El día de ayer Lima Gris publicó un informe indicando que el museo del Centro Cultural de San Marcos descartaba la participación del cuadro “Díptico”, del pintor Enrique Polanco, como parte de la muestra de homenaje a Javier Heraud, por considerar –a juicio exclusivo de la curadora –que el cuadro no le hacía bien ni a la muestra ni al pintor.
Este cuadro, valorado en 50 mil dólares y que fue pintado exclusivamente para un homenaje a Heraud el año pasado en Miraflores, llegó a San Marcos en calidad de “donación” por insistencia de su Director, el señor Germán Carnero, a condición de que formara parte de la muestra de arte permanente. Sin embargo, por decisión de la señora Élida Román esta pintura fue desestimada para cualquier muestra presente o futura, por lo que Polanco decidió devolverla a su taller, y esto ha desatado, como siempre, la polémica.
Al respecto, la curadora Élida Román se ha pronunciado el día de hoy. Reproducimos textualmente su texto de descargo. Pueden ver el artículo anterior de Lima Gris, HACIENDO CLICK AQUÍ.
Élida Román explica porqué desestimó el cuadro de Polanco para el Museo de Arte de San Marcos. (Foto: limaenescena).
«En la arbitrariedad que toda elección supone, en mi opinión, esta obra no fue seleccionada para la exposición. En cambio, sí está presente una anterior, que a pesar de tener una dimensión pequeña hace honor a la calidad del trabajo de Quique Polanco, artista al que siempre he considerado de especial importancia en la pintura local – lo que queda demostrado en artículos de opinión y curadurías varias.
Es inexacto que «San Marcos le cierre las puertas a Javier Heraud»: lo correcto es decir que un cuadro en su homenaje no fue considerado para una exposición que no está dedicada, por cierto, a homenajes varios.
La obra fue donada con una condición expresa: que SIEMPRE estuviese expuesta. En mi opinión personal, es una condición que no debiera aceptarse cuando se trata de una institución perdurable en el tiempo, pero cambiante en cuanto a los criterios de su dirección y orientación.
Tengo entendido que la obra retornará, intacta, a su autor.
Otra circunstancia a considerar es que la siempre ingrata tarea de selección tiene una limitación insuperable: el espacio disponible. El Museo de Arte de San Marcos aspira a tener, en un futuro próximo, un mayor ámbito disponible en la misma Casona, que está condicionado a la culminación de los trabajos para un edificio interno que se destinará exclusivamente a las secciones administrativas que hoy habitan espacios amplios, y que pasarían a servir como salas de exposición y actividades.
El mismo problema lo tiene el Museo de Arqueología, que se encuentra también en la Casona, y que dispone de espacios que ahora deben ser destinados solo como depósito de su magnífico acervo, y que se vería beneficiado igualmente con la tarea mencionada.
La necesidad de selección cubre muchos aspectos, como la decisión por una antología o la preferencia por un programa de actuación. Es por eso que existe un seleccionador a quien se encarga la difícil tarea, el miso que no pretende ser infalible pero que aplica, con honestidad y seriedad, su criterio, regido por los parámetros de su conocimiento, experiencia y construcción conceptual.
No pertenezco a redes, pero quizás alguien quiera tomar en cuenta mi respuesta y difundirla por los medios en que se ha hecho la protesta.»
Cumplimos con difundir la respuesta de la señora Élida Román.