El panorama de la última encuesta de GFK, publicada el 27 de mayo de 2018, es terrible.
Por un lado, luego de tantos excesos malsanos y vínculos despreciables, existen candidatos que aún no han sido sepultados por la indiferencia de la gente. Comentaremos, en síntesis, lo que corresponda a cada uno de ellos en tanto hayan alcanzado al menos un mínimo del 10%.
Julio Guzmán (29%), proisraelí, remedo de PPK y hombre vinculado al nacionalismo hasta el extremo de haber sido secretario de la PCM en su momento, repunta porque tiene un horizonte claro respecto del electorado e intenta llegar a la juventud, que como sabemos, está inserta en un intenso proceso de vaciamiento de sentido, porque nadie con un grado mínimo de madurez podría considerarlo una propuesta de renovación.
Alfredo Barnechea (25%), un viejo lobbysta de «frac» y modales acaso dignos de ser celebrados en Buckingham mas no en las calles de un país que solo conoce como teoría o símbolo. En apariencia, representa una cierta opción de estadista pero mi impresión es que no pasa de ser un completo espejismo.
César Acuña (19%), un despropósito clientelista sin ninguna formación humanística se sostiene únicamente por el ingente ingreso dinerario de sus universidades. Al verlo, las respuestas a por qué quiere hacerse con el poder rondan los abismos más oscuros de la especulación.
Los hermanos Fujimori no merecerían mayor mención dado el hundimiento en el que han caído en los últimos meses pero vamos … De ellos, cabe señalar que pese a sus limitaciones, el menor (14%), parece ser una suerte de garantía a todas luces más democrática que su hermana mayor (21%), cuyo grupo parlamentario ha hundido hasta el Tártaro la poca dignidad que le quedaba al Congreso. Sin embargo, esto no es merecimiento para ambicionar la presidencia de la República.
El otro lado del espectro político, se muestra o debería mostrarse, más o menos esperanzador ya que pese a todo, si se da la casi imposible unidad de la Izquierda, se remontaría el 46%. Lamentablemente, los indicios de deshonestidad y la cerrazón de Santos (11%), la impopularidad y falta de consenso de Arana (10%), así como la tibieza y el pasado humalista de Mendoza (25%), hacen que esta importante tendencia se desperdicie.
Este porcentaje importante que podría tener la Izquierda significa que, en general, la población está harta de la misma línea política que ha prevalecido en el país desde hace tres décadas. Si esta circunstancia no es utilizada por este segmento político, debería ser utilizada por una plataforma seria y honesta que se erija de aquí en adelante.
Mi impresión es que si se concilia la libertad individual con el bienestar colectivo, toda opción que tienda a favorecer a las mayorías debería ser bien recibida.
Sin embargo, falta, en esta encuesta, la mención del violentista y obtuso Antauro, una posibilidad que intuyo, le restaría votos tanto al fujimorismo como a la izquierda, tanto por sus fueros antidemocráticos y totalitarios como por su pasadista y desfasada «comprensión» de las desigualdades sociales.
Ojalá posibilitemos el ascenso al poder de alguien que no solo intente enriquecerse con el presupuesto público sino que sirva a la ciudadanía sin robarle. Porque, » de cierto os digo» que es posible hacer dinero sin quitárselo a los demás, aunque el sistema pareciera indicar lo contrario.
Que este precepto se introduzca en el pensamiento de cada político potencial o activo, asegurará el inicio de la transformación que nuestro país exige desde 1821.