Hay escritores que no solo escriben poesía sino también novela. Hay otros que incluso hacen poesía, novela y ensayo. Pero hay otros, más raros, que hacen poesía, novela, ensayo e incluso pintan. Si hay un genio que encarna estos disímiles oficios es Ladislao Plasencki. Estas palabras se escriben a la orilla de su reciente éxito: El Mural dedicado a César Vallejo en la Universidad Nacional de Trujillo.
Éxito doble porque vuelve a restaurar un trabajo realizado por él mismo en 1989, y de vencer todos los obstáculos que significaron presentar el proyecto. Más allá de los límites de la edad o del desasosiego, Plasencki se mantiene en estado creativo vital, con premios nacionales como el de Novela Breve Julio Ramón Ribeyro, con su novela dedicado al pintor Humareda.
Fueron los románticos los que establecieron la idea moderna de la genialidad. Autores como Schelegel e incluso Goethe o Hölderlin hablaron del hombre liderado del yugo terráqueo para motivar un salto al infinito estado creativo. Como sabemos, en el siglo XX se impuso la superioridad del grupo sobre el individuo y se contagió un espíritu comunitario, esto dio como consecuencia guerras, ideologías, cambios sociales. Sin embargo, el trabajo creativo siempre se sostuvo por esfuerzos personales. Hablar de genio entonces, más que de una especialidad supra, es establecer un criterio de trabajo, de ejercicio de la inteligencia constante, de diversos méritos artísticos. Más que un ser dotado, es un ser que trabaja de modo ferviente.
Plasencki, Premio Copé de Oro, goza hoy de un activismo envidiable y de una fe pétrea, de una constancia apasionada y de una lucidez fuera de todo deseo mundano.
Consideremos que la figura de Vallejo es hoy en día pan cotidiano de todo tipo de actividad cultural peruana, aparece en las avenidas de las calles e incluso en los equipos de fútbol y universidades; no obstante, vemos que urge no solo difundirlo sino estudiarlo e intentar sostener un juicio sobre su obra. Un mural de esta dimensión nos ofrece un retrato vivo del mundo vallejiano. Mientras mira su celular para ver la entrevista aparecida en redes sobre su mural, pienso en el vigor de Plasencki. Allí donde se clausura la creatividad en la vejez, considerado estéril, el autor de mural de Vallejo, pinta y escribe y sigue adelante.
(Columna publicada en Diario UNO)