La ola de asesinatos en San Juan de Lurigancho (SJL) no cesa y los vecinos de ese distrito cada vez se sienten más indefensos hasta en sus propios hogares. La delincuencia y el sicariato se han apoderado de cada calle, parque o avenida, extorsionando a los ciudadanos o simplemente terminando con sus vidas a traición. La Policía no se da abasto en el distrito más poblado del país y todo parece indicar que hay una suerte de resignación por parte de las autoridades. Caminar, sea de día o de noche por las calles mal iluminadas de ese distrito, se ha vuelto una ruleta rusa, pues uno no sabe lo que le espera a la vuelta de la esquina.
Por la espalda y a sangre fría, así asesinaron a Percy García Serpa (42), dirigente vecinal de Jicamarca – SJL, quien se encontraba realizando una actividad vecinal pro fondos junto a los demás vecinos de la zona. Tres disparos a traición por parte de un desconocido terminaron con la vida horas más tarde del joven dirigente.
Después de ser baleado por dos sujetos a bordo de una moto lineal en Jicamarca, el dirigente fue trasladado al hospital de Vitarte donde acabaría falleciendo por los tres impactos de bala que recibió a la altura del tórax.
Percy García era padre de cuatro menores de edad y líder del asentamiento humano Los Portales de Basilio Auqui, en el anexo 8 de Jicamarca, por donde pasaba a bordo de la tolva de su motocarga de color rojo, vehículo que era su herramienta de trabajo.
Según la Policía Nacional del Perú (PNP), este crimen podría haber sido ejecutado por la mafia de tráfico de terrenos de la zona que, días antes, ya había baleado otra actividad, pero sin dejar víctimas heridas ni mortales en su atentado.
Además, la ahora viuda de Percy García Serpa declaró a los efectivos del orden que su esposo había sido amenazado por estas mafias para que deje la dirigencia del asentamiento humano en Jicamarca o, si no, su familia iba a sufrir las consecuencias.