Hoy martes, a un día de las celebraciones por las fiestas patrias por el Bicentenario de la independencia nacional la Unesco incluyó al observatorio solar y centro ceremonial de Chankillo, ubicado en la costa de Áncash, en la Lista del Patrimonio Mundial.
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco con sede en la ciudad china de Fuzhou, aprobó la candidatura peruana, que se convierte así en la entrada número 13 del país en la lista.
El complejo arqueológico de Chankillo realizaba observaciones astronómicas entre los años 500 y 200 antes de Cristo, para seguir el movimiento anual del sol para realizar y planificar las festividades religiosas y otros eventos estacionales.
El observatorio situado cerca de la costa, a unos 365 kilómetros al norte de Lima, se distribuye en tres sectores que cubren unos cuatro kilómetros cuadrados. Y se distribuyen con trece torres, un templo circular y una plaza, construidos con tierra y barro.
Los integrantes del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco se reunieron en China y junto a Chankillo evaluaron otras candidaturas como la del sitio Roberto Burle Marx, ubicado en Brasil y que también acaba de ser declarada patrimonio mundial; y la iglesia de Estación Atlántida, en Uruguay que también consiguió ser declarada patrimonio mundial. Aquellas postulaciones estaban pendientes desde 2020; sin embargo, la Unesco tuvo que cancelar su cita anual debido a la pandemia de la covid-19.
En Perú, los expertos y autoridades destacan que Chankillo es «único a nivel mundial» porque, a diferencia de otros antiguos observatorios, el complejo ancashino abarcaba la totalidad del ciclo solar anual.
Por fortuna, hasta el momento Perú contaba con doce lugares reconocidos como “destinos” en la Lista del Patrimonio Mundial.
Cabe resaltar, que los primeros atractivos en ser incluidos en el listado de Unesco fueron Cusco y el santuario de Machu Picchu, ambos en 1983, y el último en ingresar y ser declarado fue el sistema vial andino Qhapaq Ñan (2014), candidatura compartida con otros países de la región.
Lo curioso de este logro nacional, es ver al aún ministro de Cultura Alejandro Neyra, a pesar que hoy es su último día de labor en el portafolio, salir en varios canales de televisión haciéndose propaganda como si él fuera el propulsor de esta declaración mundial.