En las manos del diablo. Los depravados y violadores también visten sotana y dicen predicar el nombre del Señor, disfrazándose de hombres del clero para aproximarse, sin sospecha alguna de los padres de familia, hacia los más indefensos de la casa: nuestros hijos. Tal es la historia de Paulino Villafana Morales, quien, cruz en mano, abusó sexualmente de una menor de edad, y también habría cometido el mismo abominable delito contra otros menores.
Villafana Morales preparaba misas para las niñas y niños del coro y como, parte de ellas, los hacía arrodillar, presuntamente para ‘purificarlos’, pero en lugar de darles la ostia les habría hecho tocamientos indebidos.
A lo largo de la celebración de la misa iba tocando y abusando de cada una de las niñas y niños que estaban en el coro. Solo dos de las víctimas decidieron hacer la denuncia.
Sin embargo, fue el propio sacerdote quien le confesó a la madre de una de las víctimas que había abusado de su hija por años. La menor era ultrajada desde que tenía nueve años.
“La empezó a coger de los hombros, de su espalda y pecho. Le decía que él era bueno. El representante de dios, que nada malo le iba a pasar, que estaba en la iglesia (…) Empezaba a sacarle la ropa y le decía ‘tú me deseas’. Ella quería gritar y no podía, el cura la besaba y se quitó la ropa. (…) Al siguiente sábado volvió a pasar lo mismo. (…) El párroco le dijo ‘has vuelto porque has querido más”, indica el testimonio de uno de los padres de las menores.
La madre de una de las víctimas de violación contó a ATV que el trauma que dejó el sacerdote en su hija ha provocado que la menor intente quitarse la vida en varias oportunidades.
“La salve en dos oportunidades, quería ahorcarse. Ahora último se tomó 60 pastillas hasta que llegó a Huaraz y estuvo internada por dos meses y una semana”, señaló.
Los deplorables hechos ocurrieron en el interior de la iglesia desde 2014, cuando la niña apenas tenía nueve años, sin embargo, el depravado párroco continuó aprovechándose de ella en reiteradas oportunidades hasta el mes de abril de 2019.
Ante las evidencias y confesión del propio autor la Corte Superior de Justicia de Áncash sentenció al ‘sacerdote maldito’ a cadena perpetua el pasado miércoles, así como su ubicación y captura para que cumpla condena en el penal de Huaraz. Actualmente, se encuentra prófugo de la justicia bajo mandato de comparecencia con restricciones.
La resolución emitida también ordena el pago de seis mil soles de reparación civil a favor de la familia.
Por otro lado, según relataron las menores, los otros implicados en las violaciones en las misas serían Graciela Guerrero Rosas, Grober Quito Milla y Alina Meres Morel. A ellos también se les ha abierto un proceso y se espera que sean sentenciados con la pena máxima.