebran y no transige su propio destino de poeta.

Leer el libro en versión online aquí: https://www.academia.edu/86606429/Ciudad_Lila_Julio_Barco

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